Futuro incierto del liberalismo en la RFA
PUEDE PARECER, a primera vista, que el cambio en la presidencia del partido liberal de la Rep¨²blica Federal de Alemania es un hecho de menor importancia; eles pu¨¦s de todo, Genscher va a seguir de vicecanciller y ministro de Asuntos Exteriores; el nuevo presidente, Mart¨ªn Bangemann, se dedicar¨¢ exclusivamente a temas de partido. Pero ser¨ªa una impresi¨®n err¨®nea; el cambio refleja la angustia de un partido que marcha camino de perder su representaci¨®n en el Parlamento federal. Detr¨¢s de la dimisi¨®n de Genscher se perfilan, pues, grandes interrogantes sobre el ma?ana pol¨ªticode la RFA y, por tanto, sobre factores decisivos para el futuro de Europa.En los 13 a?os de colaboraci¨®n en el Goblierno con los socialdem¨®cratas (con Brandt primero, luego con Schmidt), el partido liberal cumpl¨ªa una funci¨®n pol¨ªtica sustancial: ayudaba a mantener el reformismo socialista en un marco aceptable para sectores influyentes del empresariado; daba en cierto modo "respetabilidad" ante c¨ªrculos tradicionalmente antisocialstas. Sin embargo, la crisis econ¨®mica agudizaba en su seno una contradicci¨®n real: ?c¨®mo apoyar, en nombre de una doctrinaliberal, el intervencionismo y el Estado de bienestar? Se iniciaron los retrocesos electorales; surgieron crisis en el partido. En octubre de 1982, Genscher opt¨® por el abandono de sus aliados, provoc¨® la ca¨ªda del Gobierno Schmidt y permiti¨® la subida al poder, sin elecciones, de la. derecha, de los democristianos, con el canciller Kohl. En esa maniobra est¨¢ probablemente la ra¨ªz de lo que acaba de suceder en el congreso liberal celebrado en Saarbrucken. Con ese viraje tan brusco, los liberales negaron su propia raz¨®n de ser; si pod¨ªan sostener por igual a los socialistas y a la derecha, se autodefin¨ªan como pura ambig¨¹edad y oportunismo. El prestigio de Genscher -ganado sobre todo en el terreno internacional- se quebrant¨® muy seriamente; apareci¨® como un maniobrero con escasos escr¨²pulos. Todo ello agravado por casos de corrupci¨®n en los que figuras liberales se hallaban envueltas.
Desde entonces, el partido liberal ha hecho un mal papel en todas las elecciones regionales; ha sido eliminado de numerosos parlamentos de los Estados (L?nder); en las elecciones europeas del a?o pasado s¨®lo obtuvo el 4,8% de los votos, por debajo del 5%, imprescindible seg¨²n la ley electoral para tener representaci¨®n parlamentaria. Es cierto que en las elecciones de marzo de 1983 Para el Parlamento de Bonn logr¨® el 6,8%, pero gracias sobre todo a las complejidades del sistema electoral y a la ayuda que le prest¨® la democracia cristiana. El partido liberal desempe?a ahora un papel importante en el Gobierno, pero carece de fuerza propia en el pa¨ªs. Y precisamente eso es lo que el congreso de Saarbrucken quiere modificar.
El nuevo presidente, Bangemann, tiene como misi¨®n ¨²nica recuperar un espacio electoral superior al 5% ante dos retos casi inmediatos: las elecciones del 10 de marzo en Berl¨ªn y en el Sarre, y en mayo, en el land de Renania-Westfalia, el m¨¢s poblado de la RFA. Un fracaso en estas elecciones colocar¨ªa a los liberales en uria situaci¨®n muy comprometida ante las elecciones generales previstas para 1987. No est¨¢n claras las posibilidades de un proceso renovador en el partido liberal; en la larga etapa de Genscher, de m¨¢s de 10 a?os de duraci¨®n, ha sufrido una sangr¨ªa no s¨®lo de electores y afiliados, sino de figuras y cuadros. El nuevo presidente es una personalidad gris, poco conocida. Su capacidad de renovaci¨®n program¨¢tica es casi nula, porque est¨¢ encuadrado en la participaci¨®n gubernamental con el canciller Kohl.
Las oscuras perspectivas del partido liberal obligan a considerar posibilidades algo sorprendentes en el horizonte pol¨ªtico del pa¨ªs. ?Podr¨ªa la democracia cristiana, con la evidente crisis de personalidades que sufre, alcanzar esa mayona absoluta que no ha vuelto a obtener desde 1961? Por otro lado, los verdes se han convertido, en los ¨²ltimos a?os, en el verdadero tercer partido de la pol¨ªtica federal. El tema ecol¨®gico impacta a sectores crecientes de la poblaci¨®n, como acaba de confirmarlo una manifestaci¨®n de 30.000 personas en Munich, el feudo de Strauss, contra un proyecto de instalaciones nucleares, convocada por los verdes y los socialistas, pero con el apoyo de grupos cat¨®licos entre otros. Durante un largo per¨ªodo, la existencia del partido liberal como tercerpartido ha sido un factor de moderaci¨®n de los socialistas. Pero en una eventualidad de retorno de la socialdemocracia al poder, la presencia de los verdes como tercer partido tendr¨ªa consecuencias obviamente muy distintas.
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