Flojos y descastados los Camacho
Lo bueno de las corridas de feria es que en ocasiones, como es el caso de Huesca, media plaza est¨¢ tomada por las pe?as y como quiera que ¨¦stas se encuentran desde principio a fin en plena algarab¨ªa, es dif¨ªcil que el espect¨¢culo -en este caso la corrida- resulte aburrida. Si lo del ruedo transmite emoci¨®n, cosa que ayer no pas¨®, el personal disfruta; y si no pasa nada sobre la arena, pues es igual, porque con ponerse de espaldas al espect¨¢culo programado e improvisar lo que sea a base tambi¨¦n de cualquier cosa, pues vale.Tardaban en salir los terciados toros y, cuando asomaban la gaita, lo hac¨ªan ya pidiendo remedio a su flojedad. Silvaron de salida al que abr¨ªa plaza, y con, el que Manzanares tore¨® reserv¨®n y retrasando la pierna cuando lanceaba de capa. Luego, en el tercio de muleta, todo el m¨¦rito que se le pod¨ªa dar al torero consist¨ªa en mantener en pie al animal. M¨¢s breve fue la faena que hizo este torero a su segundo, que tras el tercio de banderillas ya estaba para el arrastre.
Primera corrida de feria
Plaza de toros de Huesca. 9 de agosto. Seis toros de Manuel Camacho terciados de presentaci¨®n, descastados y floj¨ªsimos Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares. Metisaca con derrame (silencio). Pinchazo, estocada ca¨ªda (silencio). Julio Robles. Media trasera, descabello (vuelta). Dos pinchazos, media desprendida, dos descabellos (silencio). Curo Dur¨¢n. Dos pinchazos, media estocada (silencio). Pinchazo hondo, descabello (vuelta al ruedo).
Julio Robles hizo lo mejor con el segundo de la tarde, al que le remat¨® con el capote en una media ver¨®nica rodilla en tierra que gust¨®. Tambi¨¦n y con gracia lo llev¨® al caballo por delantales y con temple y suavidad lo tore¨® de muleta, sobre todo en derechazos, alta la mano, evitando la ca¨ªda del astado que se adivinaba. Con el que ya no exist¨ªa intriga era con el quinto de la tarde que, por su comportamiento, era lo m¨¢s parecido a un mueble de cocina.
De salida, Curro Dur¨¢n se fue a lo f¨¢cil y llamativo, es decir, a buscar el ambiente ah¨ª donde no suele fallar, y esto ser¨¢ en el tendido de las pe?as, a pleno sol. De rodillas, con la muleta, instrument¨® cuatro derechazos al quinto; pensando el toro que aquello era una tabla gimn¨¢stica, se arrodill¨® tambi¨¦n. Se levant¨® el torero y a su vez el astado, pero ¨¦ste, con el esfuerzo, ya no estaba para trotes y era el torero quien insist¨ªa en dar pases por alto, manoletinas, abaniqueos... Cualquier cosa que. arrancara palmas del tendido.
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