China pierde su primer t¨ªtulo en halterofilia
J. J. F., China perdi¨® en la categor¨ªa de 75 kilos su primer t¨ªtulo en halterofilia. Se lo gan¨® el alem¨¢n occidental Radschinsky, a la m¨®dica y habitual diferencia de 30 kilos menos (340 contra 370) del r¨¦cord mundial, en posesi¨®n del sovi¨¦tico Kuznetsov.
El chino Li Shunzhu, quinto, se qued¨® a 47,5 kilos. A la quinta fue la perdida. Pero sigue ganando medallas de oro en tiro, para no variar, gracias en esta oportunidad a Wu Xiaoxuan, en carabina de peque?o calibre, tres posiciones, femenina.
Hay r¨¦cord de participaci¨®n en los Juegos -gracias a los chinos, por ejemplo-, pero faltan unos cuantos importantes que no habr¨ªan permitido un regreso del gigante oriental al olimpismo tan lucido para la fr¨ªa estad¨ªstica.
Estados Unidos, por su parte, sigue arrasando, como se esperaba, en nataci¨®n; tambi¨¦n lo gana casi todo en el ciclismo de pista, en el que tampoco hay sovi¨¦ticos ni alemanes orientales. Al triunfo en persecuci¨®n de Hegg se unir¨¢ el de velocidad, al ser los dos finalistas estadounidenses. La afici¨®n a la bicicleta ha subido aqu¨ª. Pero todav¨ªa no es, ni mucho menos, obligatoria.
Tambi¨¦n los anfitriones han obtenido en lucha grecorromana dos de las seis medallas de oro disputadas ya en las categor¨ªas de 48, 52, 62, 74, 90 y m¨¢s de 100 kilos de peso corporal. Concretamente, las dos de pesos m¨¢ximos, las que nunca habr¨ªa podido ganar ahora en caso de estar la URS S presente en los Juegos.
Los norteamericanos han logrado algunos t¨ªtulos ol¨ªmpicos y mundiales aislados, pero el dominio actual sovi¨¦tico es total en esta modalidad, apoyado por Bulgaria. Y, especialmente, en las categor¨ªas de mayor peso. Lo que ocurre aqu¨ª, aunque tambi¨¦n se quiere olvidar, es que Estados Unidos no lucha con la UR SS. Algo, en realidad, curioso.
Todo, escenas emotivas
Jeffrey Blatnick, un mocet¨®n de m¨¢s de 100 kilos, se ech¨® a llorar cuando le entrevistaba la inevitable cadena de televisi¨®n ABC nada m¨¢s ganar la final de la categor¨ªa. Luego lleg¨® su madre, una se?ora gruesa como ¨¦l, y, entre las l¨¢grimas y el copioso sudor del atleta, se separ¨® empapada. Fue una escena emotiva. Una m¨¢s de las que se est¨¢n dando en Los ?ngeles y que, hasta ahora, en la lucha, eran casi ins¨®litas.
La lucha es una modalidad aburrida, muy t¨¦cnica y quiz¨¢ reiterativa, especialmente la grecorromana, que no permite llaves a las piernas como la libre. Pero la superioridad sovi¨¦tica la hab¨ªa hecho mucho m¨¢s pesada.
Al faltar la URSS, todo est¨¢ mucho m¨¢s abierto. Hasta ahora, aparte de los dos estadounidenses -el otro, en 90 kilos, anteayer-, un italiano gan¨® los pesos m¨ªnimos, 48 kilos; un japon¨¦s, los 52; un coreano, los 62, y un finland¨¦s, los 74.
Un recuerdo imborrable, pues, para la estad¨ªstica porque en la variaci¨®n, como en los sellos o cualquier objeto raro, dicen que est¨¢ el gusto. El gusto americano, claro.
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