Karpov, a punto de revalidar su t¨ªtulo mundial
El encuentro por el campeonato mundial de ajedrez, iniciado el 10 de septiembre, en Mosc¨², ha tenido un desarrollo imprevisto. Se han jugado hasta hoy siete partidas y el campe¨®n mundial, Anatoli Karpov, vence por 3-0. Visto que ser¨¢ declarado vencedor quien obtenga seis triunfos, es claro que el campe¨®n revalidar¨¢ su t¨ªtulo.El contundente tanteador de 3-0, en siete partidas, se?ala un r¨¦!cord en la historia de los campeonatos mundiales de la era moderna. El juego del desafiante Gari Kasparov, que s¨®lo present¨® batalla en las dos primeras partidas, ha sido indeciso, superficial por momentos y,en ning¨²n instante apareci¨® la garra y el ingenio qu¨¦ despleg¨® en los encuentros de la selecci¨®n que lo llev¨® hasta el reto mundial. La s¨¦ptima partida es un ejemplo; Kasparov pudo, en determinada posici¨®n, cambiar las damas y llegar a un final levemente inferior, con muchas posibilidades de tablas, pero eligi¨® un camino audaz y tuvo que rendirse pocas jugadas m¨¢s tarde.
Kasparov elimin¨® en las series previas a Beliavsky, Smyslov y Korchnoi. Lo hizo en forma clara, con dominio del tablero, tanto en la t¨¢ctica como en la estrategia.
Sin embargo, ese ajedrecista que era un torrente de ideas, ha desaparecido al enfrentarse con el campe¨®n mundial. La ¨²nica explicaci¨®n podr¨ªa encontrarse en factores psicol¨®gicos. Kasparov se derrumb¨® despu¨¦s de los dos primeros juegos? Estos fueron buenos combates en los que luch¨® de igual a igual y que terminaron en empates. Quiz¨¢ debe recordarse que el aspirante es un joven muy optimista que, a veces, se ciega y pretende obtener un resultado victo?oso cuando la posicion no lo permite. Quiz¨¢ carece de la virtud de la paciencia. O que, simplemente, se ha encontrando con un extraordinario adversario que no le ha permitido entrar en el resbaladizo terreno de las posiciones complicadas, plenas de tramposas maniobras t¨¢cticas.
La victoria de Karpov en la sexta partida es inobjetable, no as¨ª el triunfo en la tercera, que se debi¨® a un serio error posicional del aspirante. Es probable que Kasparov no pudo reponerse ps¨ªquicamente del fallo cometido en ese juego. Si fuera as¨ª, es evidente que el tal¨®n de Aquiles de Kasparov reside en su incapacidad. para absorber el castigo de una derrota, provocada por la torpeza en el an¨¢lisis de una variante.
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