Maragall y Chirac inician la carrera de 1992
Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, y Jacques Chirac, alcalde de Par¨ªs, han iniciado en Los ?ngeles la carrera por la nominaci¨®n para 1992. Barcelona acogi¨® la idea ol¨ªmpica tras la frustrada ocasi¨®n de 1936, al hacer suya la tesis del barcelon¨¦s Juan Antonio Samaranch, presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), de que en la fecha del quinto centenario del descubrimiento de Am¨¦rica fuera una ciudad espa?ola albergue de los Juegos. Chirac juega con la tesis de que, precisamente en 1992, se cumple el primer centenario del olimpismo moderno fundado por Pierre de Coubertin.Pasqual Maragall ya ha presentado en sociedad la candidatura barcelonesa en presencia del propio Samaranch y de su antecesor en la presidencia del COI, lord Killanin, y el alcalde anfitri¨®n de los presentes Juegos, Tom Bradley. Chirac, que lleg¨® a Los ?ngeles para la ceremonia inaugural desde Montreal, mont¨® la primera recepci¨®n con la presencia de artistas cinernatogr¨¢ficos tales como Kirk Douglas y Raquel Welch.
Maragall record¨® ante los vips que la tradici¨®n ol¨ªmpica barcelonesa tiene el precedente de un campe¨®n en la ¨¦poca romana llamado Domicius Natalis cuya versi¨®n actual es la de Nadal, apellido que coincide con el del concejal de Hacienda de la Ciudad Condal. Maragall ha dicho que Barcelona ya est¨¢ preparada para albergar los Juegos.
Chirac considera que la consecuci¨®n de los Juegos constituye una magn¨ªfica ocasi¨®n para movilizar a la juventud francesa y a su propio deporte y considera que existe en su pa¨ªs una notable diferencia entre el propio inter¨¦s del p¨²blico por el deporte y una pol¨ªtica coherente respecto a su desarrollo.
Se ha sostenido la idea de que Par¨ªs no debe ser sede porque ya lo fue en 1900 y 1924, pero tal teor¨ªa no parece arredrar a Chirac. S¨ª, en cambio, dentro del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional comienza a pensarse seriamente en que parte del llamado esp¨ªritu ol¨ªmpico contiene la obligaci¨®n de buscas nuevos horizontes para conquistar nuevas voluntades y crear nuevas aspiraciones entre la juventud.
La lucha entre Maragall y Chirac est¨¢ dentro de la m¨¢s pura tradici¨®n ol¨ªmpica. Ambos han venido a Los ?ngeles para vender sus productos como los vend¨ªan los "kapeloi", mercaderes de la ¨¦poca que montaban sus tenderetes alrederor de Olimpia y de ello habla incluso Ciceron. Los tenderetes de las ciudades aspirantes estan montados y ofrecen al visitante sus excelencias. Por si la galificacion de mercaderes no agrada a quienes tanto empe?o han puesto en conquistar voluntades cabr¨ªa decir que tambi¨¦n en las oliffipiadas cl¨¢sicas eran habituales la presencia de fil¨®sofos y poetas que buscaban la publicidad entre los griegos de todas las ciudades. Los discursos de los sofistas griegos no ten¨ªan otra intenci¨®n que la de llamar la atenci¨®n sobre determinadas ideas. M¨¢ragall como Is¨®crates, 380 a?os antes de Cristo, ya ha pronunciado en Los ?ngeles su "paneg¨ªrico" o, lo que es lo mismo, la alabanza de Barcelona.
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