El dinero de la clandestinidad
El a?o pasado, 25.000 millones de pesetas, 1.200 millones m¨¢s que en 1983, salieron del presupuesto italiano para financiar los servicios secretos. Su brazo militar (SISMI), ha empleado 4.600 millones para su organizaci¨®n, que cuenta con 3.000 agentes y unos 30 centros repartidos por todo el mundo. Para pagar a los informadores se ha gastado 4.000 millones. Figuran bajo el cap¨ªtulo de gastos reservados.A su vez, el llamado Servicio de informaci¨®n de la Seguridad Democr¨¢tica (SISDE), la versi¨®n civil, ha gastado, seg¨²n el semanario Panorama, 3.400 millones de pesetas en organizaci¨®n y unos 4.000 millones parafondos confidenciales.
El ¨®rgano de coordinaci¨®n de ambos servicios secretos ha utilizado 300 millones de pesetas en organizaci¨®n. Cuenta con poco m¨¢s de un centenar de personas a su servicio, pero ha empleado 11.000 millones en gastos reservados.
La explicaci¨®n oficial es que esta ¨²ltima cifra se reparte cada a?o entre SISDE y SISMI para sus campa?as especiales, como pueden ser la captura de un fugitivo o una operaci¨®n extraordinaria de espionaje.
En Italia, el servicio secreto militar se encarga del espionaje en el extranjero, sobre todo en Libia, Ir¨¢n, Sud¨¢n, Etiop¨ªa e Irak. Tambi¨¦n tiene el SISMI como finalidad controlar a los diplom¨¢ticos acreditados en Roma, Mil¨¢n, Tur¨ªn y N¨¢poles, y, sobre todo, a los del Este comunista y Oriente Pr¨®ximo.
El papel m¨¢s dif¨ªcil es quiz¨¢ el del SISDE, que con sus casi 2.000 agentes -procedentes del, arma de Carabineros, de la guardia de Finanzas y de la polic¨ªa-, tiene como misiones investigar el terrorismo de todas las tendencias, nacional e internacional, y el complejo mundo del crimen organizado: Mafia y Camorra.
Un hombre clave hoy en la seguridad italiana es el almirante Fulvio Martini, de 62 a?os, jefe del SISMI desde abril de 1984. Est¨¢ intentando, bajo la direcci¨®n del ministro del Interior, Oscar Luigi Scalfaro, poner un poco de orden en una instituci¨®n que se ha revelado en los ¨²ltimos a?os tr¨¢gicamente desleal al Estado.
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