Un gran recital de Morente
Yo dir¨ªa que este recital de Morente fue un reencuentro del cantaor con el cante de siempre, el cante por derecho. Sali¨® cantando por ton¨¢s, lo que vino a ser ya como una declaraci¨®n de principios. Despu¨¦s rebusc¨® en la memoria del tiempo, en su propia memoria de cantaor que conoce perfectamente la ortodoxia del cante -de los viejos estilos y de los no tan viejos-, e hizo un recorrido antol¨®gico de perfecta factura flamenca.Enrique Morente hizo de todo, y casi todo lo hizo muy bien. Desde la clara luminosidad de unos aires huelvanos llenos de ligereza y encanto, al ?ay! hondo-jondo de las siguiriyas, profundizando siempre, doli¨¦ndose en el quej¨ªo estremecedor. Es cierto que, aun dentro de la fidelidad a los c¨¢nones que sell¨® casi toda su actuaci¨®n, a veces aparecieron los melismas nuevos, in¨¦ditos, de la b¨²squeda constante del cantaor en pos de un cante menos anclado en el pasado, pero ello no import¨® demasiado, porque las esencias flamencas se manten¨ªan inc¨®lumes, sin desvirtuar; bien al contrario, a veces fueron hallazgos realmente valiosos, por lo que la faceta creadora de Morente debe ser tenida en cuenta, pese a los errores que en ocasiones comete a su costa.
I Jornadas de M¨²sica Popular de Andaluc¨ªa: Enrique Morente
Con Antonio Carbonell, al cante, y Paco Cort¨¦s y El Bolo, al toque. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 1 de marzo de 1985.
Hizo Morente, por ejemplo, unos tientos de rara intensidad, densos, llenos de jondura. Su cante por sole¨¢, con alguna de sus m¨¢s bellas formas gaditanas, fue un modelo de equilibrio y sobriedad. Volvimos a o¨ªrle una de sus creaciones para el reciente homenaje a Lorca, una interesante mezcla de estilos como bamberas, tangos, etc¨¦tera. Estuvo brillante en otra de sus creaciones, sobre un conocido poema de san Juan de la Cruz...
Un verdadero festival
En fin, este constituy¨® un verdadero festival Enrique Morente, para un p¨²blico mayoritariamente universitario y progre, que conect¨® perfectamente con la propia progres¨ªa del cantaor. A quien, por a?adidura, vimos entregado como nunca, con fuerza y pasi¨®n, con voz a la que sac¨® registros bell¨ªsimos en esos tonos medios y esas ca¨ªdas a los graves de enorme musicalidad.
Paco Cort¨¦s y El Bolo, notables. Especialmente el primero, que empez¨® desafortunado en un toque en solitario para hacer despu¨¦s a Morente un acompa?amiento sensible, sobrio, de perfecta adecuaci¨®n al cante.
Me convenci¨® Enrique Morente y celebro que haya sido as¨ª, porque es la mejor prueba de que no se hab¨ªa perdido este cantaor para el flamenco tradicional, el flamenco de siempre, el flamenco que no puede perderse en el olvido.
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