Chile, ?una protesta m¨¢s?
El autor, conocido dirigente laboral chileno, preconiza en este art¨ªculo la opini¨®n extendida entre la oposici¨®n chilena de un pacto social de solidaridad frente a la crisis econ¨®mica que sufre su pa¨ªs, a cambio de la democratizaci¨®n de Chile. Seg¨²n asegura, el r¨¦gimen del general Augusto Pinochet adopta all¨ª las decisiones sin seguir criterios l¨®gicos, a la espera de una reactivaci¨®n econ¨®mica que el autor considera ilusoria y sin fundamento de ning¨²n tipo. Del mismo modo afirma que las bases pol¨ªticas del r¨¦gimen chileno se deterioran por doquier y el conjunto de la poblacion chilena se empobrece cada vez m¨¢s.
Parece incre¨ªble que un pa¨ªs corno Chile, con una s¨®lida tradici¨®n democr¨¢tica que ofrec¨ªa innumerables aspilleras para el desarrollo de los derechos econ¨®micos y sociales de su pueblo, est¨¦ hoy en la m¨¢s inhumana barbarie. Parece incre¨ªble que los detentadores del poder no muestren el menor asombro ante una crisis que promete arrastrarlo todo, incluso a ellos mismos, al abismo. Nada. Ni la m¨¢s m¨ªnima racionalidad gobierna las decisiones. La dictadura sigue so?ando despierta con una reactivaci¨®n econ¨®mica que no se ve por ning¨²n lado, mientras sus bases pol¨ªticas se deterioran en todos los flancos.Ahora, cumpliendo los consejos de los organismos de cr¨¦dito internacional -con los cuales el pa¨ªs est¨¢ endeudado en 22.000 millones de d¨®lares (casi 3'8 billones de pesetas)-, ha vuelto a devaluar la moneda nacional, desatando una inflaci¨®n del 139% en los art¨ªculos de primera necesidad. Como consecuencia, los sectores m¨¢s pobres, m¨¢s reprimidos y m¨¢s violentados de la poblaci¨®n han visto elevarse los precios del t¨¦, el az¨²car, el aceite y, principalmente, el pan, ¨²nicos alimentos que les permit¨ªan llenar sus vac¨ªos est¨®magos. Entre tanto, los escu¨¢lidos sueldos y salarios -miserables en el caso del 35% de parados- permanecen congelados desde 1981, reduciendo a¨²n m¨¢s el escaso poder adquisitivo y, por lo mismo, la demanda y la producci¨®n global del pa¨ªs.
As¨ª las cosas, la crisis no tiene m¨¢s salida que la democr¨¢tica. Y los trabajadores se han constituido en una voz esperanzadora. Por eso han convocado a los chilenos a expresar su adhesi¨®n a un plan de emergencia que produzca una efectiva reactivaci¨®n econ¨®mica con la condici¨®n de que se acelere el advenimiento de la democracia. El Comando Nacional de Trabajadores-central unitaria por excelencia de la clase asalariada y continuadora irrebatible de las luchas hist¨®ricas del movimiento popular- ha exigido como, medidas urgentes la fijaci¨®n de un salario m¨ªnimo de 104 d¨®lares para todos los trabajadores, incluidos los subempleados con subsidio; un reajuste compensatorio del 25%; el establecimiento de los precios vigentes hasta la fecha ' de la devaluaci¨®n monetaria a una serie de 22 productos de consumo b¨¢sico, y la fijaci¨®n de aran celes diferenciados para las importaciones de t¨¦, az¨²car, aceite, trigo y otros insumos y materias primas indispensables para la satisfacci¨®n de las necesidades b¨¢sicas del pueblo.
Asimismo, y coincidiendo con el Pacto Constitucional por la Democracia y los Derechos Humanos, que han respaldado todos los colectivos pol¨ªticos de la oposici¨®n, el Comando Nacional de Trabajadores exige la urgente derogaci¨®n del art¨ªculo 24 de la Constituci¨®n de 1980, por el cual Pinochet queda facultado ilimitadamente para disponer a su arbitrio de los derechos y libertades individuales de cada persona; el reconocimiento del derecho de todo chileno a vivir en su patria y el rechazo a la lista de 5.000 personas a las que se impide retornar; el t¨¦rmino de la intervenci¨®n en las universidades, y la elaboraci¨®n de un calendario para el pronto retorno a la democracia, en la que tengan participaci¨®n todos los partidos pol¨ªticos.
Una cita
Tras estas demandas y aspiraciones, los chilenos tienen ma?ana una cita con Chile. Durante 24 horas paralizar¨¢n sus actividades para demostrarle al r¨¦gimen que su proyecto fue siempre un paso hacia el fracaso y que no queda de ¨¦l m¨¢s que una c¨¢scara vac¨ªa y podrida. Hombres, mujeres y j¨®venes levantar¨¢n su voz para decirle a los militares que aqu¨ª va la soberan¨ªa popular a ocupar el espacio que le usurparon. Para decirles que lo ¨²nico que consiguieron al salir de sus cuarteles fue la violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos y del estado de derecho democr¨¢tico, o, dicho m¨¢s humanamente entre tanta barbarie, para traer el infierno durante 11 a?os a 11 millones de chilenos. Ciertamente, ¨¦sta no ser¨¢ una jornada m¨¢s de protesta.
Manuel Bustos es presidente del Comando Nacional de Trabajadores Chilenos.
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