El Gobierno y la guerrilla salvadore?os tienen esperanzas sobre el proceso de paz iniciado el lunes en La Palma
El proceso hacia la paz en El Salvador ser¨¢ largo y dif¨ªcil, pero se ha dado un primer paso importante. Esta fue la conclusi¨®n un¨¢nime de cuantos participaron el lunes en el encuentro de La Palma, incluidos los cuatro eclesi¨¢sticos convocados como testigos. El di¨¢logo se institucionaliza desde ahora a trav¨¦s de la comisi¨®n mixta Gobierno-guerrilla, que se reunir¨¢ peri¨®dicamente, a partir de la segunda quincena de noviembre, con cuatro representantes de cada bando y un obispo de mediador. Pero la guerra impone mientras tanto su l¨®gica. Los insurgentes anunciaron su prop¨®sito de interrumpir desde ayer el tr¨¢fico en todas las carreteras del pa¨ªs.
El primer signo positivo de una entrevista que dur¨® cinco horas y media fue el hecho mismo de que se produjera un comunicado conjunto. Se trata del primer documento que lleva la firma del presidente Jos¨¦ Napole¨®n Duarte y el general Eugenio Vides Casanova junto a la de varios comandantes rebeldes. En el comunicado, le¨ªdo bajo un tremendo aguacero por el arzobispo Arturo Rivera y Damas, los participantes se felicitan por el esfuerzo com¨²n realizado en aras de la paz y acuerdan integrar la comisi¨®n con las siguientes funciones: estudiar los temas que plantee cada parte, proponer medidas para la plena incorporaci¨®n de los alzados en armas a la vida pol¨ªtica, estudiar mecanismos para humanizar la guerra mientras dure y buscar f¨®rmulas para lograr la paz en el tiempo m¨¢s breve.El documento conjunto recoge los puntos esenciales de la oferta presidencial, incorporando como novedad la misi¨®n de humanizar la guerra, algo que tal vez resulta dif¨ªcil de entender en pa¨ªses que viven en paz. Se trata de evitar en lo posible da?os a los civiles (arrestos masivos, bombardeos indiscriminados, sabotajes sistem¨¢ticos a la econom¨ªa) y permitir la evacuaci¨®n de los combatientes lisiados. Esto ¨²ltimo ya se ha ensayado mediante acuerdos puntuales entre la guerrilla y el alto mando militar.
No significa, desde luego, que en el futuro esta guerra no vaya a provocar muertos. En la fase actual de las conversaciones ni siquiera se ha hablado a¨²n de alto el fuego. Esto fue destacado en su primera p¨¢gina por el peri¨®dico ultraderechista Diario de Hoy, tratando de presentar el di¨¢logo como un fracaso.
El ejemplo colombiano
No se puede olvidar que desde que el presidente colombiano, Belisario Betancur, se reuni¨® en Madrid con los l¨ªderes del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19) transcurrieron 10 meses hasta la firma de la tregua. Entre las dos negociaciones, de Colombia y El Salvador, se dan notables paralelismos, aunque el conflicto salvadore?o se encuentre en una fase mucho m¨¢s aguda.En ambos casos la guerrilla plante¨® formalmente el di¨¢logo durante a?os, pero fueron los respectivos presidentes quienes en ¨²ltima instancia protagonizaron el proceso. La paz se plante¨® como un objetivo final para permitir la incorporaci¨®n de los insurgentes a la vida institucional democr¨¢tica. En alg¨²n punto intermedio debe situarse el cese del fuego, ya firmado en Colombia.
Fern¨¢n Cienfuegos, m¨¢ximo l¨ªder de la Resistencia Nacional, cuyos planteamientos recuerdan en cierta medida a los terceristas nicarag¨¹enses, invit¨® al pueblo salvadore?o a incorporarse al di¨¢logo creando comit¨¦s en cada barrio y en cada aldea. Era inevitable recordar a los l¨ªderes del M-19 cuando firmaron bajo estos mismos t¨¦rminos la tregua en Corinto, a finales de agosto.
Tambi¨¦n entonces, como el lunes en La Palma, se habl¨¦ de una paz basada en la justicia. Duarte hizo suyo este argumento del comandante Cienfuegos. "Es fundamental", dijo por la noche ante las c¨¢maras de televisi¨®n, "que la comisi¨®n hable de justicia, porque la paz no puede estar basada en la miseria".
El presidente se mostr¨® m¨¢s conciliador de lo que es habitual en ¨¦l. Mencion¨® que la guerrilla depende de Cuba, la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Nicaragua, pero admiti¨® a continuaci¨®n su propia dependencia de Estados Unidos, aunque sin mencionar su nombre expl¨ªcitamente. Explic¨® que esto se debe a que "no hemos sabido desterrar el odio". Invit¨® a los guerrilleros, a quienes s¨®lo en una ocasi¨®n llam¨® subversivos, a que abandonen sus tesis maximalistas ("no hay democracias perfectas, todas son perfectibles") y se incorporen a la vida pol¨ªtica.
Guillermo Ungo y Fern¨¢n Cienfuegos reafirmaron la voluntad de di¨¢logo expresada por la izquierda durante a?os, tratando as¨ª de recuperar el protagonismo que acapara Duarte desde su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ambos dec¨ªan la verdad, porque hasta hace s¨®lo 10 d¨ªas hablar de di¨¢logo en El Salvador era casi delictivo y objeto de autom¨¢tica sospecha, pero nadie puede discutir que de momento la iniciativa est¨¢ del lado presidencial.
Sobre la forma en que discurri¨® la reuni¨®n ha trascendido bien poco, Duarte dijo que cuando lleg¨® la guerrilla, 10 minutos despu¨¦s de la comisi¨®n gubernamental, se estrecharon las manos y se sentaron frente a frente. La reuni¨®n dio comienzo despu¨¦s de una oraci¨®n del arzobispo Arturo Rivera. El presidente present¨® "su oferta de paz" y a continuaci¨®n "estudiamos todos los ¨¢ngulos de la realidad salvadore?a".
El debate sobre la democracia, que constituye el eje central de la propuesta de Duarte, acapar¨® una parte importante de la reuni¨®n. Seg¨²n la versi¨®n del presidente, hubo momentos en que se produjeron divergencias a este respecto entre los representantes de la izquierda. En declaraciones formuladas por la noche, el comandante Cienfuegos se mostr¨® contrario a una democracia apoyada exclusivamente en los partidos pol¨ªticos, ya que ¨¦stos representan intereses, y abog¨® por un frente nacional.
El ¨²nico no salvadore?o que asisti¨® a la reuni¨®n fue el representante de la Santa Sede. Como democristiano consecuente, Duarte no fue tan estricto con su nacionalidad como lo hab¨ªa sido con la de Betancur, cuya mediaci¨®n hab¨ªa rechazado a fin de que el di¨¢logo pudiera desarrollarse por cauces estrictamente salvadore?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.