Merce Cunningham, un viejo maestro de la danza, triunfa en la Olimpiada de las Artes de Los ?ngeles
Con los Juegos Ol¨ªmpicos a la vuelta de la esquina y el verano recibido oficialmente, en Los Angeles ya se respira un aire definitivamente festivo. El Olimpic Arts Festival, que finalizar¨¢ el 12 agosto, aunque la mayor¨ªa de los espect¨¢culos se realizan antes de comenzar las olimpiadas el pr¨®ximo s¨¢bado, ha planteado problemas de elecci¨®n. Los ¨²ltimos d¨ªas fueron pr¨®digos en compa?¨ªas de danza, de entre las cuales ha destacado la del viejo maestro Merce Cunningham, que a sus 65 a?os ha situado en su nivel este apartado de la Olimpiada de las Artes que inaugurara con brillantez la alemana Pina Bausch.
Tras casi dos meses de la Olimpiada de las Artes, la danza acaparado la atenci¨®n de los espectadores durante las ¨²ltimas semanas. Han sido muchas las compa?¨ªas que han pasado por Los ?ngeles, desde la Royal Winnipeg Ballet al Teatro de la Danza Contempor¨¢nea de Londres o el Aman FoIk Ensemble, y, sobre todas ellas, la compa?¨ªa del m¨ªtico bailar¨ªn Merce Cunningham.Todas las agrupaciones, a excepci¨®n de la de Cunningahm, se han visto perjudicadas por no poder situarse a la altura marcada por la alemana Pina Bausch, que inaugur¨® el festival. La retirada del Joffrey Ballet, cuyas actuaciones estaban previstas para finales de julio, y la imposibilidad de encontrar un sustituto de su categor¨ªa ha dejado bien claro que muy pocas compa?¨ªas han sido capaces de seguir la revoluci¨®n que el grupo de Wuppertal ha impreso a la danza contempor¨¢nea, qued¨¢ndose estancados en el c¨ªrculo vicioso del perfeccionamiento t¨¦cnico, los virtuosos gui?os de complicidad con el p¨²blico y la falta de imaginaci¨®n.
El ejemplo m¨¢s evidente lo representa la compa?¨ªa canadiense de Winnipeg, que actu¨® durante una semana en el auditorio c¨ªvico de Pasadena. Est¨¢ticos y abrumados por su propia t¨¦cnica no consiguieron conectar ni un momento con el p¨²blico. El Teatro de Danza Contempor¨¢nea de Londres empez¨® de una manera similar, aun que aderezada con el hecho de que la noche de su presentaci¨®n, al comienzo de la ¨²ltima pieza, el equipo sonoro que sustitu¨ªa a la orquesta se descompuso sin remedio, teniendo que suspender los ingleses la representaci¨®n en este punto, ante la ira del p¨²blico. Mejor estuvo su ¨²ltima representaci¨®n, compuesta de una versi¨®n del Stabat Mater, de Vivaldi, para la que Robert Cohan, su director, utiliz¨® la misma t¨¦cnica que Martha Graham en su legendaria versi¨®n del drama de Juana de Arco Seraphic dialogue: adjudicar a diferentes bailarines las distintas facetas del sufrimiento de la Virgen Mar¨ªa al pie de la cruz en el Calvano, aunque a pesar de las posibilidades de la idea el resultado se vio traicionado de nuevo por el excesivo acento en la belleza de la composici¨®n y en detrimento de la expresividad de los bailarines.
Bailar en secuencias
Ha tenido que llegar el viejo maestro Cunningham, a sus 65 a?os, para volver a situar en su nivel el apartado de danza de la Olimpiada de las Artes. Abri¨® con dos piezas ya tradicionales en su repertorio -Channels-Inserts y Duets- y cerr¨® su actuaci¨®n con una nueva producci¨®n titulada Pictures. Su trabajo en el auditorio de Pasadena dej¨® bien claro que ¨¦l, en un tiempo rebelde y revolucionario artista, se ha convertido en la nueva danza cl¨¢sica norteamericana, en el maestro al que se ver¨¢n obligados a referirse sus compatriotas para cualquier proyecto de futuro.Nadie como Cunningham, a base de reordenarlas prioridades de la danza moderna, ha sabido reflejar el tipo de inteligencia y humor, las relaciones humanas y las contradicciones entre el puritanismo original y el esp¨ªritu de frontera del norteamericano. ?l mismo, como bailar¨ªn, sigue siendo capaz de traducir sus teor¨ªas perceptuales en realidad f¨ªsica. Es el suyo un estilo que cada vez m¨¢s se acerca a lo que en literatura definiera Wiliam Burroughs como cut-ouls: su compa?¨ªa baila en secuencias, los cuerpos inician los movimientos, pero no los concluyen, aunque en el conjunto global se mantiene un ritmo hipn¨®tico, irreal, acentuado por el silueteado de los bailarines. La m¨²sica de David Behrman y John Cage acent¨²a a¨²n m¨¢s este halo de tranquilo ensue?o en el que las sugerencias crean un aluvi¨®n de im¨¢genes en la mente del espectador.
La danza americana
Cuando finalice la Olimpiada de las Artes habr¨¢n pasado por Los ?ngeles hasta 21 compa?¨ªas de danza procedentes de las m¨¢s diversas partes del mundo; desde Canad¨¢ hasta Jap¨®n. Este fin de semana se realizaba la presentaci¨®n de Les Ballets Africains, con una expresiva danza que habla de la vida y costumbres guineanas, y de la compa?¨ªa japonesa Bugalcu. Las compa?¨ªas que a¨²n se han de presentar en la Olimpiada son todas americanas. The Joffrey Ballet, que deb¨ªa actuar entre el 29 de julio y el 1 de agosto en el auditorio Pasadena, provocar¨¢ un importante vac¨ªo. A¨²n se podr¨¢n ver las actuaciones de las compa?¨ªas San Francisco Ballet, American Jazz Tap, Twyla Tharp Dance y Dance Theatre of Harlem.
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