El trueno ol¨ªmpico

El Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) concedi¨® la organizaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de la 23? Olimpiada de la era moderna a una ciudad, Los ?ngeles. El Comit¨¦ Ol¨ªmpico de Estados Unidos y la alcald¨ªa californiana se pusieron de acuerdo y se los vendieron a una organizaci¨®n privada, que preside Peter Ueberroth. Y ¨¦ste, a su vez, se los entreg¨® a la cadena de televisi¨®n norteamericana American Broadcasting Company (ABC), por la friolera de 36.000 millones de pesetas. Cuentan que las negociaciones con las cadenas que optaban a los derechos de transmisi¨®n fueron de lo m¨¢s curioso. Tuvieron lugar en un hotel. Los de la ABC en una habitaci¨®n, los de la NBC, en otra. Los organizadores y miembros del COI, saliendo de una con una oferta y entrando en la otra a decirles: "Estos me ofrecen tanto, ?cuanto dan ustedes?" Y as¨ª sacaron 36.000 millones. Por supuesto, cifra r¨¦cord y suficiente como para pagar un tercio de los gastos.Todo lo que han dicho y escrito en torno a la ABC es cierto. No s¨®lo han confeccionado el programa ol¨ªmpico, sino que incluso se han atrevido a variarlo a medida que se suced¨ªan los acontecimientos. Cuando han tenido inter¨¦s en ofrecer el final de una carrera, le han pedido -tal vez, exigido- a los jueces del salto de altura que entretuvieran a Zu Jianhua en su tercer salto. Y as¨ª, multitud de casos. Pero ellos, a su estilo, han hecho una transmisi¨®n de chapeau. S¨ª alguien lo duda, es que no ha visto la transmisi¨®n de la marat¨®n ol¨ªmpica.

Hab¨ªa que informar y entretener al personal durante dos horas y media, cosa que no supieron hacer los comentaristas de TVE. Eso, que incluso es dif¨ªcil de lograr en el m¨¢s apasionante Real Madrid-Barcelona de f¨²tbol, lo consigui¨® la ABC con un impresionante despliegue. Les dijeron que no pod¨ªan hacer humo y. se inventaron una furgoneta el¨¦ctrica para colocarse delante de los de cabeza. Pensaron que si se escapaba uno o alguno se quedaba rezagado s¨®lo podr¨ªan ofrecer im¨¢genes de los de cabeza. Y entonces dijeron: "No s¨®lo fabricaremos una furgoneta el¨¦ctrica, tambi¨¦n compraremos tres motos con sidecar, donde colocaremos al c¨¢mara". Y as¨ª lo hicieron.

Aquel despliegue mostrar¨ªa el esfuerzo del corredor, la lucha por las primeras posiciones, la guerra por la supervivencia, pero hab¨ªa que lograr la quintaesencia. "Tenemos que aprovechar la ocasi¨®n para mostrar las excelencias de Los ?ngeles y sus alrededores". Y as¨ª lo hicieron. Buscaron un helic¨®ptero manejable e instalaron en ¨¦l dos c¨¢maras. Un Trueno azu1 ol¨ªmpico..

Desde el cielo, el realizador ordenaba a sus muchachos que, hicieran impresionantes zoom. As¨ª, de pronto, te met¨ªan' el Coliseo en toda la pantalla y abr¨ªan, abr¨ªan y abr¨ªan hasta que el estadio se quedaba peque?o en una esquina de televisor y, entonces, s¨®lo entonces, el c¨¢mara, el helic¨®ptero, el realizador o el que fuera volv¨ªa a cerrar el. zoom y nos llevaba hasta donde estaban los atletas, kil¨®metros m¨¢s all¨¢, en un paseo entre palmeras, rascando las azoteas de los rascacielos. Vivimos tres horas encantadoras, atl¨¦ticas y paisajistas. Ellos, claro, tuvieron la mala suerte de que ganara Carlos, Lopes que, mientras no se demuestre lo contrario, es portugu¨¦s.