La OTAN y la CEE

Ante el c¨²mulo de informaciones y opiniones que d¨ªa a d¨ªa aparecen en su diario acerca de la vinculaci¨®n entre la entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) y su permanencia en la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), me siento obligado a puntualizar algunos aspectos acerca de este controvertido tema.Si la referida vinculaci¨®n es efectivamente, cierta, y es muy posible que as¨ª sea, dados los intereses de las democracias llamadas occidentales (las mismas que hoy se cruzan de brazos ante el cerco estadounidense a Nicaragua y las mismas, m¨¢s la Rep¨²blica Federal de Alemania, que se cruzaron de brazos ante el golpe militar que desencaden¨® nuestra tantas veces mencionada guerra civil), gobernadas por versiones posmodernas de socialismo, cuando no por la derecha m¨¢s conservadora (y valga la redundancia) y autoritaria, ello constituye una doble raz¨®n para decir no a la OTAN. Porque, ?qu¨¦ ventajas puede obtener nuestro pa¨ªs adhiri¨¦ndose a una organizaci¨®n (la CEE) en plena crisis de identidad (s¨®lo superada aparentemente por declaraciones cara a la galer¨ªa y pactos inestables suscritos in extremis)? ?Qu¨¦ ventajas se pueden obtener de una asociaci¨®n que es ampliamente contestada dentro de los propios pa¨ªses miembros (grupos anticomunitarios dentro del Parlamento Europeo)? ?Qu¨¦ ventajas se pueden obtener con una entrada que va a llevar una crisis profunda a las ¨²nicas actividades econ¨®micas en que este pa¨ªs es competitivo internacionalmente (entre ellas la agricultura y la producci¨®n vitivin¨ªcola)?

Por todo lo dicho hasta qu¨ª, me creo en la obligaci¨®n de decir claramente y sin ambajes que si decir un no a la OTAN supone decir un no a la CEE, yo me siento amparado por esta doble raz¨®n para decir un no rotundo a la OTAN. No a la OTAN y no a la CEE.-