Los uruguayos optaron por la v¨ªa conservadora al elegir presidente al 'colorado' Sanguinetti
El Partido Colorado, cuya mayor¨ªa encabeza el abogado de 48 a?os Julio Mar¨ªa Sanguinetti, gan¨® el domingo las primeras elecciones democr¨¢ticas celebradas en Uruguay desde 1971, despu¨¦s de m¨¢s de 11 a?os de dictadura militar. A partir del 1 de marzo de 1985, en que los militares proceder¨¢n a la entrega de poderes, y durante un mandato de cinco a?os, el abogado, periodista, ex ministro y ex diputado Julio Mar¨ªa Sanguinetti ser¨¢ el presidente constitucional de la Rep¨²blica Oriental del Uruguay.
Pese a lo apretado de la elecci¨®n, el triunfo colorado ha sido indiscutido y mejora los resultados de las pol¨¦micas elecciones de 1971, en las que el Partido Nacional o Blanco perdi¨® por 12.000 votos e impugn¨® los comicios. Sobre una votaci¨®n del 87,75% del censo (buena parte de la abstenci¨®n es fruto del exilio o la emigraci¨®n) los colorados recibieron en la elecci¨®n nacional 744.999 votos, un 38,63% del conjunto; el Partido Blanco, 634.166 votos, un 32,88%, 110.833 votos menos; el Frente Amplio consigui¨® 393.949 sufragios, un 20,43%; y la Uni¨®n C¨ªvica 44.273 votos, aproximadamente el 2,30% del total.Obviamente, el Partido Colorado carecer¨¢ de mayor¨ªa parlamentaria en el Congreso y en el Senado, y deber¨¢ gobernar mediante pactos legislativos con blancos y frenteamplistas o, al menos, con uno de estos grupos.
La disputa por la intendencia (alcald¨ªa) de Montevideo, donde habita la mitad del pa¨ªs, tambi¨¦n arroj¨® un triunfo colorado con 311.781 votos, el 34,76%. del conjunto, 18.823 votos m¨¢s que el Frente Amplio, que logr¨® el 32,65%. El Partido Blanco obtuvo en esta elecci¨®n municipal 234.936 votos, el 26,19%. Los uruguayos han votado seg¨²n su costumbre: desde hace 112 a?os los colorados gobiernan el pa¨ªs con las ¨²nicas excepciones del lapso de 1958-1966, en que cogobernaron con el Partido Blanco, y el interregno de la dictadura.
La legitimidad del triunfo colorado era tambi¨¦n subrayada por el hecho de que Sanguinetti ha sido el candidato presidencial m¨¢s votado individualmente, seguido por Alberto Zumar¨¢n, vicario del l¨ªder blanco Wilson Ferreira en los comicios. Seg¨²n la ley de Lemas y el doble voto simult¨¢neo, que rigen las elecciones uruguayas, cabe la posibilidad que un candidato presidencial sea el m¨¢s votado y pierda las elecciones, tal como ocurri¨® en 1971 con Ferreira. La explicaci¨®n reside en que cada partido presenta varias listas presidenciales y la lista m¨¢s votada suma los sufragios de las candidaturas minoritarias.
Lo apretado de los resultados interpartidarios y particularmente la p¨¦rdida frenteamplista de la intendencia (alcald¨ªa) de Montevideo por poco m¨¢s de 18.000 votos, rompieron los nervios de algunos militantes. Tan por seguro se ten¨ªa el triunfo montevideano del Frente Amplio, que sus locales electorales fueron situados en un edificio de pisos frente por frente de la intendencia, a cuyo pie se concentraron los partidarios de la coalici¨®n izquierdista.
Cuando, en las primeras horas de la madrugada, el general L¨ªber Seregni apareci¨® en un balc¨®n para rogar a la multitud que regresara a sus casas -por primera vez fue desobedecido- dado que lo apretado del escrutinio retrasar¨ªa el resultado hasta el amanecer, qued¨® patente que la coalici¨®n admit¨ªa su derrota.
Grupos de frenteamplistas atacaron a pedradas el cuartel electoral colorado en la Avenida Dieciocho de Julio y penetraron a continuaci¨®n en el mismo, arrasando mobiliario y personas.
Expulsados hasta la calle, simpatizantes de ambos bandos se enzarzaron en una pelea sobre cuyo fragor se escucharon algunos disparos, antes de que llegara la caballer¨ªa policial a la batahola. Afortunadamente, la Avenida Dieciocho de Julio se encontraba abarrotada de militantes de todos los partidos, que se encargaron de separar a los contendientes y a ¨¦stos de los granaderos a caballo. Nueve personas precisaron hospitalizaci¨®n.
Tambi¨¦n de madrugada, cuando los colorados comenzaron a echarse a la calle para festejar su triunfo, las Juventudes Blancas que esperan frente a la Suprema Corte de Justicia la noticia de la liberaci¨®n de Wilson Ferreira, les increparon amargamente: "Ahora est¨¢ a la vista / ahora est¨¢ a la vista / el Partido Colorado / es el partido continuista". Pero pese a los incidentes, la t¨®nica de la madrugada del lunes la di¨® el abrazo de Alberto Zumar¨¢n, candidato blanco, al presidente electo Sanguinetti y la explosi¨®n callejera a los gritos de "?Uruguay, Uruguay!" y los vivas a la democracia.
Unidad nacional
Julio Mar¨ªa Sanguinetti, al reconocer su triunfo ante la multitud, asegur¨® que no gobernar¨ªa para el electorado colorado y que insist¨ªa en la necesidad de un Gobierno de unidad nacional para superar la crisis de la posdictadura.
L¨ªber Seregni, l¨ªder del Frente Amplio, en declaraciones a la Prensa internacional, tambi¨¦n insisti¨® en la necesidad de un gran acuerdo nacional, pero matizando que el Frente Amplio no aportar¨¢ ministros al Gobierno.
Las acusaciones de continuismo vertidas sobre los colorados en el sentido de que son una prolongaci¨®n de las l¨ªneas pol¨ªticas y econ¨®micas generales de la dictadura, son ciertamente exageradas. Pero es indiscutible que el Partido Colorado ha sumado a los errores t¨¢cticos del Partido Blanco el voto m¨¢s conservador y hasta el ultraderechista, recabado por el ex presidente Jorge Pacheco Areco, candidato a la presidencia por la minor¨ªa colorada.
Buena parte de los 68.000 votos militares -los soldados, todos profesionales, recibieron instrucci¨®n electoral en los cuarteles- tambi¨¦n habr¨¢n ido a parar a las arcas coloradas.
Por lo dem¨¢s, la tan l¨ªcita como descarada propaganda anticomunista desarrollada por los colorados ha hecho su mella en una sociedad como la uruguaya, envejecida y con elevados ¨ªndices de funcionariado y clases pasivas. Al contrario del argentino, el pueblo uruguayo, mucho m¨¢s conservador, no ha votado por el cambio tras la dictadura, sino porque las cosas vuelvan a ser como lo eran antes del golpe de Estado.
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