Los tribunales brit¨¢nicos proh¨ªben la p¨ªldora anticonceptiva a las menores de 16 a?os sin autorizaci¨®n paterna
Una londinense de clase media, madre de 10 hijos y cat¨®lica tradicionalista, se ha convertido en el centro de una importante pol¨¦mica sobre el control de natalidad, que ha dejado perplejos a miembros del Gobierno, a la profesi¨®n m¨¦dica, a intelectuales y a grupos de planificaci¨®n familiar. Victoria Gillick, de 37 a?os, ha conseguido que los tribunales proh¨ªban que los doctores prescriban p¨ªldoras anticonceptivas a chicas menores de 16 a?os sin consentimiento paterno.
La pasada semana, en el Tribunal de Apelaciones, segundo tribunal en rango del Reino Unido, Victoria Gillick consigui¨® una victoria que sumi¨® al Gobierno y a la Asociaci¨®n M¨¦dica Brit¨¢nica (BMA) -la organizaci¨®n m¨¦dica profesional- en una embarazosa confusi¨®n. La sentencia, redactada por tres jueces veteranos, impuso la prohibici¨®n que Victoria Gillick hab¨ªa estado buscando desde 1981, y puso as¨ª fin a una pr¨¢ctica permitida en el Reino Unido desde hace m¨¢s de una d¨¦cada.Entre irritadas advertencias sobre los riesgos de un aumento de embarazos no deseados y abortos clandestinos, aparte de los llamamientos angustiados de los m¨¦dicos que temen ser condenados a la c¨¢rcel por imcumplir esta sentencia, el Gobierno ha anunciado que apelar¨¢ a la C¨¢mara de los Lores para revocar la sentencia.
"Es del m¨¢ximo inter¨¦s p¨²blico que la ley sea refrendada por el ¨²ltimo ¨®rgano de apelaci¨®n", dijo el ministro de Sanidad, Kenneth Clarke, y a?adi¨®, dando una idea del malestar del Gobierno: "Esperamos que el tema sea estudiado lo antes posible".
La mujer que ha agitado este nido de avispas nunca hab¨ªa participado en pol¨ªtica. Victoria Gillick pasa la mayor parte de su vida con sus hijos en su casa de Cambridgeshire, a unos 130 kil¨®metros al norte de Londres. Ella y su marido, Gordon, artista de profesi¨®n, son cat¨®licos tradicionalistas y educan a sus hijos sin televisi¨®n, juguetes modernos o todo aquello que entienden que supone una moral moderna.
Su hija
Su campa?a comenz¨® cuando ella se dio cuenta de que las instrucciones del Gobierno y de la BMA permit¨ªan a los m¨¦dicos recetar la p¨ªldora a una de sus hijas sin su conocimiento. Con sus ahorros personales y con ayuda legal del Estado inici¨® su batalla, que concluy¨® con el veredicto de la pasada semana.Victoria Gillick mantiene que la libre venta de p¨ªldoras anima la promiscuidad entre menores de edad cuando es autorizada sin el conocimiento de los padres y ataca las bases de la familia. "Si mis hijos quieren ayuda deben hablar primero conmigo", a?adi¨® Victoria. "No quiero que ellos sean capaces de ir a un m¨¦dico que despu¨¦s de cinco minutos de conversaci¨®n pueda autorizarlos a tomar anticonceptivos con desprecio de la historia m¨¦dica de la familia y de las normas morales".
En su batalla legal, Victoria Gillick ha encontrado poderosos aliados, entre ellos los jefes de las principales iglesias. Ella afirma que la apoyan 200 miembros de la C¨¢mara de los Comunes, incluso Margaret Thatcher. Entre el p¨²blico en general, la se?ora Gillick ha tocado una fibra sensible. Un documento que circul¨® despu¨¦s de una primera sentencia, que fue contraria a su petici¨®n, consigui¨® 250.000 firmas de apoyo.
Sin embargo, la mayor¨ªa de los profesionales -incluyendo expertos del Ministerio de Sanidad, organizaciones de m¨¦dicos y enfermeras y la mayor¨ªa de los grupos de planificaci¨®n familiar- afirman que a veces es necesario dar p¨ªldoras a las ni?as sin que se enteren sus padres. Esta opini¨®n fue puesta de manifiesto de una forma llamativa por los periodistas de las p¨¢ginas de diarios y revistas que informan de problemas familiares, que escribieron una carta al diario The Times.
"En un mundo perfecto, los ni?os con problemas acudir¨ªan a sus padres en busca de amor y confianza, pero todos los d¨ªas recibimos cartas de j¨®venes angustiadas que piden consejo porque no tienen ning¨²n adulto al que acudir", afirmaban en su carta al Times. "Las j¨®venes que no son felices en sus hogares buscan en el sexo estima y cari?o y tendr¨¢n mayores dificultades si los m¨¦dicos son incapaces de aconsejarles en temas anticonceptivos sin autorizaci¨®n familiar", afirman.
La carta tambi¨¦n subraya que ha habido un descenso en los embarazos de menores de edad desde que la legislaci¨®n, ahora prohibida, entr¨® en vigor en 1975.
La decisi¨®n de recurrir contra la victoria de Gillick ante los tribunales demuestra que el Gobierno brit¨¢nico comparte el punto de vista de los profesionales, pese al criterio personal, en contra, de Margaret Thattcher.
Pero si pierde la batalla en los tribunales, el Gobierno deber¨¢ decidir si se siente lo suficientemente fuerte como para acudir al Parlamento y cambiar la ley. Ello puede implicar que acusen al Gobierno conservador de animar la promiscuidad y atacar la familia, una perspectiva bastante poco confortable para los conservadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.