La segunda Administraci¨®n Reagan potenciar¨¢ el desarrollo de nuevos sistemas de armas
Ronald Reagan prometi¨® restaurar, en la campa?a electoral de 1980, el poder¨ªo militar de Estados Unidos frente a la URSS. Nada m¨¢s llegar a la Casa Blanca a?adi¨® 8.100 millones de d¨®lares (m¨¢s de un bill¨®n y cuarto de pesetas) al presupuesto existente del Pent¨¢gono. Al a?o siguiente, 1981, lo increment¨® en 10.000 millones m¨¢s. ?ltimamente ha llegado a proponer 305.000 millones de d¨®lares en total para 1,985 (unos 51.850.000 millones de pesetas), lo que viene a representar un 30% del presupuesto federal. Casi la mitad est¨¢ destinada a investigaci¨®n y adquisici¨®n de nuevos sistemas de armas.
El n¨²mero de tropas ha crecido en los ¨²ltimos cuatro a?os en un 5,8%. Y esta tendencia, que s¨®lo se ha visto moderadamente frenada por el Congreso, proseguir¨¢ sin duda en los pr¨®ximos cuatro a?os. Como ya ha advertido el propio Reagan, "a¨²n no hemos visto nada".Indudablemente, las iniciativas m¨¢s espectaculares del primer mandato de Reagan han sido las defensas contra misiles estrat¨¦gicos nucleares (el proyecto de la llamada, guerra de las galaxias) y el programa antisat¨¦lites.
Tras lanzar el 23 marzo de 1983 su discurso sobre la guerra de las galaxias, Reagan pidi¨® 26.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de 4 billones de pesetas), de los que 1.700 millones de d¨®lares se gastar¨¢n en 1985, para investigar este proyecto, ya no tan lejano de la realidad, dado que el 10 junio de 1984 EE UU ensay¨® con ¨¦xito la destrucci¨®n en vuelo de un misil por medio de un cohete interceptor no nuclear. "Se puede parar una bala con otra bala", declar¨® un alto responsable norteamericano.
'Misil Pacificador'
En cuanto a las armas antisat¨¦lites -dirigidas contra los ojos y las orejas, de las superpotencias-, EE UU ha realizado una primera prueba en enero de 1984 con un veh¨ªculo miniatura lanzado desde un avi¨®n. El Congreso norteamericano impuso, sin embargo, una moratoria de pruebas contra todo objeto situado en el espacio hasta el 1 de marzo de 1985. Pasada esta fecha, y antes de efectuar nuevos ensayos en este terreno, el presidente estar¨¢ obligado a demostrar que su Administraci¨®n realiza esfuerzos para llegar a un acuerdo con la URSS de limitaci¨®n o prohibici¨®n de estas armas.Sin embargo, un informe del Pent¨¢gono, en abril de 1984, puso en duda la posibilidad t¨¦cnica de una prohibici¨®n total de estas armas. El pasado mes de junio lleg¨® a Washington una propuesta sovi¨¦tica de negociaciones en ese campo, que deber¨ªa haberse concretado en Viena, en septiembre. Reagan la cogi¨® al vuelo y la acept¨®, pero la URSS pareci¨® echarse atr¨¢s.
En el terreno de las armas nucleares, con Reagan ha comenzado el despliegue de 572 euromisiles Pershing II y de crucero en cinco pa¨ªses de la OTAN, un programa que debe terminar en 1987 y que, sin embargo, fue decidido por su antecesor. En cuanto a las armas llamadas estrat¨¦gicas, comenzar¨¢ el despliegue de los nuevos misiles intercontinentales MX -ahora rebautizados Peacekeeper (Pacificador)-, aunque el Congreso norteamericano ha limitado su n¨²mero a 100.
Asimismo se prev¨¦ la entrada en funcionamiento de un centenar de bombarderos estrat¨¦gicos B-1 (otra version, el B-1B -un bombardero de teconolog¨ªa avanzada- est¨¢ ya siendo desarrollada) para reemplazar a los m¨¢s anticuados y famosos B-52.
Ha proseguido, por otro lado, la construcci¨®n de submarinos Trident al ritmo de uno por a?o (junto con el desarrollo del misil Trident II) y la investigaci¨®n en un misil intercontinental de una sola cabeza (los llamados cohetes de la nueva ola), m¨¢s preciso y dif¨ªcil de destruir.
Armas convencionales
Cabe destacar tambi¨¦n el programa en que est¨¢ embarcado EE UU de misiles de crucero (que sirven tanto para cabezas nucleares como convencionales) lanzados desde el mar (adem¨¢s de los de plataformas terrestres o a¨¦reas) y hay que a?adir la decisi¨®n de Reagan de producir la bomba de neutrones, proyecto que, como el del B-1, hab¨ªa cancelado su antecesor, Jimmy Carter.En el terreno de las armas convencionales, el propio secretario para la Defensa, Caspar Weinberger, se?al¨® en febrero, al presentar su presupuesto para 1985, que, en cuanto a proyecci¨®n de fuerzas norteamericanas fuera de las fronteras de EE UUU, su programa ten¨ªa previsto el siguiente plan para desarrollar entre 1981 y 1990:
1. Aumentar la capacidad de transporte a¨¦reo entre los diferentes teatros de operaciones, en un 75% o m¨¢s.
2. Incrementar la capacidad de transporte mar¨ªtimo de fuerzas en un 150%.
3. Aumentar el n¨²mero de divisiones, para las que ya existe nuevo material instalado.
4. Instalar material para el r¨¢pido despliegue de aviones destinados al sureste asi¨¢tico.
5. Lograr una capacidad adecuada para descargar buques en puertos de dif¨ªcil acceso.
En la Armada, el plan es de llegar a 15 portaviones operacionales, con 600 buques de guerra para 1989 (frente a 479 nav¨ªos cuando Reagan lleg¨® al poder), adem¨¢s de haber desarrollado una nueva clase de cruceros y de destructores, y construido cinco submarinos de ataque m¨¢s perfeccionados.
En la aviaci¨®n prosigue la mejora y el desarrollo de los F-14, F-15, F-16 y F-18. En el Ej¨¦rcito de Tierra, la Administraci¨®n Reagan ha continuado la compra de tanques M-1, helic¨®pteros de ataque Apache y otros armamentos.
Todos estos programas continuar¨¢n, sin duda, con la reelecci¨®n de Reagan. Sin embargo, es previsible que el Congreso les ponga alg¨²n freno.
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