El hijo de Indira Gandhi confirma a todos los ministros menos uno, que integraban el Gabinete de su madre
El primer ministro indio, Rajiv Gandhi, ampli¨® ayer su Gobierno de cuatro a 14 ministros -la totalidad del Gabinete que hab¨ªa servido a las ¨®rdenes de su madre, excepto el titular de Planificaci¨®n, Praskash Chandra Sethi, ministro del Interior en el momento del asalto al templo Dorado de Amritsar-, en un intento de mantener la estabilidad pol¨ªtica, hasta las elecciones generales de enero pr¨®ximo. Hoy mismo pueden anunciarse cambios en el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, despu¨¦s de que militares y cuerpos de seguridad han sido incapaces de garantizar la calma en Nueva Delhi, donde la situaci¨®n es potencialmente explosiva.
El toque de queda, que hab¨ªa sido levantado el s¨¢bado en la capital, se ha restablecido urgentemente y por tiempo indefinido. Ayer eran m¨¢s de 40.000 los miembros del credo sij que estaban bajo protecci¨®n militar y de la Cruz Roja s¨®lo en la capital de la India. Otros muchos miles se han refugiado en casas de amigos o han viajado al vecino Estado de Punjab, donde son mayoritarios. Las matanzas prosiguen y en algunos suburbios de Nueva Delhi las noches del viernes y el s¨¢bado han sido de cuchillos largos, con m¨¢s de dos centenares de muertos en org¨ªas de violencia callejera.El centro de la capital permanece tranquilo y no refleja lo que est¨¢ ocurriendo a algunos kil¨®metros m¨¢s que de forma tangencial: escasean algunos alimentos y el transporte p¨²blico, autobuses y taxis, es ca¨®tico. La distribuci¨®n comercial y el transporte son ramos controlados por los sijs y los sardars, dos de los grupos m¨¢s castigados en las matanzas.
Los peri¨®dicos piden la cabeza de los responsables militares y policiales de la seguridad. El gobernador de Nueva Delhi, P. G, Gava?, fue destituido en la madrugada de ayer, despu¨¦s de que el primer ministro hiciera un recorrido inesperado por los escenarios de los enfrentamientos m¨¢s graves.
Zonas como Mangolpuri y Sultanpuri, suburbios de Delhi que ayer pudieron ser recorridos por este enviado especial, parecen m¨¢s campos de batalla que distritos urbanos: casas arrasadas y quemadas, pavimentos levantados, veh¨ªculos calcinados. El toque de queda rige todo el d¨ªa y en algunas ¨¢reas las patrullas militares se efect¨²an en veh¨ªculos blindados. Todo el comercio de estas zonas, en manos de empresarios sijs, permanece cerrado. La mayor¨ªa de sus habitantes han huido o han buscado refugio en casas die parientes o amigos.
El ambiente de los suburbios de la capital india es de gran tensi¨®n, acrecentada por la falta de decisi¨®n con que afrontan la crisis las autoridades. El vac¨ªo pol¨ªtico producido de hecho en la India tras el asesinato de Inclira Gandhi el pasado mi¨¦rcoles -vac¨ªo que su hijo trata de limitar ahora con la formaci¨®n de un Gobierno de normalidad aparente- se refleja en la ambig¨¹edad y confusi¨®n con que Ej¨¦rcito y polic¨ªa se comportan ante los hechos.
Delincuentes
A los motivos ¨¦tnico-religiosos que explicaron en un principio las matanzas que se suceden en la Ind¨ªa se superponen ahora el simple saqueo o la venganza personal. Habitantes de Mangolpuri y del distrito de Budh Viar, al oeste de Delhi, contaron a este peri¨®dico que los grupos de hombres armados que siembran el terror en estas ¨¢reas, mayoritar¨ªamente habitadas por sijs, "no son musulmanes ni hind¨²es, son delincuentes".
Las noticias de otros Estados arrojan un balance de v¨ªctimas impreciso, pero, en cualquier caso, inferior al de Nueva Delhi. Fuentes fiables cifran en alrededor de 1.000 los muertos en todo el pa¨ªs en los ¨²ltimos cinco d¨ªas. La mitad de ellos se habr¨ªan producido en la capital.
El interrogante inmediato planteado hoy en la India tras la formaci¨®n de nuevo Gobierno es si Rajiv Gandhi -joven, inexperto y carente por completo del carisma de su madre- podr¨¢ mantener hasta las anunciadas elecciones de enero el tim¨®n de un pa¨ªs donde la pol¨ªtica no es una cuesti¨®n de programas, sino de personas. Y, en el caso de que pueda sobreponerse, con ayuda de sovi¨¦ticos y norteamericanos, a las divergencias internas y a las fuerzas centr¨ªfugas que act¨²an en forma de credos y nacionalismos, habr¨¢ que ver si ser¨¢ capaz de obtener una mayor¨ªa parlamentaria que le permita el control de los aparatos administrativo y militar.
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