El Gobierno, c¨®mplice

LOS ACTOS vand¨¢licos protagonizados por miembros de la Polic¨ªa Nacional en su desalojo de los astilleros de Euskalduna merecen algo m¨¢s que una protesta. Dedicarse a destrozar las sedes de los sindicatos legales, arrancar retretes y protagonizar escenas que recuerdan el pillaje mercenario dice muy poco en favor de esos guardianes del orden p¨²blico que se dedican a perturbarlo. La utilizaci¨®n de armas de fuego con serio peligro para la vida y la integridad f¨ªsica de las personas no tiene justificaci¨®n alguna. El argumento de que algunos huelguistas del astillero ven¨ªan ellos mismos protagonizando protestas de inusual dureza y agresiones a la fuerza p¨²blica no exonera a ¨¦sta de la culpabilidad de su abuso. Esperamos que el fiscal tome cartas en el asunto y que el Ministerio del Interior no cierre una vez m¨¢s los ojos ante hechos como ¨¦ste e informe sobre qui¨¦n dio la orden de disparar y por qu¨¦, y si el vandalismo de los guardias fue sugerido o tolerado por sus oficiales. Las circunstancias a?adidas de que la sede sindical de UGT fuera respetada por estos piquetes uniformados infunde la tenebrosa sospecha de que la Polic¨ªa Nacional discrimin¨® por su cuenta y riesgo qui¨¦nes deb¨ªan ser castigados con su azote y qui¨¦nes no.La muerte de un trabajador por infarto de miocardio no es s¨®lo un hecho casual y lamentable. La presunci¨®n de que la brutalidad policial haya podido acelerar o motivar el infarto no es gratuita y merece una investigaci¨®n seria por parte del ministerio p¨²blico. No se puede descartar a priori la responsabilidad de la polic¨ªa en este fallecimiento, y mucho menos en las heridas recibidas por otros huelguistas. Es l¨®gico que la fuerza p¨²blica se proteja de las agresiones de los piquetes y hasta se defienda de ellas con m¨¦todos adecuados y para nada blandos, como son la utilizaci¨®n de mangueras, botes de humo y balas de goma de que hab¨ªa venido haciendo uso hasta ahora. Pero ha habido un salto cualitativo y enormemente peligroso en la represi¨®n de los disturbios.

Que se haya dado paso al empleo de las armas de fuego y se hayan cometido los actos de barbarie policial que comentamos en medio de la escalada de tensi¨®n que registra el Pa¨ªs Vasco puede no ser casual. El Gobierno deber¨ªa ser el primer interesado en despejar esta inc¨®gnita, porque avivar la hoguera de la violencia dos d¨ªas despu¨¦s del asesinato de Brouard es hacer el juego objetivamente a los intereses de los terroristas. ?Por qu¨¦ la polic¨ªa, que hab¨ªa demostrado una cierta profesionalidad durante d¨ªas anteriores en los enfrentamientos con los huelguistas, la va a perder en el momento en que su nerviosismo m¨¢s da?o puede hacer a la situaci¨®n en Euskadi?

Esperemos que el Gobierno civil de Vizcaya, el delegado del Gobierno en Euskadi, el director general de la Polic¨ªa y el Ministro del Interior expliquen cuanto antes si aprueban los actos protagonizados por sus subordinados, y los disculpan. Porque si no los investigan, no depuran responsabilidades y no castigan a los eventuales culpables, ellos mismos ser¨¢n c¨®mplices de los abusos. El Partido Socialista Obrero Espa?ol protest¨® justamente cuando estaba en la oposici¨®n y Renter¨ªa fue literalmente planchada por guardias borrachos y encolerizados. En el caso de ahora, la reacci¨®n del Gobierno ha sido m¨¢s pobre, mucho m¨¢s indigna y peor que la que tuvieran los ministros de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en su d¨ªa.