El 'rock' que sirvi¨® a Ronald Reagan
El presidente norteamericano utiliz¨® como ganchos de su campa?a a las grandes estrellas de la m¨²sica, desde Billy Joel a Bruce Springsteen
Los analistas pol¨ªticos norteamericanos todav¨ªa no acaban de digerir el hecho del triunfo rotundo de Ronald Reagan entre los votantes juveniles. Hasta el mismo presidente ha manifestado su complacida sorpresa, recordando aquellos agitados a?os sesenta en que su efigie era quemada en las universidades californianas. La explicaci¨®n que Reagan ofrece tiene que ver con la econom¨ªa: los j¨®venes norteamericanos quieren contar con puestos de trabajo y votan con sus bolsillos. Sin embargo, la estrategia electoral de los republicanos cont¨® con una campa?a de imagen que le aproximaba a la generaci¨®n del rock, esos 17 millones de votantes entre los 18 y los 24 a?os.
Billy Joel no daba cr¨¦dito a sus ojos. El cantante, activista en la fracasada campa?a presidencial de George McGovern en 1972, era cordialmente invitado a una cena en la Casa Blanca. No se trataba de una equivocaci¨®n. Recordando el inusitado despliegue de fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n cuando Michael Jackson visit¨® al presidente -que le premiaba por su contribuci¨®n a la lucha contra los conductores alcoh¨®licos-, Billy rehus¨® acudir, mencionando su apoyo a la candidatura de Walter Mondale y Geraldine Ferraro. Sin que ¨¦l lo supiera, otras estrellas del rock populista recib¨ªan por aquellos d¨ªas inesperadas muestras de cari?o desde el comit¨¦ para la reelecci¨®n del presidente.En sus ¨²ltimas grabaciones Billy Joel ha tratado temas como el desasosiego de los veteranos de la guerra de Vietnam o la tragedia de localidades que ven cerrarse sus f¨¢bricas. Una actitud que le ha ganado simpat¨ªas entre un p¨²blico juvenil especialmente sensibilizado ante la posibilidad de perder su trabajo. Este sector de trabajadores de cuellos azules ha sido cultivado con ardor por los republicanos. Otra figura del rock con fuerte gancho juvenil y reputaci¨®n de artista concienciado es John Cougar, que fue contactado con la oferta de compra de los derechos de Pink houses, un amargo lamento sobre las miserias de los norteamericanos sin esperanzas o posibilidades; aparentemente, los estrategas de Reagan pensaban incluirla en anuncios destinados a pulsar las cuerdas de la inseguridad en los votantes. Escandalizado ante tal utilizaci¨®n, Cougar neg¨® su permiso.
El g¨¦nero en el que triunfan Billy Joel y John Cougar tiene como cabecera de lista a Bruce Springsteen. El cantante-compositor de Nueva Jersey ha tenido en 1984 su mejor a?o, con un disco en cuya portada aparece la bandera norteamericana. Un detalle que no ha pasado inadvertido: George Will, uno de los m¨¢s prestigiosos comentaristas pol¨ªticos conservadores, le ha presentado como un modelo para todos los trabajadores del pa¨ªs. Naturalmente, Springsteen tambi¨¦n sufri¨® el asedio republicano: le invitaban a comparecer junto a Reagan en su visita a Nueva Jersey, donde la popularidad del cantante es tan amplia que se ha propuesto su Born to run como himno oficial del Estado. Alegando que ten¨ªa una gira en marcha, Springsteen rechaz¨® tal honor, lo cual no impidi¨® a Reagan citar sus canciones e identificarse con su mensaje. Indignado ante esa utilizaci¨®n de sus letras, el cantante respond¨ªa unos d¨ªas despu¨¦s desde el escenario, pregunt¨¢ndose maliciosamente cu¨¢l de sus discos ser¨ªa el favorito del presidente, para terminar mencionando que seguramente no habr¨ªa escuchado el ¨¢lbum Nebraska, interpretando a continuaci¨®n Johnny 99, agria denuncia de lo que ocurre cuando un americano medio se queda en el paro y desahoga sus frustraciones de forma violenta. Al d¨ªa siguiente, dedicaba The river al sindicato de metal¨²rgicos de Pittsburgh, uno de los m¨¢s combativos del pa¨ªs.
J¨®venes conservadores
Posteriormente, tambi¨¦n Walter Mondale cosech¨® aplausos en Nueva Jersey con menciones oportunistas de los versos de Springsteen. La oficina de ¨¦ste respondi¨® haciendo p¨²blica su intenci¨®n de no respaldar a ninguno de los candidatos. Actitud que ha sido seguida por los grandes nombres del rock, que -a diferencia de otras ocasiones- han renunciado a incidir sobre sus seguidores en cuestiones de urnas. Tal vez eran conscientes de la inutilidad de estos esfuerzos: Daryl Hall, del d¨²o Hall and Oates, me comentaba melanc¨®licamente que "nuestro p¨²blico es mucho m¨¢s conservador de lo que nosotros ¨¦ramos a su edad".
Los gestos anti-Reagan han sido escasos. Gil Scott-Heron, poeta cantante negro que ya hab¨ªa satirizado el primer triunfo presidencial en el tema B movie, lanz¨® una pieza titulada Re-Ron, donde se habla del "gladiador invasor de Granada" y se recuerda su ingrata pol¨ªtica social o el apoyo al terrorismo anticomunista (el disco se acaba de publicar en Espa?a, con la notable ausencia de los textos de contraportada). Bonzo Goes to Washington, un colectivo interracial encabezado por Bootsy Collins y Jerry Harrison, han tenido la perversa idea de combinar h¨¢bilmente ritmos duros con una grabaci¨®n de la famosa broma presidencial sobre declarar "fuera de la ley a la Uni¨®n Sovi¨¦tica" y comenzar el bombardeo at¨®mico en cinco minutos. La pieza, titulada Five minutes, ha sido considerada como "de mal gusto" por varias emisoras, que se han negado a programarla.
A diferencia de Jimmy Carter que utiliz¨® ampliamente sus contactos con el mundo del rock, los gestores de la campa?a de Walter Mondale se desentendieron del poder de comunicaci¨®n de los m¨²sicos. Carly Simon reuni¨® a muchos amigos del negocio para grabar, en compa?¨ªa de sus hijos, una canci¨®n contra las armas nucleares, Turn the tide. De forma desinteresada, Carly ofreci¨® la grabaci¨®n -y el v¨ªdeo-clip correspondiente- al Comit¨¦ Nacional del Partido Dem¨®crata y a los colaboradores directos de Mondale. No hubo respuesta.
Por su parte, el equipo de Reagan no menospreciaba identificar su nombre con los ¨ªdolos de la cultura pop: en sus (vanos) esfuerzos para contrarrestar la antipat¨ªa de la minor¨ªa de color, propusieron una nueva aparici¨®n p¨²blica de Michael Jackson al lado del actual ocupante del despacho oval (el cantante se neg¨®, aduciendo sus creencias religiosas). Y la imagen radiante de Ronnie aparec¨ªa frecuentemente en el MTV, emparedado entre los v¨ªdeos musicales que constituyen la dieta diaria del popular canal de televisi¨®n por cable. Los anuncios propagaban una visi¨®n de un personaje paternal y bonach¨®n, firme y seguro. La jugada ha resultado: Ronald Reagan es el primer presidente republicano que cuenta con los votos de la generaci¨®n del rock. Los tiempos est¨¢n cambiando, pero no en el sentido previsto por Bob Dylan.
Babelia
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