Las revistas literarias espa?olas, entre el mecenazgo y la extinci¨®n
La menguada salud de las revistas literarias puede medirse por sus cifras de tirada y venta. En la clasificaci¨®n de las 10 m¨¢s difundidas o con mayor predicamento, s¨®lo una supera los 15.000 ejemplares, mientras que el resto vende entre el 50% y el 60% de sus 3.000 o 4.000 ejemplares. Los datos no se corresponden con la tradici¨®n de las muchas y muy buenas publicaciones que han producido las letras espa?olas."En las dos d¨¦cadas que siguieron a la posguerra", asegura Fany Rubio, autora de la ¨²nica investigaci¨®n sobre el tema, "aparecieron m¨¢s de 300 revistas literarias, a pesar de los bajos ¨ªndices de lectura de la ¨¦poca". De todas ellas, s¨®lo se tia mantenido ?nsula (1946), dirigida por Jos¨¦ Luis Cano.
La suerte de las revistas literarias ha corrido pareja a la efervescencia creativa del mundo literario y editorial, mientras que su existencia ha dependido de los favores del mecenazgo. En su gran mayor¨ªa, los 300 t¨ªtulos rese?ados por Fany Rubio en su libro Las revistas po¨¦ticas (Tusquets, 1976) reflejaban los intentos de las burgues¨ªas cultas de provincia por subirse al tren cultural que se negaba a abandonar los andenes madrile?os. Este protagonismo de la periferia sirvi¨® para descentralizar el debate en las letras, y con su apoyo aparecieron, en los a?os cincuenta, las primeras revistas en lengua gallega y en euskera.
En la d¨¦cada siguiente, muchas de ellas albergaron, por primera vez, las expresiones de resistencia cultural al franquismo, rasgo que les permiti¨® cosechar lectores con inquietudes que rebasaban lo literario. A pesar de esta vocaci¨®n progresista, con la llegada de la democracia comenzaron a desaparecer revistas literarias. La defensa de las nuevas libertades secuestr¨® el inter¨¦s -y los recursos- de no pocos mecenas, mientras que sus lectores relegaban el fervor literario en favor de la informaci¨®n pol¨ªtica.
La crisis econ¨®mica de los a?os siguientes termin¨® de dibujar una empinada cuesta por la que han desbarrancado El Urogallo, Los Libros, Estafeta Literaria, Camp de l'Arpa, Acento y hasta m¨¢s de 15 publicaciones.
Las letras y el Estado
"Hoy por hoy, resulta impensable la supervivencia de una revista literaria independiente", afirma Jos¨¦ Luis Ord¨®?ez, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Editores de Informaci¨®n, organismo que agrupa a m¨¢s de 20 publicaciones dedicadas a la cultura y las ideas. "Son revistas que carecen de los dos recursos b¨¢sicos de cualquier publicaci¨®n: un grupo m¨¢s o menos amplio de lectores y el inter¨¦s de los anunciantes publicitarios. La situaci¨®nse hace a¨²n m¨¢s dif¨ªcil por la ausencia de una empresa distribuidora especializada".De un modo general, las quejas de Ord¨®?ez resultan compartidas por la mayor parte de los editores. Entre cr¨ªticos y tolerantes, a veces la frontera est¨¢ se?alada por el apoyo oficial recibido, ya que en algunos casos (Barcarola, Cuadernos Hispanoamericanos, Fin de Siglo, etc¨¦tera) se trata de medios paraestatales.
La democracia trajo consigo la etapa de mecenazgo estatal selectivo, y seguidamente las acusaciones de arbitrariedad y amiguismo. Cuenta un editor catal¨¢n que, alentado por la subvenci¨®n con que la Generalitat de Catalu?a hab¨ªa apoyado a la revista Camp de l'Arpa, hizo el pedido de una ayuda similar para su propia revista. Tras varias gestiones, la subvenci¨®n le fue negada porque el ente auton¨®mico s¨®lo subvenciona revistas en lengua catalana. "La defensa de las diferentes lenguas del Estado me parece un criterio tan respetable como cualquier otro", dice el editor, "pero menos respeto me merece la sorpresa del funcionario cuando le inform¨¦ que tambi¨¦n Camp de l'Arpa, a pesar de su catalan¨ªsimo nombre, era una revista editada en castellano. El apoyo a la cultura no puede quedar en manos de funcionarios que no saben d¨®nde est¨¢n parados".
Tampoco la Administraci¨®n central ha hecho demasiados esfuerzos para democratizar y volver transparentes las ayudas.
Las nuevas subvenciones
"Las revistas literarias", dice Fany Rubio, "tienen un important¨ªsimo papel que cumplir en la promoci¨®n de nuevos escritores, en la difusi¨®n de la enorme producci¨®n po¨¦tica que no llega a ser editada y en la animaci¨®n del debate literario. A su vez, es responsabilidad del Estado garantizar la supervivencia de estos medios, pero renunciando a la tentaci¨®n de secuestrar la iniciativa de los creadores y a todo gesto de parcialidad.Las ayudas del Estado son tan necesarias como peligrosas, sobre todo si los funcionarios no se resignan a cumplir un papel gris de simples intermediarios entre los creadores y la sociedad".
El flamante plan de subvenciones a las revistas de pensamiento y cultura, convocado por la Direcci¨®n General de Medios de Comunicaci¨®n Social y cuya adjudicaci¨®n se decidir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas, ha sido bien acogido por la mayor¨ªa de las publicaciones.
El presupuesto total de las ayudas asciende a 120 millones de pesetas y, al cierre de la convocatoria, se hab¨ªan recibido m¨¢s de 150 peticiones. Sin embargo, uno de los responsables de la adjudicaci¨®n estimaba que, "aun siendo flexibles, no m¨¢s de 35 o 40 publicaciones pasar¨¢n la selecci¨®n. Se han presentado muchas revistas t¨¦cnicas o sectoriales que no pueden considerarse de cultura y pensamiento, al menos en el sentido estricto a que nos obliga el presupuesto de que disponemos".
De confirmarse estos criterios, la mayor¨ªa de las revistas literarias quedar¨ªa clasificada en los dos primeros apartados previstos en la convocatoria -menos de 25.000 ejemplares anuales-, correspondi¨¦ndoles, aproximadamente, entre 1,5 y 2,5 millones de pesetas a cada una. S¨®lo Quimera y Gaceta del Libro han podido postularse a las categor¨ªas superiores, para las que se estiman ayudas entre los 4,5 y los 6 millones de pesetas.
No est¨¢ garantizada la continuidad de esta ayuda en a?os sucesivos, aunque es probable que en el ejercicio pr¨®ximo las ayudas sean administradas por el Ministerio de Cultura.
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