6 lunes
En una de mis columnas en este peri¨®dico he glosado reciente mente la actividad guerrillera de Bianca Jagger en su pa¨ªs o respecto a su pa¨ªs, Nicaragua. Ahora, Wojtyla inicia la movida abierta contra los sandinistas, que tienen te¨®ricamente ganadas las elecciones de noviembre. El somocismo antiguo y se?orial, la Iglesia carism¨¢tica y local, el de partamento USA encargado de ese mundo remoto que tienen tan a mano, pueden reventar las, elecciones. Todos contra Daniel Ortega. La Iglesia prevaleciente sale en Cruzada. Van como motos. Pero a Wojtyla le conviene acentuar su paternalismo en el di¨¢logo Norte/Sur, pues que ha decidido salvar la Iglesia por arriba, elevar hasta el cielo la c¨²pula de San Pedro. Haciendo Evangelio tercermundista ya no se ganan pobres, pero seguro que se pierden ricos. A Reagan, en el momento anti¨¢lgido ("¨¢lgido" es todo lo contrario de lo que se cree y del uso que se le da) de su campa?a electoral, tampoco le conviene lucirse muy liberal en el tema. ?Por qu¨¦ se va a revenir ahora, si gan¨® la presidencia haci¨¦ndoselo de duro? Leo a los comentaristas internacionales y todos opinan que Reagan Wojtyla debieran mostrarse m¨¢s tolerantes con Nicaragua. De ninguna maneta. Antes que una guerra de intereses, esto es una guerra de imagen, como la Olimpiada de Los ?ngeles. Ni el Papa ni el pre sidente pueden perder imagen. La mera explicaci¨®n economicis ta ya no lo explica todo. Es lo diab¨®lico de las espirales autoritarias y carism¨¢ticas: que exigen continuamente m¨¢s autoritaris mo sobrante y m¨¢s carisma alie nante. La,ley universal de la entrop¨ªa, que traducir¨ªamos por desgaste, afecta sobre todo a quienes m¨¢s se gastan: a los cabos gastadores del autoritarismo. Wojtyla/Reagan arden en su propia energ¨ªa senil, bonzos de su pasi¨®n in¨²til. La derecha americana, hoy, ya es otra cosa que Reagan,. y la izquierda cristiana est¨¢ en la guerrilla, con Blanca Jagger.
8 mi¨¦rcoles
Vivo desde el domingo bajo el rel¨¢mpago c¨¢rdeno en que ha, tropezado Luis Rosales, ah¨ª en su pueblo de la periferia madrile?a muy cercano al m¨ªo. Me entero -me enteran- con alivio de que el poeta est¨¢ reaccionando con esa acumulaci¨®n de vida que hay en ¨¦l. Y releo, como quien reza, El contenido del coraz¨®n, quiz¨¢ la mayor narraci¨®n l¨ªrica en castellano desde, Platero y yo. ?Por qu¨¦ los glosadores azacaneados de la novela l¨ªrica (t¨¦rmino que uno puso de actualidad hace pocos a?os) "ignoran" (esto no es.acad¨¦mico, pero ya sabes, L¨¢zaro, que ellos no calzan Academia) el libro de Luis, que nada nada menos que una madre? A su apaisada sombra recurr¨ª cuando narraba yo la m¨ªa. Te leo en estos d¨ªas, Luis, como si te rezase.
10 viernes
Ana desnuda. Y qu¨¦. Ana Obreg¨®n, que est¨¢ haciendo todo lo posible (lo imposible se hace solo) en Hollywood por integrarse en el rollo. Me lo dijo esta primavera, la ¨²ltima vez que pas¨® por Madrid, como un champ¨¢n de direcci¨®n ¨²nica: "No sabes lo sola que me siento en mi apartamento de Los ?ngeles, Paco. Pero quiero hacer algo m¨¢s, en esta vida, que salir en el Hola". Ana o la voluntad. La respuesta dulce y heroica a traumas afectivos y males sagrados. Todo hero¨ªsmo es una huida hacia adelante. El toro embiste por miedo. (Y el matador tambi¨¦n.) Ana de pechos inesperadamente rubensianos -cuando ella es un Botticelli-, flor en el pelo y secuencias de cama y chimenea. Prefiere ser una segundon¨¢ internacional a ser una estrella del Cinegu¨ªa. Musa ambigua de la coproducci¨®n, condenada a hacer el amor en calcetines, est¨¢ intentando, como el pa¨ªs, todo lo posible por entrar en los circuitos internacionales. Bo Derek se lo dijo en un rodaje: "Ana, cu¨¦ntame cosas de hombres, que yo s¨®lo s¨¦ de John, mi marido". "Ya ves, a m¨ª, que s¨®lo vivo para el trabajo". Lo que nadie podr¨¢ quitarte, Ana, llegues o'no, es "la tristeza que tuvo tu valiente alegr¨ªa".
12 domingo
Ten¨ªa que ser en Francia y ten¨ªan que ser los franceses. Parece un cuento apasionado y f¨²nebre de Mauppassant, sobre quien acabo de escribir ensayo/pr¨®logo para una edici¨®n monstruo. Corinne, viuda, ¨ªnseminada y m¨¢rtir, que dar¨¢ embarazada en estos d¨ªas. "Es mi ¨²ltimo acto de amor con mi marido, muerto hace ocho meses". Embarazada del dif¨²nto. Por mucho que las ciencias ade lanten, siempre degeneran en literatura. Ciencia y Ley se han unido en Francia para pre?ar a la rubia Corinne mediante esperma/tr¨¢mite del ociso. Algunas marquesas madrile?as me han llamado en seguida: "Umbral, usted que lee peri¨®dicos rojos, ?cree que tengo yo alguna posibilidad de quedarme expectante del marqu¨¦s?. "Por las esquelas, calculo que el marqu¨¦s muri¨® hace 30 a?os, marquesa". "Claro, es que si estuviera de cuerpo presente, ya me las arreglar¨ªa yo". Ana Bel¨¦n, en La petici¨®n, de Pilar Mir¨®, basada en un cuento de Zola, asume la posterecci¨®n de un muerto. Aqu¨ª el macarra nacional ha tenido que luchar primero contra los curas, que nos las espantaban en el confesonario; luego, contra Espartaco Santoni, que lo ligaba todo, y ahora, por fin, en pleno desbrague postmoderno, contra los muertos. Anoche me lo dec¨ªa una postmoderna en El Sol de Gast¨®n (convocan premio de novela corta madrile?a): "Quiero tener un hijo, ?sabes?, pero a ser posible con un muerto. Los muertos no se empe?an en ver al ni?o los domingos y llevarle al zoo". Raz¨®n que les sobra. Lo de "h?jos s¨ª, maridos no" era algo que no presagiaba nada bueno. El marido/no ideal es el marido, o lo que sea, muerto. Las feministas piensan, como John Wayne, que el mejor marido es un pielroja muerto. Ahora que la p¨ªldora hab¨ªa empezado a ponernos las cosas f¨¢ciles a los profesionales del coraz¨®n, ahora que el deportista (aunque sea bronce en Los ?ngeles) y el militar han caducado como mitos er¨®ticos de la mujer, resulta que tenemos que hab¨¦rnoslas con los muertos. Lo de la francesa Corinne es respetable y convencionalmente bello. Lo malo es que, por mimetismo, empiezan a llevarse mucho los muertos. Y uno ah¨ª no llega, aunque casi.
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