Como en tiempos de la derecha
La televisi¨®n francesa, actualmente, como desde que naci¨®, es un monopolio del Estado. Como en tiempos de los Gobiernos de derecha, las im¨¢genes socialistas no gozan de mayor cr¨¦dito en las pantallas de este pa¨ªs por considerar que los poderes p¨²blicos inciden en el funcionamiento y, en suma, en la libertad de creaci¨®n del ente p¨²blico.Los socialistas, tambi¨¦n como los Gobiernos que les precedieron, al acceder al poder realizaron una reforma del audiovisual. Te¨®ricamente, ahora, como consecuencia de esa reforma, el Gobierno no tiene nada que ver con el funcionamiento del monopolio, de cuya libertad e independencia respecto a todos los poderes se encarga la llamada alta autoridad, creada por el Gabinete que dirigi¨® Pierre Mauroy hasta el verano pasado.
La alta autoridad es la que quita y pone directores en los tres canales del monopolio, as¨ª como en la emisora de radio que tambi¨¦n pertenece al Estado. Esa autoridad dictamina a prop¨®sito de cualquier conflicto, y a ella se dirigen quienes se consideran injustamente tratados.
Los nueve miembros de los que se compone la alta autoridad est¨¢n nombrados, en su mayor¨ªa, por representantes eminentes de la mayor¨ªa socialista: tres por el presidente de la Rep¨²blica (que designa tambi¨¦n al presidente), tres por el presidente de la Asamblea de Diputados (socialista) y tres por el presidente del Senado. Desde que funciona este organismo no ha podido acus¨¢rsele de parcial.
A pesar de todo este armaz¨®n jur¨ªdico, los sondeos dicen que la informaci¨®n no es ni m¨¢s ni menos cre¨ªble que antes, cuando el monopolio lo controlaban los Gobiernos de derecha. Los enormes poderes que la Constituci¨®n pone en manos del presidente de la Rep¨²blica centran de tal manera las miradas sobre su autoridad que a nadie se le ocurre imaginar que un gesto suyo, o de alguno de sus allegados, pueda no influir en los mecanismos directa o indirectamente ligados al Estado.
La avalancha tecnol¨®gica que se avecina es la que amenaza al monopolio como instrumento informativo m¨¢s o menos matizado por el Gobierno de turno. Por eso, hoy, aqu¨ª no se habla m¨¢s que de televisi¨®n privada, con toda libertad en la oposici¨®n y m¨¢s veladamente desde el poder. Canal Plus, muy sofisticadamente, es el primer amago de la luz verde a la libertad total del audiovisual.
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