Punto de partida
En el quinto cielo es una obra joven que est¨¢ en la larga l¨ªnea del mito del sue?o americano y su fragmentaci¨®n. El t¨ªtulo original (The woolgatherer: aquel que vive de ensue?os, con la mente ausente de la realidad) indica ya su materia. La protagonista tiene la misma filiaci¨®n que Blanche du Bois en Un tranv¨ªa llamado deseo, con la locura rondando en torno a la esperanza. Resuenan El zoo de cristal, La muerte de un viajante, American dream, Panorama desde el puente.Los mon¨®logos que aparecen como fragmentos de la obra viven siempre esa filosof¨ªa: el pollo que escapa de su jaula para morir aplastado por un cami¨®n, los bellos animales extinguidos por la brutalidad humana, el descubrimiento del mar, la esperanza del amor.
En el quinto cielo (The woolgatherer)
Autor: William Mastrosimone. Versi¨®n de Julia Torres. Int¨¦rpretes: Julia Torres y Miguel Mun¨¢rriz. Espacio esc¨¦nico y direcci¨®n: Jos¨¦ Pedro Carri¨®n. Estreno: Sala Cadarso. Madrid, 26 de febrero.
Todo suena a muchas veces o¨ªdo, a la lamentaci¨®n del intelectual -como lo es el autor, profesor Mastrosimone- por una civilizaci¨®n ruda y aplastante de la vida y el frescor. De tan atr¨¢s viene que ya lat¨ªa profundamente en el Poeta en Nueva York, de Garc¨ªa Lorca. No importa o¨ªrlo otra vez.
Obra joven
Obra joven, interpretaci¨®n joven, direcci¨®n joven. Julia Torres, que ha traducido la obra buscando las dif¨ªciles equivalencias del lenguaje arg¨®tico, es la int¨¦rprete de la enso?adora, de la mujercita vulnerable y pobre, con la mente un poco perdida, y Miguel Mun¨¢rriz es el camionero cuya rudeza est¨¢ transida de emociones m¨¢s puras... El actor Jos¨¦ Pedro Carri¨®n se inicia como director y escen¨®grafo y a?ade sus propias ideas: el ¨¢mbito diminuto que gira lentamente, como un reloj sin fin posible. Lo m¨¢s valioso de todo es lo que pueda tener de arranque de muchas cosas y la incertidumbre de c¨®mo se desarrollar¨¢n.Primera obra de un autor, primera direcci¨®n de un actor, Carri¨®n, int¨¦rpretes que buscan papeles para asegurar su puesto, son elementos que por s¨ª mismos trascienden del simple c¨¢lculo de calidades o del juego de medidas: comunican fe, voluntad, esp¨ªritu de busca, de forma que los defectos se hacen virtudes.
Abren todos la confianza y la expectativa, y para el p¨²blico no profesional de un mi¨¦rcoles por la tarde, aparecieron todos los elementos como valiosos y estimulantes.
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