Un drama alegre
Hace unos meses TVE emiti¨® Rufuf¨², un notable y divertido filme, en el borde de la perfecci¨®n, de Mario Monicelli. Esta pel¨ªcula es una de las joyas de la llamada comedia italiana, variante aparentemente ligera del cine neorrealista que en su apogeo, a caballo entre los a?os cincuenta y sesenta, alcanz¨® una audiencia mundial, pero que fue entonces considerada como un simple g¨¦nero comercial, y sus pel¨ªculas eran olvidadas casi al mismo ritmo que consumidas.Los a?os pasaron, mostraron la superficialidad de este olvido y la resurrecci¨®n se produjo y a¨²n sigue produci¨¦ndose, gota a gota, pel¨ªcula a pel¨ªcula. En la comedia italiana hay tambi¨¦n pel¨ªculas extraordinarias, que esconden detr¨¢s de su ligereza alardes de maestr¨ªa y de fertilidad inventiva.
Todos a casa se emite esta noche a las 21
45 por TVE-1.
Todos a casa es otra de las peque?as, o no tan peque?as, obras rnaestras de la citada corriente cinematogr¨¢fica de las postrimer¨ªas del neorrealismo. Cuenta su director, L. Comencini, con desarmante dominio de un amplio y variado abanico de registros, que abarca desde el patetismo a la m¨¢s pura comicidad, un acontecimiento hist¨®rico de gran complejidad: la autodisoluci¨®n, casi la desbandada, que se produjo en el ej¨¦rcito fascista italiano en plena guerra mundial como consecuencia de la ca¨ªda de Benito Mussolini y la subida al poder del mariscal Badoglio. Este tremendo hecho, que podr¨ªa haber servido de base para una enrevesada epopeya, es convertido por Comencini y los guionistas de Todos a casa en un trepidante batiburrillo de situaciones indistintamente dram¨¢ticas y c¨®micas, en el que la epopeya de fondo es tra¨ªda a primer t¨¦rmino con toda su solemnidad dominada por una divertid¨ªsima aplicaci¨®n al drama de las leyes de la picaresca.
Y de esta manera asuntos muy serios penetran en la retina del espectador bajo la saludable especie de risa. Luego, una vez vista la pel¨ªcula, uno se asombra de la sagacidad de los guionistas, el director y los int¨¦rpretes: ?c¨®mo demonios se las han arreglado para meternos entre pecho y espalda un plato tan fuerte con tanta ligereza, sin que apenas nos hayamos dado cuenta? Es m¨¢s que una argucia, simple destreza de oficio, y esto se percibe si se observa la pel¨ªcula desde su evidencia m¨¢s gruesa, que es la presencia y la maestr¨ªa de sus int¨¦rpretes, y en especial las de Alberto Sordi, sobre el que se vertebra toda la historia.
Este actor, un bufo capaz de hacernos tragar por el dictado de su peculiar personalidad, en la que entran como cosa natural todas las exageraciones ¨ªmaginables, act¨²a en Todos a casa con un casi delicado dominio del exceso, y su habitual sobreactuaci¨®n encaja, como si se tratara de una pieza de relojer¨ªa, en la mesura del relato, que es transparente, directo y dominado por un asunto tan complicado en cine como es la sencillez.
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