Haendel y Nella Anfuso, juntos en Valencia
Cuando la emoci¨®n se al¨ªa con la musicolog¨ªa, el concierto es a la vez deleite y provecho, sabor y saber. Nella Anfuso, con su c¨¢lida voz e inteligente disciplina, florentinas, hace as¨ª de su repertorio barroco italiano un gozo aleccionador y una lecci¨®n gozosa. En las ariette de B¨¢rbara Strozzi, publicadas en Venecia en 1651, Nella reanima con novedad primaveral el estilo de m¨²sica legado a Occidente por el genio moderno de Monteverdi: es un canto ins¨®lito para auditorios educados en la fluidez de las curvas rom¨¢nticas, un canto tallado y caleidosc¨®pico, de brillos peque?os y fugaces, entrecortado como el aliento verbal que lo inspira.Para esa primitiva m¨²sica dram¨¢tico-vocal, la versatilidad de las palabras es un imperativo que obliga: s¨®lo si la palabra se detiene y una de sus s¨ªlabas se estira, est¨¢ permitido eso que llamamos vuelo l¨ªrico de la melod¨ªa. La m¨²sica se ci?e de buen grado y renuncia a su vuelo para caminar o, como mucho, para trotar al trotecillo de las palabras, de suyo ¨¢tolondradas. Gitilio Caccini y Iacopo Peri, contertulios de la Camerata Bardi en Florencia, son patrones de ese estilo que Nella Anfuso encarna con maestr¨ªa.
Obras de diversos autores
G. F. Haendel: 'Lungi n`and¨° Fileno' (cantata para soprano y continuo). G. Caccini. Se ridete gioiose'(madrigal). I. Peri: 'Tutto di piango'(madrigal). G. Caccini: 'Io che dal ciel' (madrigal). G. F. Haendel: 'Manca pur quanto sai' (cantata para soprano y continuo). B. Strozzi: 'Dimmi, ah dimmi dove sei?' (aria), Spesso per entro al petto' (aria). Int¨¦rpretes: Nella Anfuso (soprano), James Gray (clave). Centro Cultural de la Caja de Ahorros de Valencia, 6 de marzo.
La lectura de Haendel -la cosecha- desde la Camerata -la siembra-, fascinante por otra parte, provee al menos dos claves histor¨ªogr¨¢ficas de evidente inter¨¦s. En primer lugar, Haendel se aparece como posmoderno en relaci¨®n con Monteverdi, moderno -el alem¨¢n Haendel italiartiza, por cierto, con un descaro sin precedentes-. En segundo lugar, se observa c¨®mo Haendel ha recuperado para la historia futura inmediata la profec¨ªa monteverdiana de una m¨²sica de expresi¨®n, exasperada incluso, profec¨ªa sepultada por los lujos decorativos de los barrocos medio y tard¨ªo. Con la Anfuso, Haendel, de puro antiguo, suena, m¨¢s que moderno, posmoderno: paradigina para los aires que corren. La neutralidad biensonante del continuo servida por Gray recordaba al auditorio que, despu¨¦s de todo, era barroca la m¨²sica que sonaba.
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