Una recinte encuesta revela que el trabajo de la mujer es marginal y en muchos casos "sumergido"
La incorporaci¨®n de la mujer a todo tipo de trabajos ha sido uno de los cambios m¨¢s significativos registrados en la sociedad espa?ola en los ¨²ltimos a?os. Esta incorporaci¨®n se realiza en medio de la contradici¨®n y la paradoja. Con una legislaci¨®n igualitaria, la crisis econ¨®mica y la hostilidad masculina -ante la aptitud claramente competitiva de muchas mujeres act¨²an como elementos que impiden, de hecho, la igualdad laboral de los dos sexos. En medio de esto, situaciones puramente anecd¨®ticas -como la primera mujer minero o bombero- desv¨ªan la atenci¨®n de la marginaci¨®n que muchas mujeres viven cotidianamente en sus trabajos.Recientemente se han conocido los resultados de la encuesta encargada por el Instituto de la Mujer sobre la situaci¨®n laboral del colectivo femenino. En esta encuesta, realizada a finales de 1984, se revela una situaci¨®n claramente marginal y clandestina del trabajo de la mujer.
Sin contrato
Hasta ahora las cifras que se conoc¨ªan, seg¨²n los datos de la encuesta de poblaci¨®n activa, indicaban que s¨®lo un 27,7% de los trabajadores eran mujeres, pero en este dato no se reflejan las mujeres que se encuentran sin contrato, sin Seguridad Social y sin ning¨²n tipo de remuneraci¨®n econ¨®mica porque trabajan en un negocio familiar.Seg¨²n la encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, por encargo del Instituto de la Mujer, sobre una muestra de 8.000 encuestas, un 44,7% son trabajadoras por cuenta ajena, pero de ellas un 33% est¨¢ sin ning¨²n tipo de contrato, un 26% tiene contrato de tipo temporal, un 23% trabaja a tiempo parcial y el 23% de las encuestadas declara que ganan menos dinero que los hombres por el mismo tipo de trabajo.
Las dificultades en el acceso a un puesto de trabajo se han agudizado sustancialmente con la crisis econ¨®mica, ya que tradicionalmente se considera. al hombre como el sost¨¦n econ¨®mico de la familia. El aumento continuo del n¨²mero de parados es una barrera dif¨ªcil de saltar para las mujeres, que se ven abocadas, casi sin remedio, hacia la econom¨ªa sumergida.
Simult¨¢neamente a esto se ha producido la incorporaci¨®n masiva de la mujer a los estudios universitarios, lo que ha originado que no se pueda hablar de la poblaci¨®n femenina trabajadora como un grupo homog¨¦neo y uniformado.
Dos grupos
Se encuentra m¨¢s bien dividido en dos grupos, considerando por un lado a las que ejercen una actividad subsidiaria y temporal y, por otro, a aquellas que poseen una preparaci¨®n profesional, que les permite acceder a puestos de trabajo m¨¢s cualificados. Cada uno de estos grupos tiene un comportamiento laboral claramente diferenciado, constat¨¢ndose, adem¨¢s, que la poblaci¨®n activa femenina tiene hoy mayor nivel educativo que los hombres.Seg¨²n recoge Regina Rodr¨ªguez en un estudio publicado en el ¨²ltimo n¨²mero de la revista Mujeres, el grupo de las mujeres m¨¢s cualificadas tiene mayor estabilidad en su trabajo y es el que m¨¢s crece, aunque sigue siendo minoritario, estim¨¢ndose en el 10% de la poblaci¨®n femenina ocupada.
Entre las mujeres sin preparaci¨®n pueden distinguirse tambi¨¦n dos grupos muy diferenciados. Un 28% de las mujeres trabajadoras tiene una edad relativamente alta y trabaja, en la mayor¨ªa de los casos, como ayuda familiar en sectores como agricultura, comercio y hosteler¨ªa. Un grupo mucho m¨¢s amplio, formado por casi el 50% de la poblaci¨®n femenina ocupada, tiene tambi¨¦n trabajos con una baja preparaci¨®n profesional, como servicios, industrias textiles y de confecci¨®n. Pero, a diferencia del anterior, en ¨¦ste hay mayoritariamente mujeres j¨®venes que abandonan el mercado de trabajo si consiguen una situaci¨®n socioecon¨®mica estable con otros medios, como puede ser el matrimonio.
En cambio, las mujeres con mayor cualificaci¨®n profesional son las que en menos proporci¨®n abandonan su puesto de trabajo por matrimonio y maternidad, registr¨¢ndose mayor continuidad y estabilidad. En ellas es donde m¨¢s claramente se refleja la discriminaci¨®n a la hora de acceder a un empleo. Seg¨²n la encuesta de poblaci¨®n activa de 1982, 1983 y 1984, las mujeres menores de 25 a?os se enfrentan al mercado de trabajo con niveles educativos m¨¢s altos que los varones de su misma edad. A pesar de ello, su tasa de desempleo es superior, especialmente en las que buscan su primer empleo. La situaci¨®n resulta m¨¢s dram¨¢tica si se compara a la mujer espa?ola con la de los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea.
En general se considera que la mujer acude muy joven al trabajo, se retira al tener el primer hijo y vuelve a buscar empleo cuando los ni?os est¨¢n criados. Pero los resultados de la encuesta obligan a modificar esta creencia.
Cada vez son menos las mujeres que abandonan su puesto de trabajo por la maternidad y m¨¢s las que se ven obligadas a hacerlo ante la modernizaci¨®n de sus industrias y la falta de un programa que las permita adecuarse a las nuevas tecnolog¨ªas. As¨ª, tan s¨®lo el 22% de las trabajadoras por cuenta ajena se ha promocionado en su trabajo, mientras que un 67% no ha. recibido nunca preparaci¨®n profesional, ni a cargo de la empresa ni de otra entidad.
Telefonistas
Un reflejo de esto es la situaci¨®n de 230 telefonistas que llevan tres a?os intentando reincorporarse a su antiguo puesto, pero no han podido hacerlo por no existir ya plazas de su categor¨ªa. El conflicto, en definitiva, se ha planteado como herencia de una legislaci¨®n discriminatoria y caduca. En ¨¦l se reflejan claramente las contradicciones que se dan hoy d¨ªa entre una ley, ya igualitaria, y la realidad.El grupo m¨¢s numeroso de estas 230 telefonistas se vio obligado a abandonar su trabajo al casarse, seg¨²n la legislaci¨®n franquista, y otro grupo pidi¨® la excedencia voluntaria.
El conflicto est¨¢ en estos momentos en un callej¨®n sin salida. Por un lado han ganado los pleitos, planteados al amparo de la Constituci¨®n, y Telef¨®nica reconoce su derecho a reingresar. Pero dice que, a pesar de la buena voluntad de la empresa, no es posible esto, ya que la reconversi¨®n del sector elimina muchas plazas de telefonistas.
El 12,3% de las mujeres ocupadas no recibe ning¨²n tipo de retribuci¨®n al trabajar como ayudas familiares. Del resto de trabajadoras -por cuenta ajena y aut¨®nomas-, el 26% gana menos del salario m¨ªnimo interprofesional, y s¨®lo un 2% percibe un salario mensual por encima de las 100.000 pesetas.
Por orden de importancia, las encuestadas eligieron en primer lugar abogada, como s¨ªmbolo de profesi¨®n cualificada, seguida de maestra y secretaria. Poseer un negocio, como una peluquer¨ªa, se sit¨²a en cuarto lugar, seguido de llama de casa". La profesi¨®n con menor prestigio social es camarera de un restaurante.
Debido a la crisis econ¨®mica, la mayor¨ªa de las mujeres no quieren abandonar el empleo que tienen, por miedo quiz¨¢ a no encontrar otro, y as¨ª la antig¨¹edad media en el trabajo actual es de 8,6 a?os. La vida laboral media se sit¨²a en 12,2 a?os. El 65% no ha cambiado nunca de empleo. El promedio ha tenido 2,6 empleos y un 3,2% lo abandon¨® al casarse, tener un hijo o cerrar la empresa, pero despu¨¦s han vuelto a trabajar.
Las encuestadas que han abandonado su empleo definitivamente lo han hecho hace casi 11 a?os como media. La mayor parte de las paradas, el 60%, busca su primer empleo. La tasa de paro en la poblaci¨®n activa femenina, seg¨²n la encuesta, es de 29,5% y el tiempo medio de b¨²squeda de empleo supera a los dos a?os, exactamente 26 meses y medio.
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