Cabrera: "Todos los defensas quieren anular a Hugo S¨¢nchez y yo me valgo de ello"
Los futbolistas modestos, cuyo trabajo suele pasar inadvertido aunque sea efectivo para su equipo, se destapan realmente de cuando en cuando y se constituyen en aut¨¦nticos hallazgos con independencia de que lleven varios a?os enrolados en la plantilla. El argentino Cabrera protagoniza en el Atl¨¦tico de Madrid uno de esos casos. Su quinta temporada de rojiblanco, quiz¨¢ porque no hay quinta mala, est¨¢ siendo la buena. Recientemente contribuy¨® con dos goles a los cuatro que Arconada tiene ya como plusmarca negativa en Atocha. "Los defensas contrarios se obsesionan con anular a Hugo S¨¢nchez y yo me valgo de ello", confiesa quien apenas unos meses atr¨¢s incluso pens¨® colgar las botas y se puso a estudiar Inform¨¢tica.
Luis Mario Cabrera Molina, de 28 a?os de edad, no fue uno de esos jugadores extranjeros incorporados al f¨²tbol espa?ol entre alharacas. Su puerta de entrada, en la temporada 1978-1979, fue el Castell¨®n, entonces, como ahora, en Segunda Divisi¨®n y a cuyo ascenso a Primera contribuy¨® de modo decisivo en la siguiente. Pero, sin duda, supo utilizar esa oportunidad "como trampol¨ªn". Los t¨¦cnicos del Atl¨¦tico se fijaron en los 31 goles que marc¨® en sus dos campa?as blanquinegras y le hicieron una proposici¨®n humilde que, acogido ya al derecho de la doble nacionalidad, ¨¦l no vacil¨¦ en aceptar.Cabrera rubric¨® su compromiso por el ejercicio 1980-1981 y otros dos a raz¨®n de un mill¨®n, mill¨®n y cuarto y mill¨®n y medio de pesetas de fichas sucesivas m¨¢s unos incentivos de 750.000 si jugaba como m¨ªnimo 10 partidos de Liga y de 500.000 si se proclamaba pichichi o m¨¢ximo goleador. ?stos permanecen inalterables despu¨¦s de su renovaci¨®n por dos a?os m¨¢s. Pero ahora su anualidad ya es de tres millones y medio; muy parca, sin embargo, en comparaci¨®n precisamente con la del mexicano Hugo S¨¢nchez, su compa?ero de t¨¢ndem ofensivo, cuyas ganancias anuales se acercan a los 20 millones. "Esa diferencia no me afecta porque cada uno es cada cual", afirma.
"Ten¨ªa fe en mis posibilidades y estaba seguro de abrirme camino", alega el riojano argentino para, de inmediato, reconocer que "lo pas¨¦ luego muy mal; sin el est¨ªmulo de m¨ª mujer, Nicol, y de mis hijos, Jos¨¦ Luis y Ana Vanessa, no s¨¦ si habr¨ªa resistido tanto ostracismo". Los tres goles que consigui¨® el d¨ªa de su deb¨² en el estadio Vicente Calder¨®n, ante el Valladolid, se olvidaron pronto. Para colmo de males, una fractura del peron¨¦ izquierdo, sufrida en Oviedo durante un partido de la Copa del Rey, le descart¨® del todo por alg¨²n tiempo.
Los inquilinos del banquillo de los sufrimientos fueron cambiando. A Luis Cid, Carriega, le sustituy¨® Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Traid y a ¨¦ste Luis Aragon¨¦s. Pero a Cabrera le daba igual porque s¨®lo se contaba con ¨¦l de manera espor¨¢dica. "Quiz¨¢ influyese en ello mi car¨¢cter callado, t¨ªmido. Nunca fui uno de esos jugadores que se sirve de la Prensa para llamar la atenci¨®n mediante explosivas declaraciones de protesta".
Su estilo es otro. Pero toda paciencia tiene un l¨ªmite. "A principios de esta temporada me decid¨ª a hablar en serio con Luis Aragon¨¦s. Quer¨ªa que me aclarase si confiaba en m¨ª o no". Cabrera estaba dispuesto "a solicitar la baja en el club y, acaso, hasta a dejar el f¨²tbol si su respuesta era negativa". Pero no fue necesaria una determinaci¨®n tan radical.
Sus dos goles a Arconada
Otra ocasi¨®n se le brind¨® y le ha sido provechosa. Doce partidos ligueros lleva jugados consecutivamente y en, ellos ha logrado ocho goles. "Los dos que le met¨ª a Arconada, tires jornadas atr¨¢s, han sido muy importantes para m¨ª por su repercusi¨®n popular. Fueron de ejecuci¨®n parecida. En ambos par¨¦ el bal¨®n con el pecho y dispar¨¦ seg¨²n ca¨ªa, aunque en el primero con el pie izquierdo y en el segundo con el derecho". Los ¨²ltimos dos positivos del Atl¨¦tico de la escalada, los de La Condomina a costa del Murcia, se han debido tambi¨¦n a su oportunismo certero.
Lesionado Rubio, incluso ha relegado a otros dos extremos, Mor¨¢n y Pedraza, que, como aqu¨¦l, tambi¨¦n coquetearon en su momento con la internacionalidad. Una variante t¨¢ctica lo ha propiciado. "Luis Aragon¨¦s ha optado por alinear a dos delanteros centro y, hoy por hoy, estamos dando buen resultado. Hugo y yo nos procuramos huecos rec¨ªprocamente. Como ¨¦l tiene m¨¢s fama, los defensas contrarios se obsesionan con anularle y yo me valgo de ello".
Cabrera sonr¨ªe ahora m¨¢s a menudo. Su titularidad le permite soportar con mejor talante las deudas que, a pesar de la reciente aportaci¨®n econ¨®mica recibida de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, un Atl¨¦tico en crisis mantiene con ¨¦l, as¨ª como con sus dem¨¢s jugadores. De la temporada pasada a¨²n le quedaban por percibir antes de esa ayuda unos tres millones de pesetas y de ¨¦sta "todos tenemos pendiente la parte proporcional de las fichas y las primas".
As¨ª que Cabrera vive poco m¨¢s o menos al d¨ªa. Por eso, "porque uno siempre ha de estar preparado por si vienen mal dadas", aquel tornero frustrado por su proyecci¨®n en el Hurac¨¢n, argentino, en el que estableci¨® su r¨¦cord goleador en un partido con cuatro tantos, y su salto posterior del charco se afana cada tarde, desde hace varios meses, asistiendo a unos cursos de Inform¨¢tica. Se ha comprado uno de esos ordenadores personales tan en boga y no cesa de practicar en su piso de alquiler. "Se puede llevar con ¨¦l cualquier contabilidad". Por ejemplo, la de sus actuaciones en su nueva y m¨¢s risue?a ¨¦poca.
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