Sorpresa en Corea
LOS RESULTADOS de las elecciones que se acaban de celebrar en Corea del Sur no corresponden a lo que el r¨¦gimen del general Chun Doo Hwan hab¨ªa previsto. Al hablar de democracia, en el caso de Corea, hace falta relativizar fuertemente el significado del t¨¦rmino. El Gobierno dispon¨ªa de palancas muy fuertes para predeterminar los resultados electorales, tanto represivos y polic¨ªacos, como mediante la censura y manipulaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Que esos resortes se hayan quedado cortos, que el general y presidente Chun no haya logrado el plebiscito que esperaba, para poder as¨ª acudir con una imagen m¨¢s respetable a la entrevista con el presidente Reagan en el pr¨®ximo mes de abril, es sin duda uno de los datos m¨¢s; interesantes de estas elecciones. En realidad, elecciones aut¨¦nticas, en Corea del Sur, no las ha habido nunca. Despu¨¦s del asesinato del presidente Park Chuing Hee en 1979, los militares no tardaron mucho en hacerse con el poder, y aplastaron con una represi¨®n sangrienta el levantamiento estudiantil y popular en la ciudad de Kwangju. El actual presidente Chun era el jefe de la CIA coreana, y accedi¨® a la cumbre del poder por cam.inos no precisamente electorales ni democr¨¢ticos.La biograf¨ªa de Kim Dae Jung, figura democr¨¢tica que acaba de regresar de EE UU, acompa?ado de algunas personalidades norteamericanas para evitar que se repitiese un asesinato como el de Aquino en Filipinas, es una estupenda descripci¨®n de los l¨ªmites de la democracia en la realidad coreana. Se revel¨® como un pol¨ªtico de gran impacto popular en la campa?a presidencial de 1971; de hecho, el presidente Park tuvo que falsificar los resultados para evitar la victoria de Kim. Desde entonces empez¨® su persecuci¨®n sistem¨¢tica, y casi es un milagro que haya salvado la vida. Fue capturado en el Jap¨®n por los servicios secretos coreanos, y reapareci¨® vivo en Se¨²l s¨®lo como consecuencia de una enorme campa?a internacional. En 1980 fue condenado a muerte; se salv¨® por la intervenci¨®n de EE UU, deseoso de disponer de eventuales equipos de recambio en un pa¨ªs dividido, y sobre el cual ejerce una presi¨®n el r¨¦gimen comunista del norte. Este proceso que se ha desarrollado en Corea pone de relieve con particular agudeza la contradicci¨®n en la que se mueve la pol¨ªtica de EE UU.
La sorpresa de las recientes elecciones estriba en que un partido nuevo, constituido hace un mes escaso, y que por tanto se halla fuera del juego parlamentario controlado y falseado que ha funcionado hasta aqu¨ª, ha obtenido una victoria imprevista, superando ampliamente a los partidos de oposici¨®n controlada que han funcionado hasta ahora. La victoria del partido gubernamental no tiene excesiva significaci¨®n; es simplemente la confirmaci¨®n de que el r¨¦gimen sigue siendo una democracia trabada y, en cierta medida, dirigida desde el poder. El nuevo partido, Nueva Democracia de Corea, ha centrado su campa?a en un discurso hasta ahora prohibido: ha denunciado la dictadura de Chun con todas las letras, la corrupci¨®n y los esc¨¢ndalos que rodean al poder, ha anunciado una encuesta para descubrir los responsables de la matanza de Kwanju. Su campa?a electoral ha suscitado gran entusiasmo. Pero la cuesti¨®n fundamental es que Ios partidos de oposici¨®n s¨®lo han podido hablar en los l¨ªmites estrechos de las reuniones electorales. Todos los medios de comunicaci¨®n est¨¢n sometios a la censura y controlados por el poder. La Prensa ni siquiera ha dado la noticia del retorno de K¨ªn¨ª Dae Jung, noticia de primera p¨¢gina en la Prensa mundial.
A pesar de su victoria en las cifras el Gobierno Chun ha sufrido una derrota. Corea tiene que entrar, a un ritmo m¨¢s o menos r¨¢pido, en una nueva situaci¨®n. El factor representado por una oposici¨®n democr¨¢tica aut¨¦ntica, con un respaldo popular indiscutible, estimular¨¢ probablemente la apertura del di¨¢logo con Corea del Norte. Al lado de una China embarcada en cambios profundos, que ponen en entredicho algunos de los presupuestos de su pol¨ªtica anterior, es anacr¨®nico congelar en Corea un frente militar que existe desde los a?os cincuenta. El mayor peso de la democracia en el Sur ayudar¨¢ a hallar soluciones m¨¢s racionales para la estabilidad de esa zona.
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