La Luna vuelve a ser un objetivo para la NASA.
El hombre retornar¨¢ al sat¨¦lite para, explotarlo econ¨®micamente y establecer una colonia
Poco a poco, nuestros esfuerzos exploratorios del espacio se hacen m¨¢s amplios y completos. Estamos aprendiendo paso a paso nuevos aspectos del universo f¨ªsico. No conocemos, ni mucho menos, todo lo que hay que saber sobre la l¨ªnea de conexi¨®n entre la primitiva aparici¨®n del universo, hace unos 15.000 millones de a?os, y su posterior evoluci¨®n, la formaci¨®n de la materia, de las galaxias, de las estrellas, del sistema solar, de los planetas y de nosotros mismos. Pero estamos aprendiendo muy r¨¢pidamente.La exploraci¨®n de nuestro sistema solar ha sido excepcionalmente fruct¨ªfera. Hemos observado el Sol desde fuera de la atm¨®sfera de la Tierra. Hemos explorado la Luna y a finales de esta d¨¦cada habremos enviado aeronaves a todos los planetas, con excepci¨®n del lejano Plut¨®n.
El grupo de trabajo de la base lunar de la NASA se ha reunido el pasado mes de abril en Los ?lamos para tratar de los pros y contras del establecimiento de una base permanentemente habitada en la superficie lunar. El grupo de trabajo lleg¨® a la conclusi¨®n de que tal base deber¨ªa ser considerada por la NASA como un objetivo a largo plazo para el siglo XXI.
Incluso antes del proyecto Apolo (el proyecto de alunizaje tripulado en la Luna), nuestros estudios llegaron a la conclusi¨®n de que tal base podr¨ªa servir como centro de investigaci¨®n, aprovechamiento econ¨®mico de los recursos de la Luna y para la colonizaci¨®n del sat¨¦lite.
Hoy, 15 a?os despu¨¦s de haber pisado la Luna, hemos aprendido mucho. Doce astronautas del proyecto Apolo se pasearon por la superficie lunar (la ¨²ltima de esas misiones tuvo lugar en diciembre de 1972, y desde entonces ning¨²n ser humano ha vuelto a la Luna) y han vuelto con m¨¢s de 2.000 muestras de rocas y suelo procedentes de seis lugares distintos. Los veh¨ªculos tripulados sovi¨¦ticos nos han proporcionado muestras de otros tres emplazamientos. Las naves espaciales han fotografiado en ¨®rbita toda la superficie lunar y han realizado an¨¢lisis qu¨ªmicos de m¨¢s de la cuarta parte de la misma.
Las rocas de la luna
Nuestra exploraci¨®n lunar no ha descubierto agua, ni materia org¨¢nica, ni organismos vivientes. Pero las rocas de la Luna encierran los secretos de 4.500 millones de a?os de historia lunar. Ahora sabemos que las rocas de la Luna no solamente contienen enormes cantidades de ox¨ªgeno, sino tambi¨¦n de silicio y posiblemente de metales valiosos, como hierro y t¨ªtanio.
Creo que es altamente probable que antes de finalizar la primera d¨¦cada del siglo pr¨®ximo volvamos a la Luna. Lo haremos para aprovechar sus rocas ricas en ox¨ªgeno y otros recursos, pero tambi¨¦n para establecer una avanzadilla de exploraci¨®n y, expansi¨®n de la actividad humana en el sistema solar, especialmente de Marte y de los asteroides pr¨®ximos a la Tierra.
Ahora que el transbordador espacial empieza a demostrar que es tan fiable y manejable como pretend¨ªan sus dise?adores, la utilizaremos para facilitar el alcance de nuestro objetivo principal, que es el desarrollo de una base espacial permanentemente tripulada en ¨®rbita cercana a la Tierra, dentro de los pr¨®ximos 10 a?os, como nos ha indicado nuestro presidente.
Esperamos que para, el a?o 2000 la estaci¨®n espacial dispondr¨¢ de una estructura de apoyo que nos permita operar con toda normalidad tanto en ¨®rbitas cercanas como en ¨®rbitas geoestacionarias, y entre ellas, e incluso hasta distancias como a la Luna y los planetas cercanos. Dos de los elementos claves de esta infraestructura ser¨¢n reutilizables y podr¨ªamos compararlos con un taxi y con un avi¨®n intercontinental.
El primero es el llamado veh¨ªculo de maniobra orbital. Se utilizar¨¢ para el mantenimiento de los sat¨¦lites pr¨®ximos a la estaci¨®n espacial y para otras actividades. El segundo, conocido como veh¨ªculo de transferencia orbital, servir¨¢ como transporte de carga hasta y desde la ¨®rbita geosincr¨®nica o para el lanzamiento de naves a la Luna y otros puntos del sistema solar.
Esta nueva tecnolog¨ªa nos permitir¨¢ llevar a cabo una serie de actividades espaciales tripuladas y no tripuladas. Activar¨¢ la exploraci¨®n y utilizaci¨®n comercial del espacio, reforzar¨¢ las posibles aplicaciones terrestres y estimular¨¢ la investigaci¨®n y desarrollo de nuevos sistemas y t¨¦cnicas. Puede incluso dar paso a iniciativas ben¨¦ficas para la vida en la Tierra, tales como sistemas energ¨¦ticos por sat¨¦lites y m¨¦todos para depositar en el espacio residuos radiactivos. Adem¨¢s ser¨¢ la puerta hacia misiones mucho m¨¢s ambiciosas, tales como expediciones tripuladas a Marte, la captura de un asteroide o para sondeos autom¨¢ticos a gran escala del espacio y de los planetas.
Una de esas misiones podr¨ªa muy bien ser el establecimiento de una base lunar permanentemente habitada. Tal base supondr¨¢ el planteamiento de cuestiones cruciales -de orden t¨¦cnico, cient¨ªfi
La luna vuelve a ser un objetivo para la NASA
co, pol¨ªtico, econ¨®mico y social- en la pol¨ªtica social del futuro. Expondr¨¦ tan s¨®lo tres. Primero: ?qu¨¦ debemos hacer si nos establecemos all¨ª permanentemente para que nuestra presencia resulte beneficiosa y productiva para la humanidad?Segundo: sabemos que cualquier empresa de la magnitud y alcance de una base lunar habitada es un reto inmenso. Eso implica una cooperaci¨®n internacional mucho mayor que la actual y el reparto internacional de los riesgos y beneficios futuros.
En este aspecto espero que nuestros amigos y aliados acepten la invitaci¨®n del presidente Reagan para unirse a nosotros en el desarrollo de la estaci¨®n espacial. Tal cooperaci¨®n ser¨ªa la base de una mayor colaboraci¨®n futura en el espacio. Es m¨¢s, una base lunar de contribuci¨®n internacional podr¨ªa suponer una tentaci¨®n irresistible para los sovi¨¦ticos. Y si ellos se unieran a nosotros, creo que las perspectivas de paz mundial y espacial saldr¨ªan muy beneficiadas.
Extracci¨®n dif¨ªcil
La tercera cuesti¨®n es de tipo tecnol¨®gico. ?C¨®mo har¨ªamos para llevar a cabo el aprovechamiento minero de la Luna? Se han propuesto varios m¨¦todos pero no se ha probado ninguno.
En la actualidad sabemos c¨®mo extraer los materiales de las vetas terrestres. Pero las vetas de la Tierra no son normales, en el sentido de que los materiales aprovechables est¨¢n muy concentrados y son de extracci¨®n relativamente f¨¢cil. Las rocas y meteoritos de la Luna son diferentes. Sus elementos b¨¢sicos no est¨¢n concentrados y son de dificil extracci¨®n, y de momento no disponemos en la Tierra de una tecnolog¨ªa que pueda hacer el trabajo.
Si queremos aprovechar la riqueza en minerales de la Luna no queda otro remedio que desarrollar la tecnolog¨ªa apropiada. Por esa raz¨®n debemos empezar cuanto antes, en peque?a escala, a estudiar la forma de extraer los minerales ¨²tiles de las rocas y del suelo lunares.
es administrador de la U. S. National Aeronautics and Space Administration (NASA).
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