Ecolog¨ªa po¨¦tica
El hombre blanco no respeta lo conocimientos ni las tradiciones de cuantos llama salvajes. Mientras porta el estandarte de su civilizaci¨®n como la m¨¢s justa forma de concebir la vida, ese hombre blanco destruye culturas y vidas humanas. Carece de sensibilidad para entender otra formas de percepci¨®n: ha le¨ªdo cuantos libros ¨¦l mismo ha escrto, decidiendo que en ellos se conserva toda la sabidur¨ªa posible. Nada le importa la sabidur¨ªa que anida entre esos supuestamente salvajes.Werner Herzog ha realizado Donde sue?an las verdes desde ese punto de vista. Sit¨²a dos tribus abor¨ªgenes australianas frente al grupo de t¨¦cnicos europeos que debe explotar el terreno que habitan en busca de un preciado uranio. Los ind¨ªgenas tienen sus propios s¨ªmbolos, su forma de entender el paisaje, los ruidos y los horizontes. Nada tienen que ver esos conceptos con los que al hombre blanco le importan. Son pac¨ªficos y, por tanto, no luchan con los medios que aportan los blancos. Son hombres que sue?an, o que heredan los sue?os de otros como si fueran suyos. De alguna manera sufren id¨¦nticas sumisiones a las que los hombres blancos les aportan. Por tanto, defienden las que conocen.
Donde sue?an las verdes hormigas
Gui¨®n y direcci¨®n: Werner Herzog. Fotograf¨ªa: J?rg Schmidt-Reitven. M¨²sica: Gabriel Faure, Ernst Bloch, Richard Wagneer, Wanjuk Marika. Interpr¨¦tes: Bruce Spence, Wandjuk Marika, Roy Marika, Ray Barrett, Norman Kaye. Alemania Federal, 1984. Drama.Estreno: Bellas Artes. Madrid
Algunos de los t¨¦cnicos europeos comprenden la postura de los abor¨ªgenes. Otros, en cambio, las rechazan, con la est¨²pida presunci¨®n de cuantos comulgan con la propaganda oficial: "Si mi pa¨ªs est¨¢ en la ¨®rbita de los poderosos tiene la raz¨®n absoluta; yo soy mi modelo, luego soy el mejor".
Documental sociol¨®gico
Donde sue?an... fue presentada en el ¨²ltimo festival de Cannes. La expectaci¨®n por conocer la m¨¢s reciente pel¨ªcula de Herzog fue paralela a la breve decepci¨®n que produjo su trabajo. Cierto es que cuanto la pel¨ªcula presenta responde a la mentalidad de los espectadores. Pero tan cierto como su b¨²squeda entre los reales rostros de las v¨ªctimas australianas, su af¨¢n por conectar con una clara representaci¨®n de esa realidad cotidiana que ni siquiera es registrada en la n¨®mina de los colonialismos sensibiliz¨® a los espectadores s¨®lo en su planteamiento.
Aun cuando las im¨¢genes de la pel¨ªcula alcancen una evidente belleza con las expresiones vivas de los aut¨¦nticos protagonistas, su mod¨¦lica resistencia y su seductora m¨ªstica, la pel¨ªcula daba la impresi¨®n de abundar en lo obvio. Las circunstancias dram¨¢ticas del filme no participan de la sorpresa de otras obras de Herzog, un autor tan personal como a veces herm¨¦tico. La fascinaci¨®n que pueden provocar algunos de sus planteamientos (Tambi¨¦n los enanos empezaron peque?os, Aguirre o la c¨®lera de Dios, El enigma de Gaspar Hauser, Nosferatu, Fitzcarraldo ... ) se repite, ciertamente, pero sin la ambig¨¹edad anterior.
El aspecto documental de Donde sue?an las verdes hormigas es una prueba de la honradez del autor, tan cautivado por la realidad que filma como presuntamente debe de estarlo el espectador. Es l¨ªcito y admirable que un cineasta de est¨¦tica tan personal rompa con sus adjetivos habituales, aunque s¨®lo sea en cierto modo. S¨®lo es reprochable que no haya investigado en descripciones nuevas. Cuanto se contempla en los 100 minutos de proyecci¨®n compromete e interesa. S¨®lo que, concluida la muestra, el enriquecimiento puede parecer menor de lo que en Herzog era de suponer. A juicio de muchos, Donde sue?an las verdes hormigas era lo conocido sobre lo obvio.
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