Fignon o Hinault, la gran duda de Francia
Dicen que con Fignon ha comenzado una nueva era, pero todas las opiniones especializadas aparecen confusas. M¨¢s que una era parece abrirse un abismo. Fignon no resiste una comparaci¨®n con el campe¨®n al estilo cl¨¢sico; eso era patrimonio de Hinault. De ah¨ª el conflicto generacional: Fignon, de alguna manera, no sucede a nadie. Hinault fue un superdotado, como Anquetil o Merckx; Fignon, un muchacho algo gordo y con gafas. Desde que el veterano Moser alcanz¨® una segunda juventud con una preparaci¨®n especial y una bicicleta inhabitual, el ciclismo se abre a la t¨¦cnica, a la investigaci¨®n y a la evoluci¨®n. Fignon parece un resultado, con 23 a?os, de todo ello.
El ciclismo mundial aborda el comienzo de una nueva era. As¨ª lo denuncian los principales comentaristas, prestos ahora a lanzarse en pos de una escalada de admiraci¨®n hacia el nuevo campe¨®n del momento, Laurent Fignon, en quien ven una forma distinta de pedalear. El ¨²ltimo Tour de Francia, el m¨¢s duro de los ¨²ltimos a?os, se desarroll¨®, como un debate generacional entre el continuador del ciclismo que, en su d¨ªa, practicaron Anquetil o Eddy Merckx, y una nueva concepci¨®n cuyo alcance se descoqoce. Hinault o Fignon. Fue una lucha diaria, pero con una t¨®nica general: el primero iba siempre por detr¨¢s del segundo.Bernard Hinault, poseedor del contrato m¨¢s elevado que ha tenido nunca un ciclista, acude a las conferencias de Prensa acompa?ado por un relaciones p¨²blicas que, cumplidamente, ofrece a todos los enviados especiales una copia de la programaci¨®n de carreras que el corredor tiene previstas para el mes de agosto. Por ejemplo, el 16 correr¨¢ en San Sebasti¨¢n.
Sin embargo, el Bernard Hinault de los 200 millones por dos a?os en La Vie Claire, se ve obligado a contestar innumerables preguntas sobre otro corredor, Laurent Fignon, a quien ha declarado como justo ganador del Tour de Francia. Sobre Hinault pesa una terrible estad¨ªstica: los grandes monstruos del ciclismo mundial hicieron un segundo puesto en el Tour, como anticipo a su ca¨ªda definitiva. Quiere ello decir que a sus 30 a?os estar¨¢ cerca de la jubilaci¨®n.
Hinault se resiste a aceptarlo y afirma que esta temporada ha sido de recuperaci¨®n tras su lesi¨®n. De todas formas, toda una generaci¨®n parece confiar a¨²n en ¨¦l, una generaci¨®n que incluso no simpatizaba con un corredor que, personalmente, se mostraba siempre orgulloso. Ahora, Hinault parece un humilde y esforzado candidato. Tiene en la actualidad m¨¢s apoyo popular que cuando era campe¨®n.
El club de 'fans'
Fignon cuenta con el apoyo de un innumerable club de fans, compuesto de admiradoras, y de los adolescentes. Ofrece una imagen diferente a la de los ciclistas cl¨¢sicos. Apenas delata s¨ªntomas de esfuerzo en su comportamiento sobre la carretera. Fignon es capaz de rebasar la l¨ªnea de meta tras una contrarreloj con la ¨²nica preocupaci¨®n de mirar su cron¨®metro de mu?eca y hacer un c¨¢lculo r¨¢pido sobre la eficacia de su actuaci¨®n. Corre y gana con un casco aerodin¨¢mico que acerca su imagen a la de un extraterrestre en bicicleta, con una m¨¢quina distinta a la habitual. A los ojos del mundo cl¨¢sico del ciclismo esa transformaci¨®n parece demasiado brutal.
As¨ª, pues, y mientras todo el mundo parece reconocer el nacimiento de una nueva era del ciclismo mundial, las opiniones parecen tambi¨¦n coincidir en que Fignon no ser¨¢ un continuador de los campeones cl¨¢sicos. Cierto ciclismo acab¨® con Hinault, ser¨ªa la conclusi¨®n. Madiot, corredor del Renault, defini¨® la diferencia entre dos ciclistas con los que ha corrido: "Fignon e Hinault nunca podr¨ªan marcharse juntos de vacaciones, porque chocar¨ªan sus caracteres. En el ejercicio de este oficio no hay lugar para la l¨¢stima. Hay que ser fr¨ªo, muy duro. Y Fignon lo es m¨¢s que Hinault. Hinault gozaba de una gran clase de estado puro; Fignon ha evolucionado en un estado m¨¢s bajo. Hinault representa a otra generaci¨®n. de ciclistas mientras que Fignon aborda el ciclismo m¨¢s moderno. Supone una investigaci¨®n y un trabajo".
Hinault, como Eddy Merckx, como Anquetil, surgi¨® como un futuro gran corredor desde sus primeras carreras. La biograf¨ªa de Fignon representa, sin embargo, otras caracter¨ªsticas. Pascal Jules, corredor tambi¨¦n del Renault, y compa?ero desde la adolescencia de Fignon reconoce que este corredor no parec¨ªa prometer gran cosa. "Corrimos en 1976 como cadetes. ?l estaba en su segundo a?o y yo en el primero. La verdad es que me parec¨ªa un poco gordo para el ciclismo. Eso s¨ª, ten¨ªa unas piernas enormes. Luego gan¨® alguna carrera. '?Hombre, ha vencido el gafotas!' nos dec¨ªamos".
Fignon parece el producto de una evoluci¨®n. "Con Laurent todo se cumple", reza el director deportivo adjunto del Renault Bernard Quilfen. Entre el Laurent Fignon de 1983 y el de 1984 todos han observado sensibles diferencias. Era un discreto contrarrelojista aunque se defend¨ªa en la monta?a, ahora ha dominado en varios frentes, pero piensa hacerlo a¨²n mejor. Son mucho los que recuerdan en estos momentos aquel enfrentamiento del que naci¨® esta pugna. Hinault y Cyrille Guimard, director de Renault, se dijeron de todo. Todo concluy¨® con la salida del entonces campeonisimo y un nuevo parto del director, del que naci¨® Laurent Fignon. Ha sido Guimard quien lo ha hecho campe¨®n y ¨¦l lo sabe, porque antes era uno m¨¢s Y. ahora arrasa. Hay quien asegura haber visto a Guimard mirando de reojo, de vez en cuando, a Hinault.
"Quiero mejorar mi sprint porque me siento algo inferior a otros corredores en las metas volantes. Para un Campeonato del Mundo o una prueba cl¨¢sica es fundamental tener una punta de velocidad. Ya empiezo a coger el sitio y a dominar ese arte. Y con pasi¨®n, como todo lo que descubro", manifest¨® Fignon. Como en el caso de Moser, el ciclismo empieza a dejar de ser patrimonio de un superdotado. Parece posible que un chico algo gordito y con gafas llegue a ser el mejor ciclista del mundo.
Hinault conceb¨ªa la carrera com o una oportunidad en un par de cientos de kil¨®metros para machacar a sus rivales, "uno tras uno", seg¨²n siempre ha explicado, con ataques continuos, como ha vuelto a hacer en el pasado Tour de Francia. Sin embargo, dicen que Fignon concibe la carrera con m¨¢s inteligencia, seg¨²n han destacado sus nuevos admiradores. Trabaja con un equipo y s¨®lo act¨²a en la parte final de la representaci¨®n o cuando lo exigen las circunstancias. Ahora, tambi¨¦n ven en ¨¦l una forma distinta de pedalear, incluso de sujetar el manillar.
Las otras estrellas
Ellos dos han sido las grandes atracciones de la ronda francesa, que ha demostrado, una vez m¨¢s, ser la mejor del mundo. Mientras Fignon e Hinault luchaban por el jersei amarillo, el colombiano Luis Herrera paralizaba toda Colombia, Pedro Delgado y ?ngel Arroyo hac¨ªan recordar a los espa?oles tiempos pasados, y el irland¨¦s Sean Kelly, a pesar de la decepci¨®n final, demostraba ser uno de los mejores rodadores del momento.
Pero lo cierto es que da la impresi¨®n de que el mundo ciclista europeo anda confuso con Fignon. Nadie sabe a lo que llegar¨¢ no aciertan a la hora de compararle con los grandes. Desconocen lo que va a venir con ¨¦l. Con Fignon, da la impresi¨®n de que ha comenzado un abismo.
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