Radi: "Marruecos no concibe que pueda haber una guerra por Ceuta y Melilla"
El tratado de uni¨®n libio-marroqu¨ª, firmado en Uxda el 13 de agosto pasado, es considerado por algunos pa¨ªses como un acicate del actual riesgo de guerra en el Magreb. Otros pa¨ªses, como Estados Unidos o Espa?a, permianecen a la expectativa. Mientras el Gobierno espa?ol asegura que el tratado no le preocupa en absoluto, el Estado Mayor de los Ej¨¦rcitos retrasa la presentaci¨®n del Plan Estrat¨¦gico Conjunto (PEC) para actualizarlo a la luz del tratado de Uxda. Abdelhuahed Radi, secretario general de la uni¨®n y el hombre que tiene la dif¨ªcil tarea de estar a las ¨®rdenes de dos personalidades tan distintas como el rey Hassan II y el coronel Gaddafi, responde a las preguntas de EL PAIS sobre este asunto en la primera entrevista que el actualmente ministro marroqu¨ª de Cooperaci¨®n concede a un representante de la Prensa occidental.
A los 50 a?os de edad, Abdelhuahed Radi, ministro de la Cooperaci¨®n del Gobierno marroqu¨ª, profesor de Psicosociolog¨ªa en la universidad Mohamed V de Rabat, jefe del Grupo Parlamentario Socialista durante la legislatura 1977-1983, miembro del Comit¨¦ Central del Partido Socialista (USFP), diputado por Sidi Sliman, tendr¨¢ que abandonar probablemente todas las actividades a Finales de este mes para consagrarse en exclusiva a su cargo de secretario general de la uni¨®n libio-marroqu¨ª, que desempe?ar¨¢ durante los dos pr¨®ximos a?os desde Tr¨ªpoli.
Pregunta. Argelia y otros pa¨ªses de la zona consideran que la uni¨®n libio-marroqu¨ª divide a¨²n m¨¢s al Mabreb.
Respuesta. Yo no lo creo. No existe ninguna contradicci¨®n entre el acuerdo libio-marroqu¨ª y el tratado firmado entre Argelia, T¨²nez y Mauritania. El segundo pretende desarrollar relaciones de buena vecindad, y el primero l¨ªa m¨¢s all¨¢ e intenta una cooperaci¨®n sobre bases econ¨®micas y culturales. Pero eso no contradice ni siquiera el que un pa¨ªs firmante de uno de los dos tratados pueda adherirse al otro.
P. Pero es cierto que despu¨¦s del 13 de agosto de 1984 ha aumentado la tensi¨®n entre Marruecos y Argelia.
R. Todos sabemos que entre Marruecos y Argelia existe el problema del S¨¢hara. Con uni¨®n libio-marroqu¨ª o sin ella, la evoluci¨®n hubiese sido la misma. No es el tratado de Uxda el que hizo aumentar la tensi¨®n, sino la propia evoluci¨®n del problema del S¨¢hara. En el marco del acuerdo de Uxda no se ha tomado ninguna iniciativa que pueda ser considerada como hostil.
P. Existen acuerdos de defensa.
R. ?Qu¨¦ acuerdos de defensa?
P. Los que prev¨¦ el art¨ªculo 12 del tratado.
R. No existen tales acuerdos de defensa. Existe s¨®lo un consejo de defensa, como existen un consejo econ¨®mico, pol¨ªtico y t¨¦cnico. Se trata de un consejo en el cual los representantes de los dos pa¨ªses armonizar¨¢n sus programas de defensa.
P. Pero ese aspecto del tratado suscita aprensiones en muchos pa¨ªses, entre ellos Espa?a. Marruecos es una monarqu¨ªa conservadora, y Libia, una jamairya revolucionaria. Eso altera ciertos presupuestos defensivos en los pa¨ªses vecinos de Marruecos.
R. Yo no creo que la uni¨®n libiomarroqu¨ª constituya un peligro para nadie. Nuestro acuerdo quiere reforzar la uni¨®n y la cooperaci¨®n con un pa¨ªs hermano como es Libia. En lo que a Espa?a se refiere, Marruecos tiene con ella una .larga historia e intereses comunes. Aunque somos competidores en lo comercial y agr¨ªcola, en otras cuestiones somos complementarios.
Los conflictos son cuestiones coyunturales 31 sobre ellos no se pueden construir pol¨ªticas. Por el contrario, yo creo que la uni¨®n no s¨®lo no va contra Espa?a, sino que puede beneficiarla.
P. ?De qu¨¦ ?manera?
R. Porque entre Espa?a y Marruecos existen lazos bilaterales estrechos, y si. Marruecos se une ahora de una manera estrecha a Libia, habr¨ªa interinfluencia entre Libia y Espa?a a trav¨¦s de Marruecos, como la habr¨¢ con todos los otros socios de Marruecos. Entre Espa?a y Libia no existen lazos hist¨®ricos, pero gracias a Marruecos ahora se pueden crear.
Gaddafi, en palma
P. Las preocupaciones espa?olas no van por ah¨ª. Usted conoce, por ejemplo, las declaraciones del coronel Gaddafi en Palma de Mallorca sobre temas internos espa?oles, como Ceuta y Melilla, la OTAN o las futuras relaciones hispano-israel¨ªes.
R. Cualquier l¨ªder ¨¢rabe hubiera dicho una respuesta parecida a la del coronel Gaddafi sobre los puntos que usted menciona. A ning¨²n pa¨ªs; ¨¢rabe le agradar¨¢ que Espa?a establezca relaciones diplom¨¢ticas con Israel. En cuanto a Ceuta y Melilla, todos los pa¨ªses ¨¢rabes, e incluso ciudadanos espa?oles, consideran que son marroqu¨ªes. Si al coronel Gaddafi le hubieran hecho esas preguntas antes del acuerdo de uni¨®n con Marruecos, seguramente habr¨ªa dicho lo mismo. A partir de esos elementos no se puede deducir que Libia sea hostil a Espa?a y que vaya a comunicar su hostilidad a Marruecos.
En lo que concierne a Ceuta y Melilla, el rey Hassan II ha dicho que la soluci¨®n de ese problema s¨®lo puede ser pol¨ªtica. Nos tomaremos todo el tiempo que sea necesario y discutiremos todo lo que haga falta para llegar a una soluci¨®n amistosa. Nosotros deseamos que Espa?a recupere su soberan¨ªa sobre Gibraltar, y seguiremos esos mismos m¨¦todos espa?oles con respecto a Ceuta y Melilla. Nadie piensa que pueda haber una guerra entre Espa?a y Gran Breta?a por Gibraltar. Nosotros tampoco concebimos que pueda haberla por Ceuta y Melilla.
Total libertad por ambas partes
P. Convendr¨¢ usted que la uni¨®n libio-marroqu¨ª aporta, al menos, una cierta confusi¨®n. Marruecos solicita ingresar en la Comunidad Europea y tiene suscritos acuerdos militares con Estados Unidos. Libia mantiene estrechas relaciones con los pa¨ªses del Este, y considera a Estados Unidos como su enemigo principal. El temor es que el tratado de uni¨®n otorga a Libia un cierto derecho a juzgar y tal vez influir sobre las opciones exteriores de Marruecos.
R. No existe nada en el acuerdo libio-marroqu¨ª que conceda a ninguno de los dos pa¨ªses el derecho a juzgar las opciones del otro. Por el contrario, ambos se comprometen a no intervenir en la pol¨ªtica interior del otro. Ambos contratantes conservan adem¨¢s toda su libertad para firmar cualquier acuerdo con cualquier tercer pa¨ªs.
Lo ¨²nico que la uni¨®n exige es un m¨ªnimo de coordinaci¨®n de partida, que seguramente se ir¨¢ desarrollando poco a poco. Supongo que cuando los dos pa¨ªses se re¨²nan a discutir un problema har¨¢n todo lo posible por llegar a una posici¨®n com¨²n, pero si no llegan, cada cual conserva su total libertad de acci¨®n.
P. Hace cuatro meses que se firm¨® el tratado de Uxda, y Marruecos ya ha nombrado a sus 60 diputados en el Parlamento com¨²n, pero Libia no. ?Tiene Marruecos m¨¢s prisa que Libia?
R. No, en absoluto; lo que ocurre es que los procedimientos son diferentes en los dos pa¨ªses. A los 60 diputados libios los nombrar¨¢ el Congreso General del Pueblo Libio, que tiene 2.500 miembros y que est¨¢ en per¨ªodo de constituci¨®n. El Congreso se re¨²ne esta semana y designar¨¢ a los parlamentarios libios. Por lo dem¨¢s, est¨¢ pendiente la aprobaci¨®n del presupuesto de funcionamiento de la uni¨®n por parte del rey Hassan II y del coronel Gaddafi. Espero que estar¨¢ aprobado para marzo, y entonces comenzar¨¢ a funcionar el aparato administrativo de la uni¨®n.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 18
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