Poes¨ªa superrealista
He dicho algunas veces, y es momento de repetirlo, que despu¨¦s de Vicente Aleixandre la poes¨ªa es ya de otra manera. Tal es el caudal de novedades que aporta su obra de creador de lenguaje y de poeta que va de lo iluminativo y exaltador a lo que profundiza y constata.Muchas de esas sorpresas llegan en Aleixandre de la mano del superrealismo. Pero alguna raz¨®n ten¨ªan quienes han querido mantener la obra de los poetas espa?oles de la generaci¨®n del 27 al margen de la escuela francesa, porque el superrealismo de Aleixandre es sumamente personal. Por de pronto, a mi modo de ver no hay libro superrealista m¨¢s bello que La destrucci¨®n o el amor. Aunque los sacerdotes del nuevo rito fueran anteriores, Aleixandre llega d¨¢ndoles ciento y raya. Es el m¨¢s humano y m¨¢s ag¨®nico del superrealismo. Se volc¨® desde el primer momento m¨¢s al matiz humanista que el superrealismo entra?a que al aspecto de agitaci¨®n exterior. Los fines renovadores de aquella tendencia buscaron, a veces, me dios llamativos y hasta histri¨®nicos, los que jam¨¢s se dan en nuestro poeta, que se mantiene en una que llamar¨ªamos zona seria. Alguna vez echa mano del sarcasmo, pero se abstiene de toda pirueta y su obra ha tendido a ser cada d¨ªa m¨¢s honda y esclarecida. De aqu¨ª que tampoco haya ca¨ªdo nunca en el uso de un l¨¦xico que la escuela puso de moda y hasta estereotip¨®
El lenguaje de Aleixandre es de creaci¨®n propia, es distinto, como su tesitura. Porque el superrealismo m¨¢s ortodoxo, por su propia naturaleza catastrofista, tiende a lo peyorativo, y sus im¨¢genes suelen ser deprimentes y corrosivas. En nuestro poeta, en cambio, lo real, tantas veces enruinecido, emerge otras muchas sublimado. Hay una contradicci¨®n entre el idealismo sublimador y el realismo materializador, que chocan pugnaces por unir, en ¨²ltimo t¨¦rmino, entidades inconciliables, ya sean la destrucci¨®n y el amor, ya la vida y el racionamiento ¨²ltimo.
"Humano, nunca nazcas"
Pero el superrealismo de Aleixandre no fue ni ocasional ni ¨²nico. Sus consecuencias enriquecedoras han subsistido a lo largo de todos sus libros y reaparecen en los dos ¨²ltimos, en cierta medida, aliadas a una reflexi¨®n de ¨ªndole filos¨®fica. Y lo que sirvi¨® para iluminar una visi¨®n c¨®smica, por encima del hombre que aparec¨ªa incluido en la armon¨ªa general del universo y casi como un fen¨®meno perturbador -"Humano, nunca nazcas"- cambia de ¨¢ngulo de mira para contemplar al ser hist¨®rico, situado en una realidad inmediata.
Aleixandre escribi¨® Sombra del para¨ªso como una verdadera eleg¨ªa de una forma de vida secuestrada, en el amargo contexto de la posguerra. Es un libro de exilio interior, donde simb¨®licamente se alza la nostalgia de lo perdido, que no era s¨®lo la infancia ni los sue?os idealizantes. Pero hay adem¨¢s el Aleixandre de la comprensi¨®n del mundo de la materia, que es ¨²nica y que se incorpora a vida humana, a vida individual, social e hist¨®rica. La materia cobra relieve de vida, pero es ¨²nica, y si la vemos personificada en un hombre que contempla el mundo exterior podemos percibir que cada movimiento de aparente independencia repercute en el oleaje com¨²n. Porque un cuerpo no es sino una parte del inmenso cuerpo, de la inmensa materia que viene del fondo del existir y que es materia sin edad.
Compleja de por s¨ª la motivaci¨®n y originales las formas expresivas, han presentado ante lectores poco habituados a Aleixandre como un poeta dif¨ªcil y herm¨¦tico. Dif¨ªcil s¨ª lo es, en virtud de esa misma complejidad que requiere un esfuerzo para ser aprehendida; herm¨¦tico no debe serlo, en cuanto dominemos las claves y los s¨ªmbolos de los que se vale. Se llama herm¨¦tico a lo cerrado y secreto, y nada est¨¢ cerrado para quien posee la llave, ni nada permanece en el secreto para quien recibe la confidencia. Leer la poes¨ªa, aprender a leer la poes¨ªa de Aleixandre ser¨¢ conquistar confidencia y llave, entrando en un campo nuevo de comprensi¨®n y de iluminaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.