Los norteamericanos siguen en Granada al a?o de invadirla
ENVIADA ESPECIALTodos los d¨ªas, un helic¨®ptero norteamericano parte de la capiltal de Granada, St. Georges, hacia el norte de la isla caribe?a. No va en misi¨®n de reconocimiento. Simplemente transporta la cena de lo s soldados (polic¨ªas militares) destinados en la comisar¨ªa de Gouyave. M¨¢s o menos a la misma hora, varios soldados, rubios y pelirrojos, como cangrejos, practican el footing en las cercan¨ªas de aeropuerto de Punta Salinas, a pocos metros del lugar en que hace un a?o varias decenas de sus compa?eros perdieron la vida.
Las dos escenas forman parte de la existencia cotidiana de los 250 militares norteamericanos que siguen ocupando Granada 12 meses despu¨¦s de la invasi¨®n, y son contempladas sin hostilidad por la poblaci¨®n local. Los j¨®venes de Gouyave interrumpen tranquilamente su partido para permitir que el negro helic¨®ptero aterrice en el campo de f¨²tbol, ¨²nico lugar despejado. Los muchachos de St. Georges, que se agolpan al atardecer en las proximidades de Punta Salinas para ver con regocijo y a distancia c¨®mo prosperan las obras del aeropuerto, jalean a los corredores."Yo estoy encantado en Granada", afirma Peter, natural de Cincinnati, "casi dir¨ªa que disfruto del ambiente tropical". Peter es uno de los 100 polic¨ªas militares que patrullan discretamente por la isla. Algunos d¨ªas vuelve a St. Georges y aprovecha sus ratos libres escuchando calipso y ba?¨¢ndose en las playas. "Estamos muy bien alojados, porque el Gobierno local nos ha cedido el antiguo Holiday Inn, que ahora se llama Granada Beach". El magn¨ªfico hotel, con vistas sobre la playa de Grand Anse, la mejor de la isla, est¨¢ protegido con alambradas y custodiado por soldados, pero sigue teniendo su inconfundible aspecto de cinco estrellas. "El mejor cuartel que he conocido", sonr¨ªe Peter.
"De los 250 militares norteamericanos que hay en Granada", explica un funcionario de la embajada, "100 son polic¨ªas; 120, tropas de apoyo (tripulaciones de los seis helic¨®pteros, mec¨¢nicos, m¨¦dicos, cocineros); 25, guardacostas, y 7 marines est¨¢n encargados de proteger la embajada". Repentinamente se da cuenta de que no cuadran las cifras y se corrige: "Bueno, pues ser¨¢n s¨®lo cinco marines
Pr¨¢cticamente ninguno de los soldados que hay ahora en Granada particip¨® personalmente en la invasi¨®n. Los mandos, s¨ª, entre ellos algunos integrantes del batall¨®n de operaciones psicol¨®gicas, especializado en propaganda, y que lleg¨®, seg¨²n el periodista brit¨¢nico Hugh O'Shaughnessy, en las primeras horas de la madrugada del 26 de octubre de 1983.
El hecho de que la tropa sea nueva evita la tensi¨®n que se hubiera producido si algunos de los polic¨ªas que patrullan por la isla hubiera perdido a un amigo en los enfrentamientos de hace un a?o. Ahora saben que algunos compa?eros murieron (hoy asistir¨¢n a un oficio castrense-religioso en su memoria), pero no se sienten directamente implicados. De hecho, no saben ni tan siquiera cu¨¢ntos norteamericanos perdieron la vida en la toma de la isla. La cifra exacta ha quedado en la nebulosa, porque oficialmente Washington reconoci¨® menos de 30, mientras que la propia Prensa norteamericana consider¨® que el n¨²mero de bajas hab¨ªa sido superior.
"Desde que estamos aqu¨ª s¨®lo ha habido un momento tenso: cuando se dispar¨® el arma de uno de nuestros compa?eros y muri¨® un ni?o de 13 a?os". El suceso ocurri¨® en el peque?o pueblo de Greenville. El soldado estaba limpiando su fusil ametrallador a la puerta de la comisar¨ªa y r¨¢pidamente se vio cercado por 100 o 200 personas expectantes. Las autoridades norteamericanas dieron toda clase de disculpas y explicaciones, y se dice que indemnizaron a la familia del muchacho.
Desde entonces, los polic¨ªas militares han recibido ¨®rdenes de extremar el cuidado y de mostrarse muy amables con la poblaci¨®n local. Las cumplen a rajatabla y van saludando con la mano a todos los campesinos.
Los norte americanos aseguran que han pagado indemnizaciones por las v¨ªctimas civiles y los destrozos que causaron al invadir la isla. La cantidad oficialmente destinada a ese cap¨ªtulo son seis millones de d¨®lares (unos 1.040 millones de pesetas): "Hemos aprobado un presupuesto para reconstruir el hospital psiqui¨¢trico que bombardeamos por error", explica el portavoz de la embajada, "y queremos poner en marcha un programa especial para que el nuevo hospital sea uno de los mejores del Caribe. Hemos pagado tambi¨¦n a los comerciantes y plantadores que pudieron demostrar que sufrieron da?os por nuestra culpa, y hemos montado una nueva central de tel¨¦fonos y una radio".
Manicomio bombardeado
El funcionario no sabe con seguridad si se indemniz¨® a Ios familiares de los 18 enfermos mentales que murieron en el ataque: "Supongo que si lo han pedido y han podido demostrar que su familiar estaba recluido les habremos dado la indemnizaci¨®n correspondiente. Ya sabe que en estas cosas siempre hay algo de piller¨ªa y gente que se quiere aprovechar", dice. A quien todav¨ªa no se ha indemnizado es a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuya embajada, alejada del centro y bien acondicionada, es ahora sede de la polic¨ªa jamaicana."Los soldados americanos son amables", reconoce George M., que tiene un peque?o almac¨¦n en St. Georges, "pero nosotros querr¨ªamos ver m¨¢s hombres de negocios arnables". Hasta el momento, la embajada reconoce que s¨®lo se ha establecido en Granada una nueva empresa, una f¨¢brica de juguetes propiedad de un tal m¨ªster Ingell, que contratar¨¢ a 60 obreros. "Nosotros animamos a nuestros empresarios para que inviertan en Granada, como lo prueba el que ofrecemos amplias reducciones de impuestos, pero comprendemos que la mayor¨ªa quiere esperar al resultado de las elecciones". Washington conf¨ªa en que resulte vencedor Herbert Blaize, y no sir Eric Gairy, que a¨²n ayer, en una conversaci¨®n con esta, corresponsal, insist¨ªa en que posee poderes m¨¢gicos y facultades especiales.
Seg¨²n afirma el diplom¨¢tico estadounidense, "preferimos un Gobierno moderado, que no sea ni de extrema derecha ni de! izquierda. No estamos preocupados, porque creemos que Blaize y Gairy estar¨ªan empatados a votos por s¨ª mismos, pero que con la ayuda de los otros partidos que se han unido a Blaize, ¨¦ste tiene ahora ventaja". Los norteamericanos no tienen que lidiar s¨®lo con las extravagancias de Gairy (que jura que es el mejor amigo de Ronald Reagan), sino tambi¨¦n con las de otro individuo de extrema derecha, propietario del semanario New Granadian.
El diplom¨¢tico me muestra horripilado la primera p¨¢gina del peri¨®dico, en el que con grandes titulares se anuncia un compl¨® para secuestrar a una personalidad granadina y la presencia en la intrincada pero peque?a jungla de tropas cubanas, norcoreanas y sovi¨¦ticas. "Es un disparate. En menos de tres horas podemos desplegar todas nuestras fuerzas en cualquier parte de la isla, patrullamos por el interior y las costas y sabemos perfectamente todo lo que pasa".
"Yo, por m¨ª, me quedar¨ªa aqu¨ª todo el tiempo que hiciera falta", me dice Peter, encantado con su moreno y con el esqu¨ª acu¨¢tico en las playas del Caribe. "Nuestros planes", asegura el portavoz de la embajada, "est¨¢n hechos para marchamos en cuanto funcione la nueva polic¨ªa granadina, que entrenan los brit¨¢nicos (600 hombres). ?Cu¨¢ndo puede ser eso? "Creemos que entre junio y julio pr¨®ximos. Nosotros iremos reduciendo nuestra presencia progresivamente, al igual que la polic¨ªa caribe?a. La fecha es, sin embargo, una aproximaci¨®n, ?eh?".
Polic¨ªas especiales
Washington esperar¨¢ tambi¨¦n a que est¨¦ preparado el peque?o grupo de 80 polic¨ªas especiales, entrenados en el Ej¨¦rcito norteamericano. "No es una fuerza antiinsurgente, como algunos dicen, sino polic¨ªas especializados en el control de manifestaciones y cosas as¨ª".Lo que probablemente no disminuya es el personal de la embajada, en la que se han empezado a construir nuevos chal¨¦s a toda prisa.
El diplom¨¢tico no quiere reconocer que la influencia norteamericana seguir¨¢ siendo decisiva: "Granada es un Estado soberano. Nosotros seremos sus amigos y le apoyaremos en lo que podamos. Eso es todo". Los pol¨ªticos locales, a excepci¨®n, como es l¨®gico, de los seguidores de Maurice Bishop, son m¨¢s sinceros: "Norteam¨¦rica tendr¨¢ en m¨ª a su mejor aliado. Yo siempre he tratado muy bien a los norteamericanos. Cuando ven¨ªan a la isla yo era primer ministro, procuraba atenderles lo mejor posible, a ellos y a sus novias", afirma con desparpajo sir Eric Gairy. Blaize es m¨¢s circunspecto: "Estados Unidos nos rescat¨®, y siempre le estaremos agradecidos por ello". George, el due?o del almac¨¦n, no lo tiene tan claro: "Por lo menos podr¨ªan compra en nuestras tiendas, pero no, lo reciben todo de su tierra".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.