Chile, el retorno a la pol¨ªtica
En el per¨ªodo 1967-1973 se desarroll¨® en Chile una situaci¨®n de gran conflictividad pol¨ªtica y social, que desemboc¨®, finalmente, en un golpe militar que derroc¨® al Gobierno constitucional. El dramatismo y el tr¨¢gico final del per¨ªodo de Salvador Allende hacen olvidar que la situaci¨®n de tensiones y confrontaciones comenz¨® con anterioridad; para ser m¨¢s exactos, en 1967. A partir de esa fecha, Chile -que durante gran parte de su historia se hab¨ªa caracterizado por su convivencia pol¨ªtica- entr¨® en ebullici¨®n.En el sexenio 1967-1973 se produjeron demasiados acontecimientos: los partidos pol¨ªticos sufrieron divisiones y se reemplaz¨® su actitud negociadora tradicional por una de intransigencia; las universidades fueron focos de batallas campales; se efectuaron ocupaciones en los campos y en las industrias, y hasta la Iglesia cat¨®lica vio que en su seno surgieron divisiones entre conservadores, reformistas y revolucionarios. A finales de la d¨¦cada de 1960, incluso la catedral de Santiago fue tomada por j¨®venes que propugnaban una concepci¨®n militante del cristianismo, posici¨®n que despu¨¦s ser¨ªa conocida universalmente como teolog¨ªa de la liberaci¨®n.
Esta etapa de confrontaci¨®n no fue un monopolio de Chile. Se dio en Estados Unidos, se hizo famosa en Francia y Alemania con las revueltas estudiantiles, y la insurgencia juvenil estall¨® tambi¨¦n, en 1968, en Checoslovaquia, Jap¨®n y M¨¦xico. En Argentina y Uruguay, pa¨ªses tradicionalmente no violentos, surgieron movimientos guerrilleros, como los montoneros y los tupamaros.
El per¨ªodo de confrontaci¨®n termin¨® en Chile -al igual que en Argentina, Uruguay y, anteriormente, Brasil- con el establecimiento de una dictadura militar que aspir¨® a establecer un nuevo sistema pol¨ªtico, m¨¢s estable y pac¨ªfico, que fuera capaz de asegurar el desarrollo econ¨®mico.
Respeto constitucional
Hay que se?alar, eso s¨ª, que las fuerzas armadas de Chile, a diferencia de las de los otros pa¨ªses suramericanos, ten¨ªan una tradici¨®n de respeto a los poderes constitucionales y una concepci¨®n meramente profesional de su misi¨®n castrense. El Ej¨¦rcito estaba para defender las fronteras de Chile ante una eventual invasi¨®n de Argentina, Bolivia o Per¨², y para ello desarroll¨® una s¨®lida disciplina al estilo prusiano, ¨¦nfasis en los valores militares y un desprecio por la actividad pol¨ªtica.Precisamente por las caracter¨ªsticas rese?adas, las fuerzas armadas fueron la ¨²nica instituci¨®n en Chile que pudo mantener su cohesi¨®n y disciplina en el convulsionado sexenio de 1967-1973. Su unidad, el desprecio a los pol¨ªticos, su inexperiencia en materias de Gobierno, combinados, como hemos dicho, con la atomizaci¨®n de las otras instituciones sociales, confirieron a las fuerzas armadas un cuasi monopolio del poder durante casi toda la d¨¦cada de 1970.
Los partidos pol¨ªticos estaban divididos todav¨ªa por el enfrentamiento del per¨ªodo Allende. Pensar en acciones conjuntas por parte de la Democracia Cristiana y la Unidad Popular aparec¨ªa como una situaci¨®n ut¨®pica en los primeros a?os del Gobierno de Pinochet. Las heridas todav¨ªa estaban abiertas y hab¨ªa m¨¢s una mentalidad de choque que una de colaboraci¨®n entre los sectores opositores.
Durante esa etapa, la Iglesia cat¨®lica desempe?¨® un papel importante en lo relativo a la superaci¨®n de las antiguas querellas y, por otra parte, la com¨²n persecuci¨®n fue uniendo en la acci¨®n a democristianos, radicales, socialistas y comunistas. Pese a la hostilidad de las c¨²pulas dirigentes, las bases de los partidos pol¨ªticos comenzaron a colaborar y a confraternizar. El lento proceso de reconciliaci¨®n dar¨ªa sus frutos en la d¨¦cada de 1980 y se plasmar¨ªa en las diversas jornadas de protesta.
Volvamos los ojos ahora a la coalici¨®n que apoyaba a Pinochet. La inexperiencia pol¨ªtica de las fuerzas armadas y su desprecio a los partidos facilit¨® la acci¨®n del Movimiento Gremial. Esta agrupaci¨®n, dirigida por Jaime Guzm¨¢n -un ide¨®logo cat¨®lico cercano a las tesis del franquismo-, se caracterizaba por su relativa importancia dentro del movimiento estudiantil de las universidades cat¨®licas, sus intentos de presentarse como una fuerza renovadora de la derecha y su escaso peso dentro del sistema de partidos. En las elecciones parlamentarias de 1973, el Movimiento Gremial no obtuvo ning¨²n diputado.
El gremialismo proporcion¨® la ideolog¨ªa pol¨ªtica -y los equipos econ¨®micos, los Chicago boys - al r¨¦gimen de Pinochet. Su proyecto pol¨ªtico puede resumirse en los siguientes puntos:
1. Mediante una econom¨ªa de corte neoliberal, Chile obtendr¨ªa altas tasas de crecimiento, y ser¨ªa previsible que en el lapso de una generaci¨®n el pa¨ªs se convertir¨ªa en una sociedad desarrollada, con elevados niveles de ingresos.
Hab¨ªa, pues, que pensar en una estrategia a largo plazo, en el cual el proyecto pol¨ªtico se ir¨ªa consolidando con el ¨¦xito econ¨®mico. Entre tanto hab¨ªa que destruir el antiguo sistema, y en tal sentido, los gremiales colaboraron en la intervenci¨®n de las universidades, en el desmantelamiento de los sindicatos -y para ello crearon un plan laboral que consagraba la atomizaci¨®n sindical- y en la proscripci¨®n de los partidos pol¨ªticos. Debido a la necesidad de formar una nueva generaci¨®n con valores distintos, los gremiales se preocuparon especialmente de controlar el Ministerio de Educaci¨®n.
2. Las fuerzas armadas proporcionar¨ªan un Gobierno basado en el orden y con los equipos t¨¦cnicos gremiales mientras se consolidaba el nuevo sistema.
3. Progresivamente, pero con gran lentitud, se ir¨ªa a un proceso de transici¨®n a un r¨¦gimen de derecho en la medida en que los equipos gremialistas pudieran alcanzar peso en la escena nacional y que los programas de desarrollo se estabilizaran. De ah¨ª la aprobaci¨®n de una Constituci¨®n en 1980 que promet¨ªa elecciones libres a finales de la d¨¦cada de 1990.
4. Se esperaba tambi¨¦n que el transcurso del tiempo producir¨ªa la desaparici¨®n de los dirigentes pol¨ªticos que tuvieron vigencia hasta 1973. Este vac¨ªo generacional ser¨ªa llenado por los gremiales que contaban entre 20 y 30 a?os en 1973.
La crisis econ¨®mica
La crisis que estall¨® en 1981 frustr¨® los rosados proyectos del equipo de Jaime Guzm¨¢n. La gravedad de la situaci¨®n econ¨®mica desprestigi¨® la capacidad t¨¦cnica de los Chicago boys, que durante los a?os de Pinochet formaron grupos financieros y se enriquecieron. La crisis llev¨® a la quiebra a varios bancos administrados por los Chicago y dej¨® al descubierto errores de administraci¨®n y manejos inescrupulosos. Varios de los antiguos cerebros financieros de la ¨¦poca del boom est¨¢n ahora en la c¨¢rcel. El crecimiento del desempleo se combin¨® con la maduraci¨®n del proceso de reconciliaci¨®n de los grupos opositores y comenzaron a desarrollarse las jornadas de protesta con creciente respaldo popular.
Movimientos opositores
En la actualidad existen dos grandes movimientos opositores: la Alianza Democr¨¢tica (integrada por la Democracia Cristiana, una parte importante del Partido Socialista, el Partido Radical y la Derecha Republicana) y el Movimiento Democr¨¢tico Popular (compuesto por el Partido Comunista, una parte del Partido Socialista que sigue a Clodomiro Almeyda y el MIR). Poco a poco se est¨¢ viendo la posibilidad de una coordinaci¨®n de ambos movimientos en tomo a una acci¨®n com¨²n en pro del retorno de la democracia.Incluso la derecha est¨¢ reactiv¨¢ndose. Los gremiales, en gran medida, han sido desbancados por Onofre Jarpa, ex presidente del Partido Nacional -organizaci¨®n que, a diferencia de los gremiales, obtuvo una importante cuota de parlamentarios en las elecciones de 1973-, y un sector de los antiguos nacionales, la Derecha Republicana, act¨²a en la Alianza Democr¨¢tica.
En estas condiciones, el cuadro pol¨ªtico chileno ha cambiado radicalmente, y de ah¨ª las crecientes presiones sobre el r¨¦gimen de Pinochet en torno a la democratizaci¨®n r¨¢pida del pa¨ªs. Y por ende, el rechazo a los plazos impuestos por la Constituci¨®n de 1980.
Y de nuevo, el proceso chileno hay que comprenderlo en un marco m¨¢s amplio. Pese a sus peculiaridades, es similar al movimiento que en Brasil solicita "elecciones directas" para presidente, o a las protestas de Uruguay, o a la situaci¨®n que desemboc¨® en una salida electoral en Argentina. En Suram¨¦rica, en la actualidad, se est¨¢ dando un momento de reconciliaci¨®n y de b¨²squeda de f¨®rmulas democr¨¢ticas entre movimientos que en la d¨¦cada de 1970 adoptaron posiciones de tal intransigencia que desembocaron, finalmente, en la dictadura militar. Por ende, la moderaci¨®n est¨¢ reemplazando a las posiciones de confrontaci¨®n.
Es, por lo dem¨¢s, el ¨²nico camino para construir un sistema democr¨¢tico estable.
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