LA FIBA, o la geopol¨ªtica en el baloncesto
Competir por Europa exige conocer adecuadamente el funcionamiento de un organismo singular como es la Federaci¨®n Internacional de Baloncesto, (FIBA), que organiza campeonatos muy diversos, cobra en marcos alemanes con absoluta rigidez y distribuye los ¨¢rbitros seg¨²n el estado de la balanza europea de intereses en cada momento. La diplomacia es una de las virtudes de este organismo, que obliga a los directivos de los clubes a realizar ejercicios de geopol¨ªtica para saber cu¨¢les ser¨¢n sus oportunidades para alcanzar un t¨ªtulo o tan s¨®lo una final europea. En Europa se ataca metiendo canastas y se defiende con marcos en el bolsillo y buenas relaciones con la FIBA.
Un directivo del Licor 43, recientemente se atrevi¨® a preguntar ingenuamente a un colega del Barcelona sobre los pasos a seguir para que respetaran a su equipo por Europa. El t¨¦cnico del equipo, Manel Comas, parece tener razones serias para incomodarse con determinados arbitrajes. Pero una de las respuestas a tal diatriba lleg¨® por s¨ª sola.Unos d¨ªas despu¨¦s, quiz¨¢s el mismo directivo del Licor 43, acudi¨® a un c¨¦ntrico hotel de la Ciudad Condal para hacerse cargo de la cuenta que hab¨ªan dejado all¨ª dos colegiados, aspecto que siempre corre a cargo del equipo local. Los extras ascend¨ªan a 54.000 pesetas. "?Qu¨¦ hay que hacer en estos casos?", se debi¨® preguntar. "Pagar la factura", contest¨® un alto empleado del hotel, casualmente directivo del Barcelona.
No todas las lecciones acaban ah¨ª. Granjearse un respeto en Europa pasa, aparte de por tener un buen equipo, por entender adecuadamente el equilibrio de poder que establece la Federaci¨®n Internacional de Baloncesto (FIBA), un organismo con sede en el n¨²mero 76 de la Soliner Strasse de Munich y que, afortunadamente para el baloncesto espa?ol, dispone de una oficina en Madrid.
La FIBA est¨¢ acusada de repartir escrupulosamente sus intereses, porque la diplomacia es una parte importante del funcionamiento de sus principales dirigentes. Nadie puede pretender ahora romper el dif¨ªcil equilibrio europeo de este organismo.
Los equipos deben estudiar, al comenzar una competici¨®n, cu¨¢les pueden ser los rivales mimados por orientaci¨®n necesaria. Luego, manejar adecuadamente un buen archivo de colegiados y sus gustos. As¨ª, se habla de c¨®mo los ¨¢rbitros griegos agradecen cualquier generosidad del equipo local y act¨²an con habitual caserismo; lo mismo sucede con los de algunos pa¨ªses del Este. Los colegiados n¨®rdicos son malos, pero m¨¢s serios.
En Italia, las atenciones hacia los ¨¢rbitros alcanzan un nivel espectacular. Y eso que actualmente ese tema lo controla Turner, un ex ¨¢rbitro ingl¨¦s, seguidor del esp¨ªritu diplom¨¢tico que ha introducido en la FIBA el yugoslavo Borislav Stankovic, el aut¨¦ntico cerebro. Hace a?os, los colegiados los designaba su secretaria.
La era del Barcelona
Tiempo atr¨¢s, cuando el Real Madrid cosechaba copas de Europa, se explicaba que ello era causa directa de la influencia de Raimundo Saporta, directivo por entonces de dicho club, y n¨²mero dos en el escalaf¨®n de la FIBA. De Saporta era comentada su habilidad para que los sorteos dieran el resultado esperado, entre otras. Ning¨²n portavoz del Madrid ha negado nunca que Saporta era algo m¨¢s que el jugador n¨²mero 6 del equipo.El camino de la selecci¨®n espa?ola en los Juegos de Los ?ngeles fue h¨¢bilmente dirigido desde su despacho para que no se cruzara con Estados Unidos en semifinales. Pero otro club espa?ol ha subido enteros en la bolsa de preferencias de la FIBA: el Barcelona. En plena transici¨®n madridista, muerto Santiago Bernab¨¦u, Saporta se atrevi¨® a pronosticar, hablando de baloncesto: "Ahora empieza la era del Barcelona". No le faltaba raz¨®n, no hac¨ªa otra cosa que intuir un deslizamiento en los intereses de la FIBA.
Con N¨²?ez en el Barcelona, el club irrumpi¨® con millones y buenos jugadores. En un momento dado, el club enfoc¨® su pol¨ªtica con una decisi¨®n arriesgada, fich¨® al ex colegiado Carlos Bagu¨¦, hombre que goz¨®, cuando ejerc¨ªa, de grandes simpat¨ªas con la FIBA y muy relacionado con colegiados nacionales e internacionales. Su misi¨®n era la de apoyar las relaciones internacionales del club. A?os despu¨¦s, la medida fue criticada como contraproducente, por su descaro: "Fue muy criticado que el Barcelona metiera en plantilla a un ex ¨¢rbitro. Lo habitual suele ser que los clubes ut¨ªlicen un lobby para estas cuestiones, pero el Barcelona se excedi¨®", manifest¨® un directivo.
A¨²n as¨ª, el Barcelona dio a la FIBA la impresi¨®n de ser un equipo potente dispuesto a cualquier cosa para conseguir t¨ªtulos. El club catal¨¢n trataba inmejorablemente a los colegiados que llegaban a la Ciudad Condal y se quebraba la pasada imagen del baloncesto espa?ol, en la cual los colegiados extranjeros, cuando viajaban a Espa?a, s¨®lo quer¨ªan saber si pasaban o no por Madrid.
Los favores empezaron a llegar, y para la final de la Recopa de 1983 se eligi¨® Palma de Mallorca como sede, haciendo caso a los deseos de N¨²?ez, quien hab¨ªa imaginado un puente a¨¦reo repleto de hinchas azulgranas, como reedici¨®n de la noche futbol¨ªstica de Basilea. Pero una mala actuaci¨®n del equipo frustr¨® esta oportunidad.
En 1984, la final de la Copa de Europa se celebraba en Ginebra, localidad de f¨¢cil acceso desde la Ciudad Condal. Sin embargo, el 29 de marzo, el Barcelona no pudo gozar del favor arbitral por una sencilla raz¨®n: el Real Madrid hab¨ªa ganado la Recopa ante el Simac italiano y en la noche festiva de aquel d¨ªa un directivo espa?ol escuch¨® de labios de un colega de la FIBA su preocupaci¨®n por una posible doble derrota italiana.
"Es demasiado", se?al¨®, y, desde entonces, cundi¨® la impresi¨®n de que el Barcelona no jugar¨ªa en Ginebra como en su propia cancha y necesitar¨ªa, para adjudicarse el t¨ªtulo, imponerse con cierta claridad. No fue as¨ª y el equilibrio qued¨® restablecido: un torneo para Espa?a, otro para Italia y otro para Franc¨ªa.
La directiva de N¨²?ez es constante y el Barcelona fue invitado a una llamada Copa del Mundo en S?o Paulo, que perdi¨® por una canasta a falta de tres segundos. El club ha aceptado la organizaci¨®n de dicho torneo en junio de 1985, un torneo escasamente prestigioso, que se disputa en verano y al que suelen ser invitados clubes que tengan t¨ªtulos continentales.
Navidades blancas
La FIBA lo necesita para aumentar ingresos y el Barcelona acude sol¨ªcito. No importa, por ello, que le falte un t¨ªtulo continental. Tarde o temprano lo conseguir¨¢. Quiz¨¢s en la actual Recopa, en la que participa, sustituyendo al Real Madrid, y gracias a una gesti¨®n personal de Raimundo Saporta.Pero el Real Madrid, a pesar de la ausencia de Saporta, no ha perdido el tiempo. Siete copas de Europa y una Recopa le han convertido en uno de los cl¨¢sicos del baloncesto europeo. Sus relaciones con la FIBA siguen siendo estimuladas, y prueba de ello es la constante presencia, a?o tras a?o, del torneo de Navidad que, pese a lo que pueda pensar el aficionado, no organiza el Real Madrid sino el comit¨¦ de actividades internacionales de la FIBA.
El club se limita a cobrar un alquiler por el uso de la cancha y a pedir un precio de amigo por la participaci¨®n del equipo. Se reserva, adem¨¢s, los ingresos por publicidad est¨¢tica. El resto, taquillaje, patrocinador y contrato con televisi¨®n, son gestionados por el citado comit¨¦, que preside Raimundo Saporta. El torneo, en cualquier caso, es una buena presencia para que altas autoridades de la FIBA pasen las navidades en Espa?a.
Los clubes espa?oles de reciente experiencia europea, como CAI Zaragoza, Clesa Ferrol, Joventut (campe¨®n de la Copa Korac) o Cajamadrid piden consejo a los grandes. Lo necesitan.
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