Walter Pidgeon, actor de cine

El actor Walter Pidgeon falleci¨® anteayer, a los 87 a?os de edad, en un hospital de la ciudad californiana de Santa M¨®nica, tras sufrir una serie de ataques cerebrales. Nacido en Canad¨¢ donde estudi¨® Derecho, comenz¨® su carrera como cantante. Fue descubierto por la celebre figura del cine norteamericano, Fred Astair. Su primera pel¨ªcula fue El maniqu¨ª, con Dolores Costello, en 1926. Walter Pidgeon era ese hombre elegante, que el Hollywood de los a?os cuarenta necesit¨® para sus altas comedias. Supo siempre colocarse en el lugar que le ped¨ªan. Sin llegar a reconocido protagonista salvo en raras ocasiones, acompa?¨® con su habitual mesura y discreci¨®n a las actrices a las que deb¨ªa servir. As¨ª, fue el habitual acompa?ante de los filmes de Greer Garson (Madame Curie, La se?ora Minniver, La se?ora Parkinton, Julia se porta mal...) a la que enriqueci¨® con su compa?¨ªa. Siendo m¨¢s joven Pidgeon hab¨ªa actuado en numerosos musicales, sirvi¨¦ndose de su espl¨¦ndida voz de bar¨ªtono, pero pudo en ¨¦l su elegante apostura alcanzando la popularidad como gal¨¢n maduro, sabi¨¦ndose dejar acompa?ar por su lento envejecimiento, sin renunciar a ¨¦l. Cuando comenz¨® su ¨²ltimo tramo interpretando a serios profesores, a cient¨ªficos de ideas extra?as o a ex galanes que no han perdido su coqueter¨ªa (La ¨²ltima vez que vi Par¨ªs, Planeta prohibido, Viaje al fondo del mar, Tempestad sobre Washington), Walter Pidgeon continu¨® haciendo gala de su medida, de su saber encontrar en cada momento el exacto punto desde el que mejor serv¨ªa a la pel¨ªcula.Uno de los m¨¢s populares secundarios del cine, quiz¨¢ porque esa clasificaci¨®n no se atiene en verdad a su carrera, Pidgeon, que fue hijo de un comerciante, supo destacar por la exquisitez de sus modales y por esa inevitable fisionom¨ªa de hombre inteligente con el que marc¨® su paso por el cine.

Qu¨¦ verde era mi valle, Saratoga, Sublime decisi¨®n, Cautivos del mal, o La torre de los ambiciosos fueron algunas de las pel¨ªculas que le confirmaron como ese gal¨¢n eterno que, sin embargo, era capaz de adaptarse a situaciones dispares.