Reforma, s¨ª; cambio, no
Existe la impresi¨®n de que es precisamente con las conferencias episcopales como tales con quienes encuentra mayores dificultades y mayores sinsabores la curia romana en este momento. Sobre todo con las del Tercer Mundo, para quienes el conflicto hab¨ªa sido como el principio de su autonom¨ªa local. El cardenal Ratzinger insiste, en su entrevista a la revista Jes¨²s, que es necesario un recambio de la clase episcopal en la Iglesia. Que hacen falta obispos que sepan oponerse con fuerza a las modas del mundo y al ate¨ªsmo.Este recambio depender¨¢ mucho de la posibilidad de un nuevo concibo. Al parecer, ya se est¨¢ estudiando la carta geogr¨¢fica del episcopado mundial para ver cu¨¢nto queda del episcopado que vivi¨® el concilio como protagonista y cu¨¢ntos son los obispos que podr¨ªan afrontar un concilio como gente nueva.
S¨®lo cuando pueda contarse con un episcopado nuevo en su mayor¨ªa podr¨ªa probarse la nueva aventura. Por el momento, las conferencias episcopales como tales podr¨ªan constituir la mayor sorpresa del posible concilio.
El 'revolc¨®n' de Juan XXIII
Baste recordar que cuando Juan XXIII convoc¨® el Vaticano II, como recuerda muy bien en su entrevista el cardenal Ratzinger, fue la curia la primera que se puso en seguida al trabajo, aunque ¨¦sta hab¨ªa pensado aquel concilio en clave de condena de todo un rosario de herej¨ªas existentes en aquel momento en la Iglesia.
Juan XXIII le dio un revolc¨®n a aquella visi¨®n pesimista del concilio y lo present¨® en la l¨ªnea de un gran di¨¢logo de la Iglesia con toda la humanidad. De ello se lamenta ahora el cardenal Ratzinger, cuando escribe: "Llegada la convocatoria del concilio, la curia romana prepar¨® con empe?o toda una serie de esquemas que despu¨¦s fueron arrinconados". Y a?ade que "con el concilio, como se advierte en aquellos esquemas de la curia, no se pretend¨ªa tocar un dep¨®situm fidei que se daba por descontado".
Es ¨¦sta la cr¨ªtica que hace hoy Ratzinger al posconcilio: que ha alterado la doctrina fundamental de la fe cat¨®lica.
La convocatoria de un concilio se realizar¨ªa actualmente bajo el signo de la restauraci¨®n, para poner remedio a los resultados negativos del Vaticano II y tambi¨¦n, sobre todo, para afianzar ciertas convicciones del Papa, como la del desafio de la doctrina social de la iglesia contra el peligro del marxismo en el Tercer Mundo, la defensa de los derechos humanos, sobre todo de la libertad religiosa, la batalla contra el aborto, el divorcio y la eutanasia. En el fondo, un desaf¨ªo a un mundo contempor¨¢neo que el Papa considera sin fuerzas para reaccionar, sin autoridades mundiales capaces de intervenir y en grave peligro de exterminio at¨®mico.
Afirmaciones graves y categ¨®ricas
Juan Pablo II, en su viaje reciente a Mil¨¢n para celebrar la figura de san Carlos Borromeo, el gran reformador tridentino, ha hablado tambi¨¦n de reforma, puntualizando que: "San Carlos Borromeo, como todos los santos, quer¨ªa una reforma cat¨®lica en la Iglesia, y no un cambio de la Iglesia cat¨®lica", y a?adi¨® una frase dur¨ªsima que hace eco a las palabras como reg¨ªmenes de terror.- "La cultura de hoy a veces nos contradice", dice el Papa, "de modo blasfemo; otras, sonr¨ªe de modo ir¨®nico; ninguna manipulaci¨®n, pues, ninguna interpretaci¨®n acomodadora para adaptar el Cristoal gusto de las culturas. Nos divide un mundo cultural".
Son afirmaciones graves y categ¨®ricas que dejan signos de luz atr¨¢s, el concilio de Juan XXIII y de Pablo VI, y que dif¨ªcilmente la mayor¨ªa del episcopado mundial se atrever¨ªa a rubricar. Esto podr¨ªa ser hoy por hoy lo ¨²nico capaz de frenar la convocatoria de un nuevo concilio: la inc¨®gnita de c¨®mo podr¨ªa reaccionar el episcopado mundial a este ¨ªmpetu de restauraci¨®n anticonciliar.
Quiz¨¢ se espere a¨²n a un recambio generacional m¨¢s a fondo en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica mundial.
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