Venci¨® la sensibilidad de Amancio Prada,
El ¨¦xito obtenido por Amancio Prada en su recital del teatro Real de Madrid fue evidente, tanto en lo que se refiere al n¨²mero de asistentes, una buena parte del cual se qued¨® en la calle sin poder entrar, como a la reacci¨®n calurosa del que llenaba la sala. Los datos aparentemente anecd¨®ticos que rodearon la presentaci¨®n por primera vez de un cantante popular en el teatro Real muestran, no obstante, algunas realidades a tener en, cuenta: la discusi¨®n, tan innecesaria como frecuente, sobre lo que es y no es m¨²sica seria; la relaci¨®n que necesariamente existe entre el tipo de m¨²sica que se hace y el escenario desde el que se muestra; las diversas actitudes de los p¨²blicos que normalmente acuden a distintos recitales y su reacci¨®n ante un local como el Real. Aun que s¨®lo sea cit¨¢ndolos, creo que es necesario prestar atenci¨®n a es tos puntos.Amancio Prada interpret¨® dos obras de distinta factura: su musicaci¨®n del C¨¢ntico espiritual, de san Juan de la Cruz, con el que abri¨® el recital, y un recorrido por sus canciones en el que cant¨® poemas de Rosal¨ªa de Castro, Luis L¨®pez ?lvarez, Juan del Encina, Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo y los trovadores galaico-portugueses. M¨¢s nervioso e inseguro en la primera parte, en la segunda se fue reafirmando hasta un final espl¨¦ndido, demostrando una vez m¨¢s que la suya es m¨²sica simple y llanamente buena, sin jerarquizaci¨®n de g¨¦neros.
Recital de canci¨®n en el Festical de Oto?o
Amancio Prada. Teatro Real, Madrid. Lunes 24 de septiembre de 1984.
Claridad
Los dos ejes claves de la obra de Amancio Prada se mostraron con claridad en este recital. Por una parte, la musicaci¨®n de poemas, camino que muchos cantantes han intentado, pero que pocos han tratado con tanto rigor. Musicar poemas ha sido, en muchos casos, el socorrido recurso de la falta de madurez para escribir canciones.Amancio Prada es de los pocos que han solucionado el problema de la dispersi¨®n formal y tem¨¢tica y la difuminaci¨®n de la propia personalidad art¨ªsticat que esto suele originar, creando una obra coherente y personal, en la que la imbricaci¨®n entre cantante y texto, apropi¨¢ndose, con pleno derecho, las palabras ajenas para desarrollar su original discurso, es su mayor virtud.
El otro eje ser¨ªa el que establece ese terreno fronterizo en el que se mueve entre la m¨²sica cl¨¢sica, en su forma camer¨ªstica, y ]a popular, con la asimilaci¨®n de cierto sonido y estructura de origen Folkl¨®rico. Otro experimento de m¨²ltipes intentos en la m¨²sica popular y de irregulares y en general poco satisfactorios resultados. Amancio Prada ha sabido encontrar un f¨®rmula de absoluta validez en su acercamiento a los modos y las formas de la canci¨®n trovadoresca, part¨ªcipe de la corte y de la aldlea, de corte contempor¨¢neo.
Su sensibilidad creativa, la seriedad con que se plantea su trabajo y los excelentes m¨²sicos, en gelneral, con que se acompa?a fueron las bazas que le permitieron triunfar en un escenario tan condicionado como el del teatro Real.
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