El paciente que recibi¨® el segundo coraz¨®n trasplantado en Espa?a muere nueve meses despu¨¦s
Juan Alarc¨®n Torres, de 30 a?os, a quien se hizo el segundo trasplante de coraz¨®n de Espa?a el pasado 9 de mayo en el hospital de Sant Pau, de Barcelona, falleci¨® ayer en su domicilio del barrio de La Florida de I'Hospitalet, sin que se conozcan todav¨ªa las causas. Juan Alarc¨®n apareci¨® muerto cuando sus familiares fueron a despertarlo y en la autopsia practicada no se ha encontrado macrosc¨®picamente ninguna causa aparente de su muerte, aunque, seg¨²n fuentes del hospital de Sant Pau, se espera que el estudio microsc¨®pico posterior -que llevar¨¢ varias semanas- permita conocer m¨¢s concretamente la causa del ¨®bito.Desde el pasado 15 de junio, fecha en que se le dio el alta, Juan Alarc¨®n ha sido sometido a revisiones peri¨®dicas, la ¨²ltima de las cuales fue realizada el pasado 9 de enero. Estaba previsto que el 9 de marzo volviera a ingresar unos d¨ªas en el hospital a fin de someterle a una nueva biopsia cardiaca y a otra bater¨ªa de an¨¢lisis. Los ¨²ltimos estudios de los m¨¦dicos no revelaban ninguna anomal¨ªa. Juan Alarc¨®n segu¨ªa un proceso satisfactorio, en opini¨®n de los cardi¨®logos de Sant Pau, y llevaba una vida normal.
Alarc¨®n fue operado el pasado 9 de mayo, al sufrir una cardiopat¨ªa congestiva en fase terminal. Los m¨¦dicos no le daban m¨¢s que unas pocas semanas de vida. Pr¨¢cticamente no andaba y hab¨ªa adelgazado hasta pesar s¨®lo 40 kilos. La operaci¨®n de trasplante de coraz¨®n fue realizada por el equipo de Cirug¨ªa Cardiaca del hospital de Sant Pau. El doctor Josep Oriol Bon¨ªn extrajo el coraz¨®n del donante y el doctor Josep Maria Cara1ps realiz¨® el trasplante. La operaci¨®n dur¨® cuatro horas.
Aunque raramente suele saberse qui¨¦n es el donante, la expectativa creada en torno a la noticia hizo que una publicaci¨®n manresana publicara su identidad: se trataba de Carles Manez Vilanova, de 21 anos, que pasaba los fines de semana en Cardona (Barcelona) y que el 6 de mayo de 1984, despu¨¦s de ver por televisi¨®n la final de la Copa del Rey, fue a una discoteca de Solsona con unos amigos, con la mala fortuna de que el coche en el que viajaban patin¨® en el asfalto a causa de la lluvia, dio dos vueltas de campana y se estrell¨® contra una valla. A ninguno de sus tres compa?eros le pas¨® nada, pero ¨¦l recibi¨® un impacto en el cr¨¢neo. Durante el d¨ªa siguiente estuvo en observaci¨®n, aunque con un fuerte dolor de cabeza, que le hizo entrar en un coma irreversible en la madrugada.
Juan Alarc¨®n llevaba una vida pl¨¢cida. Paseos por el barrio, partidas de domin¨® en un bar cercano y alg¨²n campeonato de petanca le ocupaban la mayor parte del tiempo. El pasado domingo hab¨ªa jugado una partida con su equipo, el Club Petanca La Florida, en el barrio barcelon¨¦s de Vallcarca. Alarc¨®n era tambi¨¦n un adicto al v¨ªdeo desde que el equipo de f¨²tbol de su localidad se lo regalara, tras mostrar su ilusi¨®n por tener uno en su primera entrevista televisada. En el barrio era una persona conocida, aunque a ¨¦l la popularidad no le gustaba, hasta el extremo de que en los ¨²ltimos meses se negaba a conceder entrevistas a los medios de comunicaci¨®n. Una conocida revista del coraz¨®n le ofreci¨® recientemente 30.000 pesetas por unas declaraciones.
Alarc¨®n viv¨ªa con su padre y una t¨ªa. Despu¨¦s del trasplante, com¨ªa todo tipo de alimentos, aunque segu¨ªa un r¨¦gimen sin sal, tal como le recomendaron los m¨¦dicos hac¨ªa varios a?os. Pesaba ya 58 kilos. No fumaba ni beb¨ªa. Tampoco le gustaba volver a verse en la cinta de v¨ªdeo que le grabaron unos conocidos, ni repasar el ¨¢lbum de recortes de Prensa que le regal¨® el hospital. A?oraba las discotecas, pero tem¨ªa cansarse. Cobraba mensualmente algo m¨¢s de 40.000 pesetas en concepto de invalidez provisional.
El pasado fin de semana hab¨ªa contado a este peri¨®dico la siguiente an¨¦cdota: "Poco antes de la operaci¨®n, fui a pedir la invalidez definitiva y una mujer que hab¨ªa all¨ª -supongo que ser¨ªa una doctora-, mir¨® los electrocardiogramas y me dijo que lo m¨ªo no era tan grave como para d¨¢rmela. Volv¨ª a verla despu¨¦s del trasplante, y cogi¨® de nuevo mi expediente, advirti¨¦ndome que no fuera pesado, que mi coraz¨®n estaba bastante bien. Le dije que tan bien no estar¨ªa porque me lo acababan de trasplantar. Ya no insisti¨®, me dijo que pod¨ªa irme y que me tramitaria los papeles.".
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