En defensa del doctor Muro

Me dirijo a usted en relaci¨®n con el art¨ªculo publicado como editorial en el diario del domingo 23 de diciembre de 1984. Soy hermano del doctor Antonio Muro y Fern¨¢ndez-Cavada, al que menciona usted en dicho art¨ªculo. No quiero entrar en las causas del retraso del proceso a los encausados en el sumario de la colza, ya que no soy qui¨¦n para juzgar esos extremos, sino ¨²nicamente deseo puntualizarle sobre la personalidad de mi hermano, el cual, como me imagino conoce, padece en estos momentos una enfermedad incurable.Mi hermano, que fue el primero en apuntar como causa del envenenamiento masivo el aceite adulterado, abandon¨® dicha tesis el 20 de junio de 1981, al comprobar, por la sintomatolog¨ªa y evoluci¨®n de los enfermos, que no podr¨ªa tratarse nunca de la ingesti¨®n de anilinas ni an¨ªlidas, pero tampoco quiero entrar en esta discusi¨®n, pues, aunque mi formaci¨®n es eminentemente t¨¦cnica, no es el lugar para hacerlo. Desde que el 1 de mayo de 1981 vio a los primeros afectados en el Hospital del Rey con el s¨ªndrome no ha tenido el descanso m¨ªnimo necesario para su salud, trabajando s¨¢bados y domingos, durmiendo escasamente seis horas diarias, e incluso sus vacaciones estivales las dedic¨® por entero al estudio de sus posibles causas.

Indica usted que parece probado que el aceite importado ha sido el veh¨ªculo ¨²nico o principal de la intoxicaci¨®n; creo que ante una afirmaci¨®n de esa ¨ªndole, para la que seguramente tiene usted datos muy concretos, deber¨ªa usted aportar estos ¨²ltimos al sumario correspondiente, al que tal vez le falten. Mi hermano, por su parte, ha entregado al mismo todos sus estudios y conclusiones.

Es totalmente inadmisible que se ampare en el editorial de su peri¨®dico para indicar que "las entrevistas" ahora conocidas, entre el doctor Muro, uno de los defensores de la teor¨ªa favorable a los aceiteros acusados, y el encausado Salom¨® arrojan alguna luz sobre el car¨¢cter extracient¨ªfico de la operaci¨®n"; m¨¢s abajo, y en el mismo p¨¢rrafo, indica que es "demasiado dinero para pensar que todos los movimientos responden a una inocente pasi¨®n cient¨ªfica".

Por favor, cuando tenga que dirigirse o incluya el nombre de mi hermano en su peri¨®dico, tr¨¢telo con el m¨ªnimo respeto que merece un profesional insobornable, y que, para desgracia de muchos, a pesar de la incomprensi¨®n, de las zancadillas y de las difamaciones, seguir¨¢ luchando por la verdad de las causas del s¨ªndrome t¨®xico mientras le quede vida, por el bien de los enfermos sobre todo, por su rigor cient¨ªfico y por la integridad de conducta que fueron norma de toda su vida profesional.

Que conste que si me he molestado a pesar del mucho trabajo que tengo en ponerle estas l¨ªneas es por el dolor que siento en estos malos momentos por los que pasamos y porque, le repito, sus afirmaciones sobre mi hermano no son verdad, no son correctas y carecen de las m¨¢s m¨ªnima honestidad-