"Tu pap¨¢ no era asi"
La nostalgia es un veneno lento que ingieren los suicidas autocomplacientes en tardes lluviosas, onanismo moroso para pacientes de la tercera edad, virus melanc¨®lico de amplio espectro, ritual masoquista que combina el placer y la aflicci¨®n.Este popular veneno se expende al por mayor en los hipermercados, y sus fechas de caducidad se hallan cada d¨ªa m¨¢s cerca; la vertiginosa industria cultural recambia cada vez con m¨¢s frecuencia sus mercanc¨ªas y recicla los materiales M ayer rebajados de precio y con una etiqueta dorada.
Pero la nostalgia cobra muchas veces entre nosotros los aires de la simulaci¨®n, y aparecen por doquier en los medios de comunicaci¨®n portavoces de una nostalgia manipulada y falseada, profetas que han alterado sus curr¨ªculos vitales para aparentar ante s¨ª mismos y ante la audiencia un pasado hipot¨¦tico en el que fueron adalides de las sustancias psicotr¨®picas, alumnos aventajados de Marcuse y fans predilectos de Jimmi Hendrix. No niego la existencia en aquellos a?os sesenta, recept¨¢culo de todas las a?oranzas, de partisanos de Bob Dylan, iniciados en los cultos del mezcal y del cannabis, disc¨ªpulos de Ginsberg, Leary y Angela Davis o toxic¨®manos de vanguardia, pero si todos los profetas que inundan las ondas de la radio, las pantallas de la televisi¨®n y los anaqueles de las librer¨ªas con el re cuento de sus falsas vivencias, si todos los que a?oran aquella "d¨¦cada prodigiosa" hubieran estado all¨ª, en lo m¨¢s granado de su juventud, defendiendo nuevas ideas y nuevos ritmos con el convenciomiento que lo hacen ahora los estudiantes de EGB recitar¨ªan de memoria la discografia de los Rolling Stones, y nos ahorrar¨ªamos la reiterativa exhumaci¨®n de sus reliquias.
La recuperaci¨®n, mil mejores poes¨ªas de la lengua castellana, de los ¨¦xitos de ayer en los medios de comunicaci¨®n no es m¨¢s que una asignatura pendiente en la mejor tradici¨®n de Jos¨¦ Luis Garci, memorialista de una generaci¨®n cutre a la que se pretende reivindicar ante las nuevas generaciones.
Hace aproximadamente 10 a?os uno de estos gur¨²s recientes de la premodernidad romp¨ªa ante las c¨¢maras de televisi¨®n un disco puntero en las listas norteamericanas para simbolizar su apocal¨ªptico desd¨¦n por las modas for¨¢neas y los ritmos negroides.
Vicio solitario
Resuenan todav¨ªa en las redacciones de los peri¨®dicos y en los estudios de la radio o de la televisi¨®n los ecos de las carcajadas de estos rezagados ante las im¨¢genes del andr¨®gino Bowie o los excesos capilares y cosm¨¦ticos de algunos grupos; en las hemerotecas se conservan los inspirados comentarios de algunos profesionales recientemente reciclados sobre el afeminamiento de los Beatles, los peligros del rock and roll para la moral de los j¨®venes y el pozo sin fondo en el que acaban por caer los j¨®venes adolescentes fr¨ªvolos que se entregan sin frenos y sin tasas a las modas extranjerizantes.Han tardado 20 a?os en apreciar los valores de estos g¨¦neros bastardos y subculturales, y ahora los quieren utilizar como coartada para disimular los progresos de su alopecia o de su per¨ªmetro abdominal.
No han cambiado tanto, siguen igual de temerosos ante las novedades sin pedigr¨ª, de espaldas y con miedo ante los productos del ingenio contempor¨¢neo, entregados a su nuevo vicio solitario, encerrados con un solo juguete cuyo mecanismo acaban de descubrir.
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