La paz como principio
El Concierto de la Juventud, organizado por el correspondiente departamento del Ministerio de Cultura, se celebr¨® en el teatro Real, con asistencia de la reina do?a Sof¨ªa y las infantas do?a Elena y do?a Cristina. Fue, verdaderamente, una fiesta musical y juvenil, pues los coros participantes, compuestos por estudiantes/cantores, actuaron con cohesi¨®n, disciplina y riguroso estilo.S¨®lo con esas virtudes, y obedeciendo a una direcci¨®n tan certera como la de Samuel Rubio ?lvarez, puede conseguirse un Victoria tan bello en su dramatismo, tan contrastado de luces y formas, tan escult¨®rico, como el que escuchamos en Incipit Oratio, un Wecchi, un Lasso o un Bruckner tan exactamente entendidos.
Concierto de la Juventud
Coros de Le¨®n, La Laguna y San Sebasti¨¢n. Grupo de Metales de RTVE. Obras de Victoria, Lasso, Vecchy, Bruckner, Poulenc, Siemens, Hawei, Janecquin, Gesualdo, Monteverdi y Halffter.Teatro Real. Madrid, 9 de enero.
Los universitarios de La Laguna, adem¨¢s de la calidad de sus versiones en Poulenc, nos trajeron un par de sorpresas: la vitalidad, la convicci¨®n, las peculiares dotes de exteriorizaci¨®n y el gran pulso r¨ªtmico de la directora, Carmen Cruz Simo, y una muy atractiva, sensible e inteligente p¨¢gina del music¨®logo Lhotard Siemens sobre un poema de Rodr¨ªguez Padr¨®n.
Cuando la musicolog¨ªa se da la mano con la creaci¨®n -casos de Barbieri, Pedrell, Ota?o, Querol, Siemens-, una y otra se benefician: la primera, de un frescor que viste de gala la erudici¨®n; la segunda, de una convicci¨®n firme en cuanto se hace. Este a modo de recitativo coral -Logia de estatuas al borde del acantilado- trata el texto con fidelidad en todos los aspectos y pone en evidencia su impl¨ªcita musicalidad.
El Janecquin, los Gesualdo y los Monteverdi de la Coral San Ignacio, de San Sebasti¨¢n, que dirige Jos¨¦ Antonio Sainz Alfaro, resultaron conmovedores. ?Cu¨¢ndo vuelve a producirse en la historia una m¨²sica tan sufriente y contenida como Incinerite spoglie, del gran Claudio, o Tenebrae factae sunt, del pr¨ªncipe de Venosa? Quiz¨¢ tan s¨®lo en Brahms y en alg¨²n momento de nuestro Falla, La noche suprema de Atl¨¢ntida, por ejemplo.
Los tres grupos, unas 200 voces mixtas y un sumario conjunto instrumental de metales (cuartetos de trompetas, trompas y trombones y doble juego de timbales), fueron dirigidos al final del programa por Crist¨®bal Haiffier para interpretar su Dona nobis pacem. Cuanto siente y sabe el compositor madrile?o queda sintetizado en una suerte de tour de force: brevedad, sencillez para los coros y m¨¢xima brillantez expresiva. La petici¨®n de paz insistentemente susurrada, casi rezada, estalla a veces en mult¨¢nime grito unido a los deseos de paz. El resultado es una obra de arte de calidad, bien pensada y realizada.
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