?Por qu¨¦ el consumidor no opina?
En el Mercado Com¨²n los consumidores tienen la misma representatividad que empresarios y sindicatos
Enero ha subido los servicios bancarios. En otros sitios de nuestra anhelada CEE se llama venta abusiva a ofertar algo gratis, crear su necesidad y despu¨¦s cobrarlo. Algo de esto ocurri¨® con algunos servicios bancarios. Enero ha cuestionado tambi¨¦n el precio de los productos agr¨ªcolas, planteando un incremento medio para los productos sometidos a regulaci¨®n. Este costoso mes de enero ha subido, entre otras fuentes de energ¨ªa, el gas¨®leo y el gas. Seg¨²n las previsiones, no deber¨ªan celebrarlo los que usan gasolina simplemente porque ¨¦sta no subi¨®. Se van a cambiar los octanajes para evitar el plomo y con ello disminuir la contaminaci¨®n, lo que es necesario. Esto parece que incrementa en 0,25 pesetas el coste del litro por el nuevo refinado. Puede ser que la gasolina suba.Enero subi¨® los transportes: los trenes son m¨¢s caros, y tambi¨¦n los autobuses, tanto discrecionales como regulares. Las tarifas el¨¦ctricas, el tel¨¦fono y el tabaco no quedan ausentes de esta movida. El consumidor lo lee y se calla. Realmente se merece el premio a la paciencia. Sin embargo, te¨®ricamente, opina en estos temas, pues tiene un puesto en la Junta Superior de Precios, junto a la Administraci¨®n -que tiene 13-, los empresarios y los sindicatos.
Derechco a ser consultado
Al estar pr¨¢cticamente ausente de estos foros se autoexcluye de ejercer uno de los cinco derechos de los consumidores que la Comunidad Econ¨®mica Europea reconoce y ejercita. Es el derecho a ser consultado y a opinar en las decisiones que le afectan. El segundo programa de la CEE para una pol¨ªtica de protecci¨®n y de informaci¨®n de los consumidores (mayo de 1981)dice que se deben crear condiciones para que el consumidor "participe en la elaboraci¨®n y en la puesta en pr¨¢ctica de las grandes decisiones econ¨®micas que le conciernen d¨ªrectamente como comprador o usuario".
La falta de convencimiento de sus derechos comienza por el propio consumidor, que ha asimilado la necesidad de sindicarse para la gesti¨®n de su salario, pero se le ha olvidado afiliarse para la gesti¨®n de su gasto (control de precios). El programa de la CEE adem¨¢s dice que "la elaboraci¨®n de las nuevas orientaciones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica y social debe ser el resultado de una concertaci¨®n entre todas las partes interesadas, inclu¨ªdos los consumidores, y que el consumo no debe ser considerado como una variable de ajuste del desarrollo econ¨®mico". Cuando el consumo sea considerado como algo m¨¢s, cuando al consumidor se le reconozca como "partenaire econ¨®mico", entonces el sistema de mercado podr¨¢ empezar a asimilar la necesidad de ajustarse a los intereses de los ciudadanos.
La CEE cre¨® en 1973 el Comit¨¦ Consultivo de los Consumidores (CCC), con objeto de que los intereses de los consumidores est¨¦n representados y ¨¦stos puedan ofrecer sus opiniones sobre todos los problemas que de alguna manera les afecten. Este comit¨¦ tiene capacidad de ofrecer opiniones a iniciativa propia aunque no haya sido consultado. No solamente asume problemas de precios, sino que opina sobre todo tipo de situaciones del mercado que afecte al consumidor. Lo componen 33 miembros, de los que nueve son t¨¦cnicos especializados en temas de consumo, y 24, representantes de las distintas organizaciones de consumidores o ciudadanos que trabajan por la calidad de vida (CES, sindicato; Coface, organizaciones familiares; BEUC, asociaciones de consumidores; Eurocoop, cooperativas de consumo). El comit¨¦ consultivo env¨ªa representantes a otros comit¨¦s, como el de productos alimenticios, el de cuestiones aduaneras, el de cuestiones veterinarias y otros 20 comit¨¦s para diversos productos agr¨ªcolas. En todos ellos tiene 90 representantes en total. El objetivo es aportar cuantos m¨¢s datos posibles para la elaboraci¨®n de la legislaci¨®n espec¨ªfica.
Los diversos pa¨ªses integrantes de la CEE tienen ¨®rganos de representaci¨®n similares al Comit¨¦ Consultivo de los Consumidores.
Sin cauces de opini¨®n
En Espa?a no existe algo parecido, a pesar de que la ley general para la Defensa de los Consumidores y Usuarios (BOE, 24 de julio de 1984), en su art¨ªculo 22, prev¨¦ que el Gobierno determinar¨¢ la composici¨®n y funciones de un consejo, integrado por asociaciones de consumidores, como ¨®rgano de representaci¨®n y consulta. Los consumidores no tenemos capacidad de opinar porque no hay cauces. El ¨®rgano que m¨¢s podr¨ªa semejarse al comit¨¦ de la CEE es la citada Junta Superior de Precios, que te¨®ricamente debe opinar solamente sobre las diversas subidas sectoriales de precios.
Esta junta tiene funci¨®n consultiva, pues la decisi¨®n se toma en la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos. Pero analizando su composici¨®n, la presencia de los consumidores es m¨¢s bien simb¨®lica: un presidente, nombrado por el Ministerio de Econom¨ªa; 10 vocales representantes de diversos ministerios, dos de asociaciones empresariales, uno de cada sindicato representativo a nivel estatal, uno de asociaciones de consumidores, un secretario general y un jefe de gabinete t¨¦cnico; los dos ¨²ltimos, nombrados por el Ministerio de Econom¨ªa. Hay un peso mayoritario de la Administraci¨®n. En la exposici¨®n de motivos del decreto de 26 de marzo de 1982, que renueva la composici¨®n y funcionamiento, se basa la participaci¨®n de las organizaciones empresariales y sindicales en lo negociado desde los pactos de negociaciones laborales (Estatuto de los Trabajadores y Acuerdo Nacional de Empleo). Y esto no es criticable en s¨ª mismo. Lo que no es correcto es que la presencia de los consumidores est¨¦ desequilibrada al tener s¨®lo un representante. Ni siquiera se asimila a la de los sindicatos u organizaciones empresariales. De nuevo se refuerza la idea de concebir al ciudadano m¨¢s como trabajador (gesti¨®n del salario) que como consumidor (gesti¨®n del gasto). Adem¨¢s, la consulta en las decisiones de precios, aunque fuera eficaz, no podr¨ªa agotar el derecho de los consumidores a opinar. El comit¨¦ de la CEE es mucho m¨¢s amplio que el tema del precio. Pues el problema del consumo tambi¨¦n es el de la salud, la reparaci¨®n de da?os, la informaci¨®n, la formaci¨®n, etc¨¦tera. Y ah¨ª los consumidores espa?oles s¨ª que estamos mudos.
El consumidor se limita a ver c¨®mo suben los precios y c¨®mo le suceden las cosas. A lo sumo le queda la posibilidad del enfado personal. Con ello se renuncia al derecho de opinar en las decisiones que le afectan. El sistema econ¨®mico lo ha marginado de la toma de decisiones, como hist¨®ricamente hubiera marginado el poder empresarial al trabajador si no hubiera nacido el sindicato como contrapoder laboral. La necesidad de asociarse como consumidor ser¨¢ la base en que apoyar ese contrapoder que equilibre la situaci¨®n de mercado a favor del consumidor. El sistema por s¨ª mismo no va a dar al consumidor esa posibilidad. Es el propio consumidor quien tiene que asumir su problema y realizar su derecho a opinar en las decisiones que le afecten desde unas organizaciones capaces de representarlo.
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