El d¨ªa en que la suerte se ali¨® con Hitler
En la Rep¨²blica Federal de Alemania se conmemora hoy el 40? aniversario del atentado contra el dictador nazi Adolf Hitler, realizado el 20 de julio de 1944 por el coronel conde Claus von Stauffenberg en el cuartel general del F¨¹hrer en Prusia oriental, mientras que los historiadores y expertos disputan sobre el papel y significado de la oposici¨®n y la resistencia al r¨¦gimen nazi. Durante cinco d¨ªas, a primeros de este mes, 70 especialistas discutieron en Berl¨ªn Oeste sobre el tema La sociedad alemana y la resistencia contra Hitler, en un simposio al que asisti¨® el corresponsal en Bonn de EL PA?S.
El 20 de julio de 1944 fue, como los anteriores, un bochornoso d¨ªa de verano. En Wolfschanze, el cuartel general de Hitler, estaban abiertas todas las ventanas de la barraca donde el F¨¹hrer, a las 12.30 horas, iba a discutir con sus oficiales la delicada situaci¨®n militar. Para las 14.30 horas se esperaba la visita del duce, Benito Mussolini.Desde un a?o antes, en el verano de 1943, se hab¨ªan puesto en marcha los planes de la operaci¨®n Walkiria, con la que un grupo de oficiales de la Wehrmacht hab¨ªa fraguado planes para derribar por la violencia a Hitler y su r¨¦gimen e intentar negociar la paz con los aliados occidentales. Los planes se basaban en la eliminaci¨®n f¨ªsica del tirano. Hasta el 20 de julio no se pudo llevar a cabo el atentado, que fracas¨® porque la carga explosiva que deposit¨® el coronel Stauffenherg bajo la mesa de Hitler, metida en una cartera, estall¨® y mat¨® a cuatro personas, pero el F¨¹hrer s¨®lo sufri¨® heridas superficiales, m¨¢s el t¨ªmpano y los pantalones rotos. Las ventanas abiertas de la barraca quitaron fuerza a la onda expansiva.
La oposici¨®n militar contra Hitler en torno a Stauffenberg y otros oficiales ten¨ªa ramificaciones civiles. Sobre su car¨¢cter, 70 expertos internacionales debatieron cinco d¨ªas en Berl¨ªn Oeste.
Desde las primeras discusiones, los historiadores iniciaron sutiles disquisiciones sobre el significado del concepto resistencia frente al de oposici¨®n o la mera negaci¨®n al sistema. El historiador Hans Mominsem dej¨® claro que la resistencia que prepar¨® el atentado del 20 de julio se reclut¨® de la "oposici¨®n nacional-conservadora, procedente de la clase alta y media alta; la gran mayor¨ªa de los miembros de los grupos civiles de oposici¨®n estaba formada por altos funcionarios con cargos en el aparato judicial y el servicio diplom¨¢tico".
"Desde una perspectiva sociol¨®gica", concluye Mominsem, "la conspiraci¨®n nacional conservadora representa en primera l¨ªnea una resistencia de funcionarios del Estado" dispuestos a realizar una revoluci¨®n desde arriba. Estaba lejos de los planes de los conspiradores la restauraci¨®n de un r¨¦gimen democr¨¢tico en Alemania. Se trataba de implantar un Estado corporativista.
En el Gabinete fantasma de los conspiradores estaba destinado para el puesto de canciller Karl Goerdeler, que hasta 1937 -cuatro a?os bajo los nazis- hab¨ªa desempe?ado el cargo de alcalde de Leipzig. Goerdeler y el coronel conde Stauffenberg hab¨ªan elaborado un cat¨¢logo de 11 puntos que pensaban presentar a Francia y Reino Unido para negociar la paz. En los ut¨®picos planes de los cabecillas de la conspiraci¨®n se ped¨ªa la suspensi¨®n inmediata de la guerra a¨¦rea, la interrupci¨®n de la invasi¨®n y unas fronteras en el Este para el Reich alem¨¢n como las de 1918 y la conservaci¨®n de Austria, los Sudetes y El Tirol hasta Merano.
Ilusi¨®n y realidad
Los ilusos planes de los conspiradores chocaban con la realidad de los frentes de batalla, con Alemania atenazada por la ofensiva del Ej¨¦rcito rojo en el Este y el reciente desembarco aliado en el Oeste. Frente a las propuestas de papel de los conjurados contra Hitler, los aliados s¨®lo ofrec¨ªan una alternativa: la capitulaci¨®n total de Alemania.La ejecuci¨®n material del atentado contra Hitler correspondi¨® a Stauffenberg por una serie de circunstancias de azar. Uno de los impulsores de la conspiraci¨®n, el general Henning von Treskow, que estaba decidido a llevar a cabo personalmente el atentado contra Hitler, fue trasladado al frente oriental. Por ello, Tresckow comunic¨® a Stauffenberg, al ser destinado al Estado Mayor del Ej¨¦rcito de reserva en Berl¨ªn, que deb¨ªa realizarlo, costara lo que costase.
En dos ocasiones hubo que aplazar el atentado, el 11 y el 15 de julio. El 20 de julio era la ¨²ltima oportunidad, porque la Gestapo hab¨ªa dado ya la orden de captura de Goerdeler. El aspirante a suceder a Hitler tuvo que huir. Stauffenberg vol¨® desde Berl¨ªn hasta Rasteriburg.
Aunque le faltaba un brazo y tres dedos de la otra mano por heridas de guerra, Stauffenberg cort¨® con unas tenazas especialmente preparadas para ¨¦l la mecha que deb¨ªa explotar 10 minutos m¨¢s tarde. El coronel deposit¨® la cartera bajo la mesa y se ausent¨® con el pretexto de hacer una llamada telef¨®nica. La bomba estall¨® a las 12.42, pero un segundo explosivo que habr¨ªa acabado con el F¨¹hrer no lleg¨® a ser utilizado. A las 13.15 horas, tras pasar los controles y haber podido contemplar desde fuera la explosi¨®n, Stauffenberg regres¨® en avi¨®n a Berl¨ªn. Las dos horas y media de vuelo supusieron un retraso decisivo. Las ¨®rdenes no se hab¨ªan cursado, esperando la confirmaci¨®n de la muerte de Hitler. El coronel asegur¨® que Hitler hab¨ªa muerto, y empez¨® la operaci¨®n militar. Hitler pudo convencer personalmente al mayor Otto Emer, que despu¨¦s explic¨® que el F¨¹hrer le hab¨ªa dicho: "Estoy vivo. El atentado fracas¨®. Una pandilla de oficiales ambiciosos quiso eliminarme y ahora hay que enfrentarse a los saboteadores". A la una de la madrugada, la voz chillona del F¨¹hrer tronaba a trav¨¦s del ¨¦ter por todas las emisoras del Reich: "Una pandilla insignificante de oficiales est¨²pidos, envidiosos y sin conciencia y al mismo tiempo criminales elabor¨® un compl¨® contra m¨ª (...). El c¨ªrculo de los usurpadores es reducido y no tiene nada que ver con el Ej¨¦rcito alem¨¢n. Es un grupito de elementos criminales que ahora ser¨¢n aniquilados sin compasi¨®n. ( ... ) Yo veo en lo ocurrido una se?al de la Providencia en el sentido de que debo continuar mi obra".
Aquella misma noche empez¨® la represi¨®n. Stauffenberg y otros tres oficiales fueron fusilados, el general Tereschkow se suicid¨®, y en los meses siguientes 5.000 personas fueron ejecutadas.
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