La television hizo que los votantes de la costa Oeste conocieran el desastre dem¨®crata cuatro horas antes del cierre de sus colegios
La revoluci¨®n electr¨®nica ha acabado con el suspense de las elecciones presidenciales norteamericanas. A las siete de la tarde, hora de Washington (una de la madrugada hora peninsular espa?ola), cuando todav¨ªa quedaba una hora para cerrar los colegios de la costa Este, dos horas para concluir la votaci¨®n en el centro del pa¨ªs y cuatro horas para cerrar las urnas en California, las proyecciones estad¨ªsticas confirmaron de forma rotunda el desastre electoral que ya se tem¨ªan los seguidores dem¨®cratas, y la reelecci¨®n de Ronald Reagan.
Dan Rather, el periodista mejor pagado de Estados Unidos (m¨¢s de un mill¨®n de pesetas al d¨ªa), vestido con chaqueta gris de espiga sobre un jersei azul, anunciaba sobria pero rotundamente que Ronald Reagan ten¨ªa ya 136 votos electorales y Mondale ninguno. A esa hora se llegaba a hablar de un previsible triunfo del presidente en los 50 Estados de la Uni¨®n.La ¨²nica noticia negativa para Ronald Reagan en toda la campa?a lleg¨® cuando los norteamericanos llevaban varias horas votando para elegir a su presidente. La primera dama, Nancy Reagan, se cay¨® de una cama de su hotel de Sacramento, capital de California, cuando a las tres de la madrugada del pasado domingo se levant¨® para coger otra manta porque ten¨ªa fr¨ªo. S¨®lo sufri¨® un chich¨®n, anunci¨® la Casa Blanca a mediod¨ªa de ayer, al dar cuenta de este singular traspi¨¦s.
Tras la ca¨ªda de la cama de la primera dama, la televisi¨®n ofreci¨® anoche al pa¨ªs una imagen dram¨¢tica. Nancy Reagan, vestida con traje de chaqueta verde, descendi¨® p¨¢lida y tambaleante del helic¨®ptero que la tra¨ªa a Los ?ngeles, procedente de Solvang, un pueblo de 2.125 habitantes donde hab¨ªa votadojunto con el presidente. La esposa de Reagan estuvo a punto de perder el equilibrio y tuvo que ser ayudada por funcionarios de la Casa Blanca.
En Plains, en el Estado de Georgia, el gran olvidado de esta elecci¨®n presidencial, James Carter, predecesor de Reagan en el cargo, fue a votar en bicicleta, vestido con unos pantalones vaqueros.
Tradicionalmente, el primer martes despu¨¦s del primer lunes de noviembre, fecha de la votaci¨®n presidencial en Estados Unidos, arranca muy lentamente. En algunos Estados, por ejemplo Nueva York, se comienza a votar a las seis de la ma?ana, y se cierran los colegios a las nueve de la noche. Cuando los ciudadanos del Este han dejado de votar, los habitantes del centro de? pa¨ªs tienen todav¨ªa una hora m¨¢s, y a los del Oeste les quedan tres horas para ejercer su derecho en las urnas.
La estrella de cualquier jornada electoral en Estados Unidos es la televisi¨®n. Los ciudadanos son los extras que se afanan por todo el pa¨ªs durante el d¨ªa para depositar sus votos. Los sondeos hechos a la salida de los colegios electorales -las tres grandes cadenas de televisi¨®n se han gastado 32 millones de d¨®lares (unos 5.300 millones de pesetas) s¨®lo para realizar encuestas- dijeron a primera hora de la noche qui¨¦n es el ganador.
Este a?o ha saltado la pol¨¦mica. Los pol¨ªticos, sobre todo los dem¨®cratas, han pedido a las cadenas de televisi¨®n, por boca de? speaker (presidente) de la C¨¢mara de Represantes, Tip O'Neill, que no adelanten el nombre del ganador hasta que cierren los colegios en los Estados de la costa oeste.
La respuesta de las cadenas ha sido estrictamente profesional. "Nosotros s¨®lo damos datos. Es rid¨ªculo todo este esfuerzo para conseguir que no digamos al p¨²blico lo que sabemos", ha dicho Dan Rather. "Mis instrucciones son las de siempre", ha a?adido, "ser precisos, ser justos y hacer lo que period¨ªsticamente es responsable, y esto es lo que vamos a hacer en la CBS". Esto signilficaba que cuando los sondeos consiguieran saber que Ronald Reagan tiene 270 votos electorales, los necesarios para ganar la elecci¨®n, lo dir¨ªan. Y as¨ª lo hicieron. Las cadenas de televisi¨®n prepararon una infraestructura digna de La guerra de las galaxias para ser las primeras en dar la buena nueva al mundo.
La competencia entre la ABC, la CBS y la NBC es feroz, y ayer por la ma?ana las tres llenaron con p¨¢ginas enteras de publicidad peri¨®dicos como The New York Times o The Wall Street Journal.
La revoluci¨®n de los ordenadores, que ha metido ya a este pa¨ªs en el siglo XXI, fue utilizada a tope por primera vez.
La era electr¨®nica
"Es el verdadero matrimonio del arte, los ordenadores y los datos", afirma orgulloso Warren Mitovsky, jefe de les sondeos de la CBS. Ha transcurrido toda una era desde que en 1952 la NBC cubri¨® la primera elecci¨®n de Eisenhower con cajas registradoras en pantalla para cada Estado, que hac¨ªan sonar con el timbre y en las que aparec¨ªa el n¨²mero de votos electorales que ganaba cada candidato.
Rather y otros colegas trabajaron desde mediod¨ªa de ayer y concluyeron su jornada bien entrada la madrugada del mi¨¦rcoles.
Desde la ma?ana de ayer las distintas cadenas acercaron a los espectadores los distintos detalles de la jornada electoral: El ¨ªndice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York subi¨® 9,7 puntos en las primeras horas de la ma?ana de ayer. El candidato dem¨®crata, Walter Mondale, votaba a las siete de la ma?ana, junto con su familia, en North Oaks, en su Estado natal de Minnesota. Sus ¨²ltimas palabras para la historia se?alaron que se trata de elegir "entre la decencia y el ego¨ªsmo", para a?adir a continuaci¨®n algo m¨¢s ligero: "Aqu¨ª, en North Oaks, parece que tenemos de momento una ligera ventaja".
A la misma hora coinc¨ªdieron en la televisi¨®n los jefes de la campa?a de Reagan, Ed Rollins, y de Mondale, Robert Beckei. Mantuvieron un tenso di¨¢logo en el que no se desearon suerte. "Conseguiremos el 58% de los votos,", asegur¨® Rollins, mientras que Beckel dijo conformarse con el 51%.
Los Reagan votaron a media ma?ana en la localidad cadiforniana de Solvang, junto a Santa B¨¢rbara, una aldea de emigrantes daneses que es una copia kitsch de Copenhague.
El presidente dijo lo que viene afirmando desde hace 20 a?os: que su revoluci¨®n conservadora a¨²n no ha terminado y que est¨¢ dispuesto a llevar a Am¨¦rica a¨²n m¨¢s lejos y m¨¢s arriba. Luego, se retir¨® a una suite del hotel Century Plaza de Los ?ngeles a esperar los resultados. La noche anterior, so?ando previsiblemente en la victoria, durmi¨® en su Rancho del Cielo, en Santa B¨¢rbara.
Horas antes, Reagan hab¨ªa recibido la buena noticia de que en un peque?o pueblo de New Hampshire, en Disxville Notch, donde acostumbran a votar nada m¨¢s dar las doce de la medianoche, 29 de los 30 electores le hab¨ªan dallo su confianza. De los 30, tan s¨®lo 22 estaban inscritos como republicanos. De los dem¨¢s, tres figuraban como dem¨®cratas Y cinco como independientes.
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