La Prensa en el Reino Unido
Toda libertad tiene un l¨ªmite, aquel donde empieza la personalidad ajena, que no se puede mancillar. Hay una severa ley referente al libelo en el Reino Unido para ofensas graves, pero en la gran mayor¨ªa de los casos la frontera entre lo qu¨¦ tiene derecho a saber el p¨²blico y lo que vulnera la fama y la tranquilidad del individuo es dif¨ªcil de precisar. Para evitar que los precisara otro -la autoridad, por ejemplo-, los peri¨®dicos brit¨¢nicos decidieron hace a?os crear un organismo pagado por todos ellos y que juzgara los casos en que la Prensa hab¨ªa excedido esos l¨ªmites. Esta organizaci¨®n (The Press Council) no tiene poderes legales, pero s¨ª p¨²blicos. Ante la queja del organismo o de un particular de c¨®mo ha sido tratado en un peri¨®dico determinado, el consejo estudia el caso y puede respaldar o no la acusaci¨®n. En este ¨²ltimo caso, le pedir¨¢ a la publicaci¨®n transgresora que imprima su reprimenda de car¨¢cter exclusivamente moral. Y en el 99% de los casos el peri¨®dico reprendido publica su censura. El director del consejo, Kenneth Morgan, me cuenta que su peor experiencia fue la del destripador Peter Sutcliffe, un caso tan seguido por el p¨²blico que los periodistas perdieron la cabeza en busca de informaci¨®n, Regando a ofrecer dinero por exclusivas o asaltando f¨ªsicamente las casas de todos los relacionados con el asunto, especialmente las de la esposa del asesino, que tuvo que huir de noche por la puerta trasera, y la de la madre de una de las v¨ªctimas; esas se?ora se quejaron al consejo, que les dio toda la raz¨®n, recriminando p¨²blicamente a los directores de vanos diarios sensacionalistas.Otros casos que me cuentan no han sido tan dram¨¢ticos; algunos incluso son c¨®micos al reflejar m¨¢s susceptibilidad enfermiza de alg¨²n lector, que la existencia de un da?o causado a la fama. Como la noticia dada por el Sunday Express seg¨²n la cual dos trabajadores del Ayuntamiento de Leeds trabajaron toda la semana levantando una valla de 90 metros, y que al terminarla se dieron cuenta que hab¨ªan dejado dentro su cami¨®n, por lo que., para sacarlo, tuvieron que hacer una brecha en la tapia reci¨¦n terminada. Eso indign¨® a la esposa de uno de los dos obreros., que asegur¨®: a) la valla no ten¨ªa 90 metros; b) no se tard¨® una semana; c) la hab¨ªan construido de forma que se pod¨ªa abrir una puerta para sacar el cami¨®n. El consejo de prensa no consider¨® oportuno censurar al peri¨®dico por esas m¨ªnimas variaciones de su versi¨®n. A. menudo la pol¨ªtica es la responsable de quejas. Hace poco el Frente Nacional, de tendencia fascista, protest¨® porque el Time, edici¨®n brit¨¢nica, le hab¨ªa acusado de propagar la violencia contra minor¨ªas raciales. Al consejo le bast¨® echar mano de su archivo para encontrar decenas de textos del National Front urgiendo la privaci¨®n de los derechos de los asi¨¢ticos en el Reino Unido y manteniendo que si de eso se derivaba una lucha sangrienta, era un precio aceptable para limpiar el pa¨ªs de gente inc¨®moda, o editoriales de su revista juvenil animando a los muchachos a unirse, para combatir por todos los medios esa misma inmigraci¨®n. La conclusi¨®n era clara. Time no hab¨ªa mentido ni menos insultado. (Lo curioso para el observador es ver un partido totalitario reclamando derechos democr¨¢ticos para defenderse de sus enemigos.)
En alguna ocasi¨®n el matiz es m¨¢s sutil. News of the World, dominical de The Sun, se refiri¨® a Scargill, presidente de la Uni¨®n de Mineros del ¨¢rea de Yorkshire, con el t¨ªtulo "El comunista del Yorkshire", neg¨¢ndose despu¨¦s a especificar que, ese se?or hab¨ªa sido miembro de la juventud comunista 20 a?os antes. El editor del peri¨®dico contest¨® ir¨®nicamente a las protestas del interesado que podr¨ªa publicar una nota recordando que el aludido adem¨¢s de miembro del partido comunista, hab¨ªa sido jefe de la Liga Comunista Juvenil. M¨¢s protestas del se?or Scargill, que insisti¨® en que eso era poner un sello de extremista a alguien que llevaba mucho tiempo signific¨¢ndose s¨®lo como miembro del Partido Laborista, y el Consejo de Prensa le dio la raz¨®n, puesto que la aclaraci¨®n que el peri¨®dico propon¨ªa era todav¨ªa m¨¢s envenenada que la primera alusi¨®n, que ya resultaba inoportuna dado el tiempo transcurrido desde la situaci¨®n pol¨ªtica anterior del sindicalista.
Otros casos tocan un problema que desgracia lamente se encuentra tambi¨¦n a veces en la Prensa espa?ola: cuando el titular corresponde m¨¢s a la imaginaci¨®n del director que a la esencia del texto que sigue. As¨ª, cuando el Dady Yad anunci¨¦ en letras grandes "El Servicio Civil (Administraci¨®n), culpable de discriminaci¨®n racial", manifestaci¨®n que era imposible encontrar luego en el texto, que, seg¨²n el peri¨®dico, hab¨ªa sido tomado de un informe enviado por el ministerio al Comit¨¦ de Asuntos Interiores del Parlamento. Palmetazo del Consejo de Prensa al Dady Mail.
... Que, en cambio, opin¨® que no se entromet¨ªa ni era ofensiva la informaci¨®n de la vida alegre llevada anteriormente por la enfermera Hellen Smith, que se cay¨® (o fue empujada) de una ventana en Arabia Saud¨ª. Las alusiones hechas a ese respecto por un antiguo amor que ocultaba su nombre sobre la afici¨®n al sexo y a la bebida de la difunta fueron consideradas de mal gusto por el consejo, pero ¨¦ste admiti¨® que evidentemente se trataba de una historia de inter¨¦s p¨²blico y que hab¨ªa hecho bien el peri¨®dico en mantener el anonimato del informante para evitarle problemas conyugales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.