Juan Pablo II y la pol¨ªtica
Me apresuro a escribir para pedir que, de ning¨²n modo, me cuente el se?or Dieste (EL PAIS de 26 de octubre de 1984) entre todas aquellas personas mayores cuyos corazones, al alim¨®n con los de j¨®venes y ni?os, ha sabido ganarse el Papa actual.Me apena el no haber sido capaz de superar la mala impresi¨®n que me produjo el enterarme, a trav¨¦s de Malachi Martin y su libro The Final Conclave (Golf and Western Corporation, N. Y., 1978), de que el cardenal Wojtyla, antes de suceder a su ef¨ªmero antecesor en el papado, va se hab¨ªa hecho notar como bienquisto por los cardenales de The American Initiative, es decir, aquellos cardenales norteamericanos que entre los de m¨¢s all¨¢ del tel¨®n de acero buscaban apoyos con los que oponerse a los que, por su parte, a la hora de buscar sucesor para Pablo VI, pudieran mostrar simpat¨ªas por los suramericanos de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n.
No puedo, por menos de ver en el venido de Polonia a un Pont¨ªfice empe?ado en atar la Iglesia romana al carro del poder de un Constantino yanqui, y cada vez que veo a Juan Pablo II besando la tierra ac¨¢ o all¨¢ me parece distinguir las rodadas del carro del nuevo imperio en este o en el otro besado aeropuerto. No me alegra el coraz¨®n el espect¨¢culo.-
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