Una muralla de silencio rodea el encuentro sobre el Ulster entre Thatcher y Fitzgerald
Una muralla de silencio, consecuencia directa del atentado terrorista del IRA el pasado octubre en Brighton, rodea las conversaciones que sobre el futuro de Irlanda del Norte mantienen desde anoche los primeros ministros de la Rep¨²blica de Irlanda, Garret Fitzgerald, y del Reino Unido, Margaret Thatcher.
Por razones de seguridad, la cumbre angloirlandesa, que deb¨ªa celebrarse esta vez en Dubl¨ªn, ha sido trasladada a Chequers, la residencia campestre de los primeros ministros en las afueras de Londres. El nudo central de las conversaciones puede resumirse en una pregunta: ?est¨¢ Londres dispuesto a hacer alg¨²n gesto pol¨ªtico que signifique alguna forma de participaci¨®n por parte de Dubl¨ªn en los problemas del Ulster o, por el contrario, Thatcher se limitar¨¢ a pedir una colaboraci¨®n policial m¨¢s activa por parte de Irlanda en la lucha contra el terrorismo del IRA?La contestaci¨®n no es f¨¢cil. Para Thatcher, cualquier concesi¨®n pol¨ªtica a Dubl¨ªn en estos momentos ser¨ªa interpretada por los halcones del Partido Conservador y por los dos partidos unionistas de Irlanda del Norte como una rendici¨®n y una aceptaci¨®n de que s¨®lo con las t¨¢cticas violentas del IRA se pueden conseguir resultados. Por su parte, el primer ministro irland¨¦s necesita regresar con algo m¨¢s que un acuerdo policial en el bolsillo.
Sin embargo, como se?alaba recientemente un experto en temas irlandeses, Anthony Kenny, director del Balliol College de Oxford, "en los momentos actuales existe un resquicio de esperanza para conseguir un acuerdo", basado en un cambio de actitudes por parte de los varios sectores que intervienen en el drama irland¨¦s.
Ese cambio de actitud, puesto de manifiesto en las conclusiones del Nuevo Foro de Irlanda y de la comisi¨®n de investigaci¨®n Kilbrandon, puede resumirse en dos puntos: por primera vez, los partidos nacionalistas de Irlanda -los tres del Sur y el socialdem¨®crata laborista del Norte- est¨¢n dispuestos a aceptar una autoridad conjunta angloirlandesa en el Ulster, mientras que, a su vez, los unionistas, seg¨²n se desprende de sus documentos internos, reconocen tambi¨¦n por primera vez la "identidad irlandesa" de la minor¨ªa cat¨®lica. Esto significa, con un m¨ªnimo de flexibilidad y visi¨®n pol¨ªtica de futuro por parte de Thatcher, la posibilidad de establecer un consejo ejecutivo angloirland¨¦s responsable ante la asamblea parlamentaria de Irlanda del Norte.
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