Normalidad casi total en el Estado de Punjab
La tranquilidad es casi total en el Estado prohibido de Punjab, feudo de los sijs, cerrado por el Gobierno a los extranjeros en general y a los periodistas en particular. En la capital, Chandigarh, y en la ciudad sagrada de Amritsar, junto a la frontera paquistan¨ª, la vida se desenvuelve con normalidad, a excepci¨®n de las pocas horas en que rige un atenuado toque de queda. Dos enviados especiales de EL PA?S y otra periodista espa?ola, primeros informadores llegados a Amritsar tras el asesinato de Indira Gandhi, tuvieron la ocasi¨®n de comprobarlo a trav¨¦s de un recorrido en autom¨®vil de 1.000 kil¨®metros durante d¨ªa y medio.
En la ciudad santa de los sijs -sede del Templo Dorado, asaltado por el Ej¨¦rcito en junio- fuimos finalmente identificados y expulsados por las autoridades indias.La situaci¨®n en Punjab ha sido centro de todas las especulaciones inmediatamente despu¨¦s del asesinato de Indira Gandhi, cuando el Estado norte?o fue lacrado por el Gobierno de Nueva Delhi debido a la preeminencia que en ¨¦l alcanzan los sijs, a cuya religi¨®n pertenec¨ªan los asesinos de la estadista india.
La falta de noticias de Punjab se ve acentuada por la imposici¨®n, desde el 31 de octubre pasado, de una r¨ªgida censura de prensa, que se mantiene todav¨ªa, pese a las protestas de los pol¨ªticos y de la Prensa.
En las ¨²ltimas horas, tanto en Nueva Delhi como en las principales ciudades del Estado de Punjab, se han adoptado estrictas medidas de control en previsi¨®n de disturbios por la conmemoraci¨®n, hoy, del aniversario del nacimiento de Guru Nanak, fundador del sijismo a finales del siglo XV.
Los accesos a la capital de la India, donde se han anunciado manifestaciones, estaban ayer sometidos a estrecha vigilancia.
Las impresiones de primera mano recogidas en Punjab por los enviados especiales de este peri¨®dico antes de su expulsi¨®n pueden resumirse en ciudades tranquilas, gran actividad callejera, normalidad aparente y, un discreto despliegue militar y policial.
Esta apariencia de normalidad se extiende a las mismas puertas del Templo Dorado, donde a las nueve de la ma?ana de ayer (4.30 hora espa?ola) apenas pod¨ªan verse algunos soldados y los comercios se dispon¨ªan a iniciar su horario habitual.
Refugiados
En el vasto recinto permanecen refugiadas alrededor de 1.000 personas, todas ellas de credo sij, por razones de seguridad y bajo la protecci¨®n del Supremo Consejo de cinco sacerdotes que dirige la actividad de estos creyentes.
En la capital de Punjab (Chandigarh), una ciudad de nueva planta trazada con tiral¨ªneas, la normalidad es a¨²n m¨¢s patente que en Amristar.
Calles y tiendas registran una actividad fren¨¦tica y es dif¨ªcil encontrar por las calles un soldado o polic¨ªa. Rige un simb¨®lico toque de queda, del que los medios informativos de Nueva Delhi, al igual que sucede con el resto de Punjab, dan una versi¨®n agigantada.
Id¨¦nticas impresiones rigen para el resto de las ciudades punjab¨ªes importantes (Jullundur, Ludhiana, Patiala), todas las cuales han sido recorridas por uno de los enviados de este peri¨®dico, gracias en parte a la ineficacia de los controles del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, cuando no a su venalidad manifiesta.
En Nueva Delhi, aparte de la puesta en estado de alerta del Ej¨¦rcito, la noticia era ayer la audiencia concedida por el primer ministro a una nutrida delegaci¨®n de empresarios sijs, a los que garantiz¨® medidas de seguridad para que reanuden sus actividades. Gandhi, en un intento de reforzar la normalidad que poco a poco se extiende por el pa¨ªs, ha pedido que la fiesta sij de hoy "se celebre con toda solemnidad" y ha manifestado, su esperanza de que contribuya a la uni¨®n de los indios.
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