Los socialistas griegos apoyan la reeleccion del presidente Karamanlis
Konstant¨ªn Karam¨¢nlis, el hombre que acab¨® con la monarqu¨ªa griega tras desplomarse la dictadura y restaurarse la democracia en 1974, va camino de convertirse en rey. Los socialistas acaban de garantizarle que le volver¨¢n a votar. L¨ªder hist¨®rico de la derecha helena, en abril ser¨¢ reelegido presidente de Grecia por aclamaci¨®n, al contar con los 172 votos del PASOK (socialistas) y con los 115 de Nueva Democracia, el partido conservador que f¨²nd¨® tras la dictadura.
Su reinado no tiene otro l¨ªmite que el marcado por la Constituci¨®n, ,que impide una segunda reelecci¨®n en 1990. A los 77 a?os. de edad, Karamanlis sigue dando mucha guerra en el Club de Golf de Glifada. Hombre del norte monta?oso, parece en plena forma y muy capaz de afrontar otros cinco a?os de cumbres pol¨ªticas.El esp¨ªritu bizantino del recoveco pol¨ªtico sobrevive en Grecia. Las alianzas y contemporizaciones m¨¢s parad¨®jicas son posibles en la tierra que intuy¨® ¨¦l ¨¢tomo y model¨¦. la piedra con la suavidad de Fidias. Entre 1974 y 1980, el entonces primer ministro Karamanlis y su hoy izquierdista sucesor, Andreas Papandreu, llenaron el Parlamento griego de altercados insultantes. De todo se dijeron, pero la, sangre no lleg¨® al Pireo. Cuando Karamanlis tuvo claro que el torbellino PASOK era imparable en su ascenso, se repleg¨® a la presidencia de la naci¨®n, amparado en una Constituci¨®n a su medida, con los votos de los conservadores y la abstenci¨®n de los socialistas. ?sta le conced¨ªa sobre el Ejecutivo atribuciones similares a las de cualquier monarca europeo. Pudo y puede cesar ministros, disolver la Asamblea, vetar decisiones y convocar a refer¨¦ndum. Nada de eso ha hecho.
En octubre de 1981 tras la victoria del PASOK, los enemigos irreconciliables de anta?o se presentan ante el primer pope de Atenas, Serafin. Con la mano en la Biblia, el jacobino premier Papandreu, ya de corbata y, traje negro, jura junto al librepensador y divorcista Karamanlis la Constituci¨®n griega "en nombre de la Sant¨ªsima Trinidad". Mano a mano, empiezan a desmontar el tinglado balc¨¢nico m¨¢s atrasado de Europa. El adulterio deja de ser delito y la mujer se iguala con el hombre, mientras que los popes m¨¢s. recalcitrantes de la H¨¦lade se rasgan las vestiduras. El obispo agustino de Florina le recordar¨ªa al pueblo, con motivo de la ley de desnudismo, que "cuando Odiseo lleg¨® desnudo a las costas helenas tras su naufragio, mand¨® dispersar a las mujeres que en la orilla estaban para que no le vieran en aquella condici¨®n: ¨¦sa es la Grecia eterna".
Pronto tendr¨ªa claro el atento Karmanlis que Papandreu no quena hacer una revoluci¨®n que no hab¨ªa prometido. Gan¨®con el estandarte del alagui, el cambio. Un cambio que promet¨ªa la retirada del Mercado Com¨²n, el cierre de las bases estadounidenses y la salida de la OTAN.
Respecto al Mercado Com¨²n, Papandreu ha descubierto en el poder un fil¨®n que Karamanlis le ha explicado con detalle. Respecto a la OTAN, pronto se probar¨ªa que, m¨¢s parco en palabras, Karamanlis hab¨ªa ido m¨¢s lejos que Papandreu mientras que fue premier. Indignado por el desastre de Chipre y a ra¨ªz de su discurso en la plaza de Arist¨®teles, en Sal¨¢nica, Karamanlis sac¨® a Grecia del ala militar del Pacto Atl¨¢ntico en 1974, aunque volver¨ªa a integrarla en octubre de 1980. Con Papandreu, en cambio, no parece que Atenas vaya a salirse de la OTAN.
Las bases
En cuanto a las bases estadounidenses, la soluci¨®n supera el genio de Salom¨®n, y es ¨²nica en los anales de la ciencia pol¨ªtica: EE UU conserva una traducci¨®n inglesa del tratado de prolongaci¨®n de las bases en la que se dice que las bases ser¨¢n clausuradas si no se renueva el contrato. En la versi¨®n griega, igualmente v¨¢lida, se lee que el inicio del desmantelamiento seguir¨¢ a la expiraci¨®n de los siete a?os de pr¨®rroga concedidos en 1983. Como se dice en los Balcanes, "las ovejas reunidas y el lobo saciado".Durante tres a?os y medio de cogobierno, Karam¨¢nlis no le ha hecho un solo feo en p¨²blico a Papandreu. Ni una vez ha utilizado sus prerrogativas obstruccionistas constitucionales. Ambos han lavado sus trapos sucios a puerta cerrada. Los observadores de m¨¢s fino o¨ªdo dicen haber escuchado, rara vez, ciertas estridencias procedentes del interior de la mansi¨®n de Kastri. Pero nada m¨¢s.
Karamanlis sab¨ªa que su reelecci¨®n estaba pendiente de la abrumadora mayor¨ªa parlamentaria de su antiguo adversario. Por ello ha tenido que prescindir de ejercicios demasiado absolutistas del poder. Papandreu, por su par te, sabe que Karamanlis, antiguo valido de palacio, se hizo un verdadero dem¨®crata ?durante su largo exilio de Par¨ªs (1963-1974), y que nunca utilizar¨¢ contra ¨¦l a un Ej¨¦rcito que ve en el actual presidente al redentor de la verg¨¹enza de Chipre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.